Atrás Pueblos para descubrir el mundo de los hórreos en Asturias
Pueblos para descubrir el mundo de los hórreos en Asturias
Los hórreos y paneras son presencias constantes en el paisaje de Asturias, y constituyen una de las esencias del alma de esta tierra.
Los hórreos son presencias constantes en el paisaje de Asturias. Hasta tal punto es así que una aldea sin hórreos es como un jardín sin flores. Forman parte de la vida cotidiana de las casas de pueblo, y refuerzan la memoria colectiva, esa que nos transmite que sin estas despensas aéreas, de corte palafítico, y magníficamente pensadas y ventiladas, tal vez nuestras vidas, y las de resto de la especie humana hubieran sido muy diferentes.
Las presencias en forma de hórreos y paneras son, por tanto, desde tiempo inmemorial, un componente esencial del alma de Asturias. Y precisamente como tales representan mucho más que unas llamativas despensas rurales, utilizadas principalmente para mantener las cosechas y los alimentos protegidos de la humedad y de los roedores, y de esta forma consérvalos en perfecto estado para su consumo. Representan una forma de vida, una cultura, una estrategia de supervivencia y progreso, y en definitiva, una cosmovisión singular y única.
Sus rotundas formas muestran diferentes ingenios constructivos, dignos de la que fue una poderosa y arraigada inteligencia colectiva. Y también ponen de manifiesto las inquietudes artísticas de los autores y propietarios que, a menudo, realizaban tallas y grabados que hoy despiertan nuestra admiración y curiosidad. Sin olvidar la pericia en el domino de la madera y la piedra, tanto para el cálculo de la estructura, como para ubicar en el sitio preciso cada pieza.
Varios son los estilos que existen y conviven en Asturias a la hora de concebir los hórreos, y muchos son los pueblos en los que podrás contemplarlos.
Un recorrido por ellos es un gran itinerario histórico, cultural y etnográfico, y por supuesto un fascinante viaje a la Asturias más rural y auténtica.
Pueblos que son la puerta de bellas rutas, el lugar de nacimiento de héroes o de reinas medievales. Pueblos que han seducido a propios y foráneos, y que han protagonizado inolvidables campañas de marketing. Pueblos Ejemplares de Asturias, pueblos donde se respira la magia y la mitología, donde resuena la leyenda, pueblos en preciosos valles y al pie de las montañas, pueblos que han seducido al mismísimo Imperio Romano, y todos con el denominador común de conservar ese enigmático y gran invento que son los hórreos asturianos.
¡Así que comenzamos aquí un camino por diferentes pueblos, ideales para descubrir la belleza de los hórreos y su entorno, y el devenir de la Historia!
Barcia: casi un centenar de ‘despensas’ aéreas
El pueblo costero de Barcia y Leiján, en Valdés, muy próximo a la capital de este concejo, Ḷḷuarca, muestra orgulloso su gran reserva etnográfica y cultural. En Barcia hay un total de 83 hórreos, 15 paneras y un cabazo, es decir, que entre todos suman 99 ‘depensas’ aéreas.
Así que Barcia es un lugar más que excelente para disfrutar con la cantidad y la calidad de la arquitectura tradicional.
Los hórreos que contemplarás en Barcia son los típicos del occidente de Asturias, que se caracterizan por sus tejados de pizarra negra, y también podrás ver algún cabazo, también propio de esta zona, y que seguro te resultará un elemento exótico, diferente.
Y cuando estés en este pueblo no puedes irte sin conocer su playa de Los molinos, de gran belleza y en donde verás cascadas, un fenómeno bastante infrecuente en la costa asturiana.
Por si todo esto fuera poco, en Barcia está el único cementerio musulmán del norte de España, datado en el año 1936, y cuya creación está vinculada a la Guerra Civil española.
Así pues, está claro que Barcia aúna tipismo, colorismo y un punto de exotismo.
Güeñu/Bueño, el Pueblo Ejemplar que hizo del hórreo su bandera
Güeñu/Bueño, en Ribera de Arriba, es un sitio ideal para conocer el mundo de los hórreos. Y es que este pueblo, que recibió el galardón de Pueblo Ejemplar de Asturias que otorga la Fundación Princesa de Asturias en el año 2012, conserva 47 ejemplos de hórreo asturiano.
Así que en un paseo por Güeñu/Bueño tu retina se detendrá casi constantemente en las escenas rurales que componen los hórreos.
En Güeñu/Bueño te aproximarás al encanto y los secretos de la Asturias rural, y será imprescindible una visita al Centro de Interpretación del Hórreo, donde de una forma muy didáctica y amena, mediante paneles y maquetas, descubrirás los orígenes de los hórreos en Asturias, su diferente tipología y sus características. Además podrás ver la simulación del interior de un antiguo hórreo, decorado con alimentos y objetos que tradicionalmente se guardaban allí.
Güeñu/Bueño representa la concentración de hórreos más notable y cercana a la capital de Asturias, Oviedo/Uviéu, y es un pueblo que ha sabido hacer de las tradiciones y los hórreos, su auténtico motor y bandera.
Espinaréu, con un hórreo en cada rincón
El pueblo de Espinaréu, en Piloña, se podría llamar el de los rincones mágicos, porque en un paseo por esta aldea descubrirás un hórreo en cada rincón, en cada esquina.
Y es que Espinaréu atesora casi una treintena de hórreos, la mayoría en buen estado de conservación y en uso.
En tu visita también podrás descubrir la magnífica gastronomía de la zona, con la opción de degustarla bajo uno de estos hórreos, porque alguna casa de comidas hay que te la sirve allí, y es una experiencia más que recomendable.
Como también lo es el darte un chapuzón o mojar los pies en las aguas del río Espinaréu, que pone una nota bucólica a esta ya de por sí encantadora aldea.
Espinaréu, puerta de la ruta al pico Vizcares – el más alto de Piloña -, y a la idílica poza fluvial de la Pesanca, te hará vibrar con su potencia etnográfica y tradicional.
Sietes o los hórreos más virales
Sietes, en Villaviciosa, llama la atención por muchas razones. La primera por su nombre sonoro y numérico, como mágico, que motivó que hace poco más de una década, una conocida multinacional de la informática pusiese el foco para su campaña de marketing de entonces en esta serena aldea.
Y fue así como Sietes, su paisanaje y sus hórreos se convirtieron en virales y mediáticos.
Esta tranquila aldea posee además uno de los mejores ejemplos de arquitectura religiosa renacentista de toda Asturias: su iglesia de San Emeterio, que luce espléndida hoy en día, y que añade a su propia belleza, la de los hórreos del entorno, generando un sugerente contraste.
Hórreos y más hórreos (hasta casi la treintena) se agolpan en las caleyas de sietes, bien conservados y en uso, con su leña guarecida y algún que otro carro del país. Una atmósfera de autenticidad donde parecen haberse parado un rato las agujas del reloj.
Y una nota curiosa: en pocos pueblos te encontrarás un camino que pasa por debajo del hórreo… ¡Pues en Sietes existe y la escena es única!
Pen: una gran panera y el encanto de la mitología
Pen, en Amieva, es uno de esos pueblos con duende. Así que no es casual que sea el principio o el final de la famosa Ruta del Beyu Pen, también conocida como el Encanto de la mitología, ideal para disfrutar de la naturaleza y para tomar contacto con las historias y personajes de esa parte de la cultura asturiana que se relaciona con la magia y los entornos metafísicos.
Pero además, un paseo por Pen te descubrirá que se trata de una aldea muy bien conservada y respetuosa con la arquitectura tradicional, donde destacan algunas viviendas como la Casa Peri, casona del siglo XVII, que tiene su origen en una torre de vigilancia bajomedieval.
Y otro hallazgo excepcional es la casa Fondón, con su corredor tallado artísticamente ¡y con una panera de 15 pegollos!, que dicen los entendidos fue la resultante de la unión de dos hórreos, y está considerada una de las más grandes de Asturias.
Eso sí, no puedes irte de Pen sin visitar la capilla de San Roque, sin admirar sus muchos hórreos y sin disfrutar de las espléndidas vistas a los Picos de Europa que hay desde algunos de sus rincones, perfectos para sentarse y dejar volar la mirada y la imaginación…
Tuña, el Pueblo Ejemplar donde nació el general Riego
Imagínate un pueblo soleado, tranquilo, en el fondo de un valle por el que transcurre el río que le da nombre.
Imagínate uno de los pueblos que reúne más arquitectura señorial y nobiliaria de toda Asturias: has llegado a Tuña, en el concejo de Tineo.
Y entre palacios, torres y casas solariegas, aparecen sus hórreos, poderosos, con la historia escrita en sus maderas. Los hay por todo el pueblo, omnipresentes.
Como omnipresente está la figura del general Rafael del Riego, uno de las personalidades más destacadas del siglo XIX español, y un precursor de las libertades constitucionales.
El general tinetense tiene su busto en la plaza que lleva su nombre, y donde se ubica la iglesia del pueblo. Además, su casa natal está muy bien conservada y es un placer contemplarla, así como ver los murales que hay en la zona alusivos a esta excelsa figura.
Además, Tuña, que fue Pueblo Ejemplar de Asturias en el año 2000, exhibe con orgullo su monumento al Chosco, ese embutido propio de esta tierra y único en el mundo.
Como también exhibe su pasado romano, cuando el Imperio transportaba las reservas de oro extraídas del occidente de Asturias por el puente de Tuña…
Peḷḷuno: los hórreos y la leyenda de una reina
Peḷḷuno, en Aller, se descuelga dulcemente por una sueva ladera, como si quisiera caminar lenta y sosegadamente al fondo del valle. Y mientras, muy cerca, montañas altas, y grandes paredes calizas, ideales para la escalada.
Esta aldea allerana es tan natural, que no es casualidad que sea una de las puertas para el ascenso a Peña Mea, famosa por su gran “güeyu” tallado en la roca (una impresionante oquedad en media de la mole rocosa).
Precisamente por su lealtad a las tradiciones y al pasado, Peḷḷuno conserva magníficos ejemplos de arquitectura tradicional, entre ellos un buen número de hórreos.
Así que muchas sorpresas te aguardan en este pueblo, porque además pocos lugares en Asturias pueden atribuirse ser la cuna de una reina.
Y es que la Historia cuenta que Urraca, “la asturiana”, hija ilegítima de Alfonso VII y Doña Gontrodo, fue reina consorte de Navarra, y tras enviudar, reina de Asturias, y resulta que su nacimiento está vinculado a Peḷḷuno, y aún es posible ver allí, en Vegapalacio, los restos del palacio en el que Alfonso VII se enamoró de Doña Gontrodo, madre de la futura reina de Asturias.
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