Naturaleza en Asturias. Qué ver y qué hacer. #ParaísoNatural
Naturaleza. Explora el Paraíso
Si de algo están orgullosos los asturianos es de su naturaleza: sus misteriosos bosques, su litoral a salvo de la vorágine inmobiliaria, sus ríos salmoneros y las montañas escarpadas, ideales para los amantes de la escalada y el senderismo. Ese orgullo se traduce en una magnífica conservación que ha permitido proteger con diferentes figuras nacionales e internacionales más de un tercio del territorio y exhibir la costa mejor preservada de España.
Entender esa pasión por la naturaleza solo es posible si se experimenta. Para adentrarse en ella es imprescindible meter en la maleta la ropa y el calzado apropiado.
La exploración comienza por las 7 Reservas de la Biosfera declaradas por la UNESCO en el Principado de Asturias.
Miradores del Fitu (Parres), Pozo de la Oración (Cabrales), Cabo Busto y Ermita de la Regalina (Valdés) y Puerto del Connio (Cangas del Narcea).
Lagos de Covadonga, Parque Nacional de los Picos de Europa.
Tras la huella del oso, venado y lobo: Montaña Central y los Parques Naturales de Las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, Las Ubiñas-La Mesa, Somiedo y Redes.
Por los bosques asturianos, robledales y hayedos: Munieḷḷos y Peloño.
Los estuarios del Eo y Villaviciosa.
Rutas por las Cascadas de Oneta (Villayón), Seimeira (Santa Eulalia de Oscos), Cioyo (Castropol) y Xúrbeo (Aller).
Entre reservas, parques, paisajes protegidos y monumentos naturales suma 54 espacios que se distinguen por su paisaje, su geología o botánica.
Picos de Europa fue el primer Parque Nacional de España, protegido desde 1918. En su corazón emerge el Picu Urriellu, un auténtico imán para los escaladores, y se abren los Lagos de Covadonga. Las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias es un Parque Natural con una fauna totémica, entre la que destacan el oso y el urogallo y donde es posible conocer la Reserva Natural Integral del Bosque de Munieḷḷos y la Reserva Natural Parcial de Cueto de Arbas.
Lago del Valle (Somiedo).
El oso extiende su hábitat hasta Somiedo, que además de Reserva de la Biosfera se convirtió en el primer Parque Natural de Asturias (1988). Su lago El Valle es el demayor tamaño de la región y sus brañas (zonas de pastoreo en alta montaña) están salpicadas de teitos (cabañas de techumbre vegetal). Las Ubiñas-La Mesa contiene el segundo sistema montañoso más grande de la región, el macizo de Peña Ubiña, y está repleto de monumentos naturales, como Cueva Huerta, albergue de una importante colonia hibernante de murciélagos de cueva, o los puertos de Marabio, con su peculiar complejo kárstico. Redes es refugio de todas las especies propias del norte, del oso al urogallo o el lobo. Su orografía compleja, también reconocida como Parque Natural, combina con una espectacular belleza montañas, valles y desfiladeros calizos, que se pueden descubrir en la senda del Alba o en Los Arrudos.
A Seimeira (Santa Eulalia de Oscos).
Zambúllete en un bosque mágico
Solo 20 personas al día pueden disfrutar de la experiencia de recorrer el Bosque de Munieḷḷos, el mayor robledal de España y uno de los mejor conservados de Europa. Es necesario reservar con suficiente antelación. La ruta está trazada, es circular y tiene una longitud de 20 kilómetros. Es gratuita, pero se puede contratar un servicio de guía de pago. Su duración es de unas siete horas y sortea un desnivel de 600 metros. Es necesario llevar ropa de montaña adecuada y comida. En el recorrido no existe ningún bar o tienda.
Oso pardo cantábrico.
Al margen de las Reservas de la Biosfera, Asturias cuenta con 6 reservas naturales parciales, 39 monumentos naturales y 2 paisajes protegidos.
Sigue las huellas de la fauna
En este seductor escenario, sobreviven algunos animales únicos, como el Oso Pardo Cantábrico, una especie en vías de recuperación. La Senda del Oso es una vía verde ideal para el senderismo y el cicloturismo. Dispone de bicicletas de alquiler. En uno de sus márgenes se encuentra el cercado osero de Proaza, en el que conviven Paca y Molina. La Casa del Lobo, en Belmonte de Miranda, es un centro de interpretación, que rinde homenaje a Félix Rodríguez de la Fuente. Las instalaciones se completan con un paseo guiado y accesible de kilómetro y medio, junto al río Pigüeña hasta un cercado con tres ejemplares ibéricos. Otra experiencia inolvidable es escuchar la emocionante berrea de los venados, en el tránsito entre el verano y el otoño, pertrechado en algún valle que amplifica la llamada. O participar, en plena Sierra del Sueve, en la fiesta del Asturcón, uno de los caballos más antiguos y puros del mundo, de pequeño tamaño y robusta estructura. El centro Las Montañas del Quebrantahuesos, en Benia, es un espacio que fomenta el estudio y el interés por las ciencias naturales, además de promover experiencias de conservación y desarrollo sostenible.
Asturcones.
Oscos-Eo es la mayor Reserva de la Biosfera de la UNESCO. Marca este territorio, de principio a fin, el eje fluvial del río Eo, espacio privilegiado para realizar activida-des como la observación de aves.
Otras figuras internacionales reconocibles son la Red Natura 2000 de la Unión Europea y los Lugares de Importancia Comunitaria (LIC). Siguiendo su rastro, se puede descubrir las sierras del Sueve o del Cuera, las cascadas de Oneta, las hoces del Esva, la cueva de Deboyo, el bufón de Santiuste, la ría de Villaviciosa, el pico Caldoveiro, el tejo de Pastur o Barayo. El Parque Natural de Ponga se estructura en desfiladeros como los de Ponga o los Beyos e integra la Reserva Natural Parcial de Peloño.
El senderismo es posiblemente el mejor medio para admirar esos exuberantes rincones.
Asturias dispone de rutas al alcance de todas las formas físicas y todos los gustos y para aquellos que solo pretenden organizar una pequeña incursión. Tampoco es necesario aparcar el coche. La intrincada red de carreteras regionales permite combinar visitas y programar excursiones inolvidables. Pedalear a través de las vías verdes señalizadas y bien conservadas o recorrer alguno de los caminos que seguían los gigantescos dinosaurios, usando como pista sus icnitas labradas sobre la piedra, son otras opciones. Hay experiencias temáticas al gusto del viajero, según la época del año. El turismo de avistamiento ha abierto una nueva puerta a las experiencias: integrarse en una ruta ornitológica, seguir el rastro del oso, catar la naturaleza en excursiones de recogida de plantas que se usan en talleres de cocina o recorrer las majadas de pastores con la vista puesta en el cielo para atisbar el vuelo de los quebrantahuesos reintroducidos en Picos de Europa. Así se experimenta en carne propia la pasión por la naturaleza.