El templo tiene su origen en el románico, previsiblemente en el siglo XIII, aunque fue reconstruido y engrandecido sucesivamente: la portada de ingreso en el siglo XV, una capilla lateral en el XVII, y la del lado opuesto en el XIX.
El templo es de una sola nave con capillas laterales. Al exterior presenta planta cuadrada, de la que sobresale el ábside.
Los muros son de mampostería de pizarra revocada, con sillares en esquinas y vanos. La cubierta es de pizarra con espadaña de dos vanos.
El templo conserva varias obras barrocas del XVIII: un Crucificado de talla muy popular, tres retablos y varias imágenes.
