Atrás 10 pueblos de cuento en Asturias - Parte III

2019-08-30 09:40:00.000

Asturias es una tierra de cuento, y como tal, posee infinidad de lugares y pueblos que son increíbles, como sacados de una narración fantástica. Los hay al pie de las montañas, en medio de bosques milenarios, en la misma ribera de históricos ríos, en la costa, con espléndidas vistas panorámicas, e incluso algunos son parada ineludible en rutas naturales y culturales.

Son sitios que nos hablan, auténticos pueblos de cuento que son autores de tantas y tantas historias, que nos dejan como flotando en el limbo de la imaginación.

 

 

Paisajes diseñados para el silencio y el bullicio, para la alegría y la melancolía, para el ejercicio y el descanso, para el sueño y la vigilia. Escenarios oníricos e irrepetibles, que nos hacen sentir protagonistas de un argumento irrefutable: ser inmensamente felices en nuestro destino.

Así que para que recorras estos senderos de sueños e ilusiones te sugerimos que sigas con atención la III parte de ¡10 pueblos de cuento en Asturias!

Peñerúes: un torreón y un embalse

 

Peñerúes, en Morcín, conserva uno de los torreones más característicos y famosos de toda la Asturias medieval. Aunque actualmente se encuentra en ruinas, su silueta, rota por el paso del tiempo y los avatares, y proyectada sobre el cielo en lo alto de una colina, adquiere una fuerza y matices especiales.

Torreón de Peñerúes (Morcín) ©Juan de Tury

Sin duda, el torreón de Peñerúes aporta un plus de valor histórico y paisajístico a este pueblo, que ha visto transcurrir el devenir, desde la serenidad que da la espiral incontenible del tiempo. De origen romano, fue reformado en plena Alta Edad Media por el rey Ordoño I. Pero sea como fuere, hoy el torreón nos recuerda de dónde venimos y es un testimonio en piedra de la resiliencia de un pueblo.

Además, Peñerúes se asoma con firmeza al embalse de los Alfilorios, uno de los más notables del centro de Asturias, que abastece de agua a la capital asturiana, Oviedo/Uviéu, y a sus alrededores. En el entorno del embalse, existe un mirador desde el que se contempla el Monsacro, una montaña estrechamente vinculada a la historia del reino de Asturias y de la cristiandad.

Así que Peñerúes destila historia y sosiego por los cuatro costados.

 

Aballe, a la orilla de un río mítico

 

Aballe se extiende en una dulce llanura a la orilla del río Sella. Muy cerca de la ciudad de Cangues D'Onís/Cangas de Onís, y perteneciente al concejo de Parres, este pueblo luce con orgullo su distinción de Pueblo ejemplar del municipio en el año 2013.

Y es que Aballe es la quietud. Con sus casas engalanas de flores, y sus antojanas repletas de hórreos y paneras, Aballe es un remanso de paz, acrecentado si cabe por el rumor del Sella, que fluye discreto y lento por su ribera.

Aballe (Parres) ©Mampiris

Los pitos de caleya campan a sus anchas, felices en medio del intenso verdor, y las vacas hacen lo propio. Y en medio de toda esta escenografía tan rural, la iglesia de Aballe se alza, humilde y al mismo tiempo poderosa, siendo la antesala de una pequeña y exquisita playa fluvial que dibuja el Sella a su paso por el pueblo.

Veneros, el reino de la madera

 

Si soñaras con un reino de la madera, ése sería probablemente Caso, uno de los concejos que conforman, junto con Sobrescobio, el Parque Natural de Redes.

Caso tiene una historia humana y paisajística muy vinculada a la creación de ingenios de madera, y para muestra basta un botón: el pueblo de Veneros, donde se ubica precisamente el Museo de la Madera.

Veneros (Caso) ©Mampiris

Una sosegada vuelta por Veneros te descubre hórreos y paneras, lugares para sentarse relajadamente y conversar, y de paso, contemplar el paisaje frondoso que genera el río más largo y caudaloso de Asturias: el Nalón, que discurre en las proximidades de este pueblo.

Veneros es una aldea donde la artesanía ha sido media vida. Cuna de madreñeros, el propio museo recoge la memoria de esta actividad, que fue casi incesante tiempo atrás.

Niembru, al pie de una ría maravillosa

 

La aldea de Niembru, en Llanes, te ofrece una de las estampas más admiradas y fotografiadas de todos los paisajes asturianos: la de su iglesia y cementerio, al pie de su ría.

Y es que la ría y puerto de Niembru forman una de las más bellas y sorprendentes ensenadas de todo el Cantábrico. A marea baja, se convierte en un gran arenal, y a marea llena, en una auténtica piscina de agua salada, ideal para la práctica de todo tipo de deportes náuticos.

Ría y puerto de Niembru (Llanes) ©Juanjo Arrojo

Mientras tanto, el pueblo de Niembru se descuelga por la ladera, en actitud contemplativa de un paisaje que jamás cansará tu retina.

El reflejo sobre las aguas del armónico conjunto que componen iglesia y cementerio adquiere tintes líricos, por su serena plasticidad.

Lliberdón: el pueblo y el gaitero

 

Lliberdón es una aldea del concejo de Colunga, famosa en el mundo entero por la historia del gaitero que paseó el nombre del pueblo de su esposa por medio mundo.

Y es que el afamado músico, Ramón García Tuero, natural de Villaviciosa, se vinculó para siempre a Lliberdón al casarse con María Carabela. Precisamente aquí existe un Centro de Interpretación sobre su historia, dado que se trata de una de las más destacadas figuras de la música asturiana de finales del siglo XIX y principios del XX, que llevó por todo el mundo las tradiciones y la cultura de su tierra, actuando ante las personalidades más destacadas de su tiempo.

Lliberdón (Colunga) ©Jesús Alfaro

Además, una parada en Lliberdón te descubrirá casas palaciegas e indianas, “chigres” que destilan antigüedad, historias de mina y de monte, y una plaza de la iglesia que es una belleza. Y por supuesto, si vas en agosto, no puedes perderte sus fiestas de San Roque, donde se celebra un desfile de carros del país engalanados, que es único en Asturias.

Navelgas: la meca del bateo de oro

 

Existe una aldea en el inmenso concejo de Tineo llamada Navelgas, que hoy en día es una de las referencias mundiales del bateo de oro (extracción de oro de un caudal de agua mediante el uso de una batea).

Navelgas (Tineo) ©Jesús Alfaro

El origen de la vinculación de Navelgas al oro se remonta a la historia del Imperio Romano, que extrajo gran cantidad de este preciado metal del occidente de Asturias.

Navelgas conserva toda la memoria de aquella aventura fascinante, y no solo es la puerta de la Ruta del Oro, sino que posee un coqueto museo – a pie de río - dedicado a esta curiosa historia, donde además se realizan actividades de bateo.

Cada verano, este pueblo se convierte en la capital del bateo de oro. Pero en cualquier época del año merece la pena que visites Navelgas, por su animado ambiente, y porque su parte más histórica es un testimonio vivo de cómo eran los pueblos del occidente de Asturias hace siglos.

Coya, el origen del piragüismo español

 

Esta aldea del concejo de Piloña es un lugar que te resultará especialmente apacible e idílico. Y es que Coya parece nacida para el solaz y el descanso. Así que no es casualidad que haya sido y sea un pueblo lleno de veraneantes en la temporada estival.

Coya (Piloña) ©Mampiris

Bajo el influjo del río Piloña, que pasa por allí, y allí forma alguno de sus más emblemáticos pozos como el Rabión, Coya es muy piragüera y esto tampoco es casualidad.

Aquí pasó todos los veranos de su infancia y juventud Dionisio de la Huerta, el fundador del Descenso Internacional del Sella o Fiesta de las Piragüas, y fue aquí donde encontró la inspiración para hacer los primeros descensos del Piloña y el Sella en piragua.

Hoy en día podrás contemplar desde el exterior la que fuera casa familiar de Dionisio de la Huerta, La Huertona, de inspiración indiana, como otras que hay en el pueblo.
Asimismo, un lugar muy agradable es el de la iglesia parroquial, con sus vistas y sus árboles centenarios.

San Cristobo, con el silencio por bandera

 

A pocos kilómetros de Villanueva de Oscos, se encuentra la aldea de San Cristobo. Por su aspecto parece sacada de una fotografía antigua. Es como si las vibraciones del tiempo se hubiesen detenido, y todo en San Cristobo respirase un aire de época, como una especie de decorado cinematográfico elaborado con mimo y mucho tiento.

Prendido en una loma, San Cristobo - que forma parte de la Ruta del Silencio -, es un gran mirador sobre un valle poblado de densa foresta autóctona. Un bosque en el que te adentras y encuentras pequeños ríos, saltos de agua y cascadas, como si del hogar de una familia de xanas, trasgos, busgosos y nuberos se tratase.

San Cristobo (Villanueva de Oscos) ©Alejandro Badía

En San Cristobo todo es quietud y silencio, es una especie de metáfora del olvido tallada en piedra y pizarra negra… Ese silencio solo lo rompes tú con tu presencia y entusiasmo por un paraje tan singular…

Serandías, bajo los efluvios del río Navia

 

El pueblo de Serandías, en Boal, es un gran balcón al río Navia, del que bebe sus efluvios constantemente. Por eso, no es de extrañar que sea esta aldea boalense pionera en el desarrollo del turismo activo fluvial en el occidente de Asturias, gracias a los descensos y aventuras en canoa por este emblemático río.

Serandías (Boal) ©Pablo López

Serandías es uno de esos lugares que te encandilan no solo por su tranquilidad sino también por su autenticidad. Casas tradicionales con sus tejados de pizarra negra, praderías, ganado, o la imponente torre de la iglesia recortándose en las tardes soleadas sobre el serpentear del Navia y sus riberas, te darán una idea de la esencia del occidente de Asturias.

Así es Serandinas: una mezcla de pueblo fluvial y de montaña en el corazón del Parque Histórico del Navia.

Mual, la puerta de Muniellos

 

Mual, en Cangas del Narcea, se alarga en un angosto y frondoso valle, rodeado de bosques que sentirás infinitos. La panorámica de este pueblo singular resulta especialmente llamativa desde el Pico La Chalga o desde el mirador de Montecín, dos puntos estratégicos para conocer también el recorrido de la famosa carrera de montaña “Puerta de Muniellos”, que se celebra allí desde hace más de un lustro y que ha puesto en el mapa natural, cultural y deportivo a esta aldea y a su comunidad vecinal.

Mual (Cangas del Narcea) ©Juanjo Arrojo

No en vano, Mual fue Pueblo Ejemplar de Asturias en 2018, por representar los valores de convivencia y de respeto a la naturaleza que lo hacen merecedor de tal galardón.

En Mual no solo sus gentes son agradables, el entorno también: el camino que conduce hasta el bosque de Muniellos y su centro de interpretación, el río y sus pozas ideales para un baño, o los imponentes cortinos construidos para proteger los panales de las abejas de los impulsos golosos de los osos…

En definitiva, todo en Mual invita a la inmersión serena en una naturaleza indómita.

 

¡Recorre estos 10 pueblos de cuento en Asturias y viaja sin cesar por senderos de sueños e ilusiones! ¡Y si te ha gustado este post, compártelo en tu Facebook!

 

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