Atrás Cangas del Narcea, desde mi sillín

2017-03-03 08:00:00.000

Luis Pasamontes

La bicicleta forma parte de mi vida desde que tengo uso de razón. Antes era mi herramienta de trabajo y ahora disfruto sobre ella de otra manera. Suelo comentar, de manera cómica pero cierta, que antes como profesional no tenía demasiado tiempo para levantar la cabeza de mi manillar y ver los lugares tan maravillosos por los que transitaba. Durante los entrenamientos pendiente siempre de los datos del potenciómetro (aparato que sirve para saber la fuerza que desarrollas por pedalada). Durante la competición demasiado atento a la rueda que me precedía o de los ataques de los rivales. Ahora observo fotos de hemeroteca y descubro lo que me rodeaba en muchos momentos y que no apreciaba. Sigo pedaleando, debo mucho a la bici, no puedo ni quiero abandonarla. Ahora no tengo reparo en detenerme, respirar profundo y no por el esfuerzo, observar, escuchar, sentir. La bicicleta tiene algo que la hace única y que consigue que la gente se enganche a ella de una manera que a veces es difícil explicar. Cuándo hablamos de deporte, no tenemos que pensar exclusivamente en ponernos un dorsal o ir a gran velocidad. Deporte es caminar, dar un paseo en bici con la familia, subir escaleras… eso también es tener un estilo saludable de vida. Hoy os invito a subiros a mi bici urbana y descubrir los rincones más bellos del lugar dónde nací. Cangas del Narcea es la capital del concejo con mayor superficie del Principado de Asturias. Dividido en 54 parroquias,  el concejo de Cangas posee un encanto especial que no puedo dejar de mostraros. Hoy lo haré como si de un libro de ruta se tratara, simulando los recorridos detallados de cualquier carrera importante. Nada como una estrofa de canción popular para describir a la perfección la ubicación del lugar de salida y llegada de esta etapa que vamos a vivir juntos.

 

“Al pie de cien montañas que se elevan alrededor, en el medio se encuentra Cangas como un nido de ruiseñor”

 

 

 

La zona urbana y casco histórico alternan terreno llano y calles con grandes pendientes. No tengáis reparo en bajaros de la bici si la cosa se pone muy dura y caminar con ella, como si de vuestra compañera de paseo se tratara. Dos calles principales nos llevan a todos los rincones, Uría y Mayor (peatonal). El monumento al Minero (1984) irrumpe en la primera a la altura del parque. Representa la importancia del carbón en los cangueses  y homenajea a estos valientes trabajadores. Salvando las distancias, podemos compararlos con ciclistas embarrados tras duras jornadas épicas, pero siempre con el riesgo de un descenso vertiginoso. Su autor, José Manuel Félix Magdalena, representó sobre bronce la figura de un picador y un joven paleando.

Monumento al minero en Cangas del Narcea

Si continuamos por la calle Uría, dirección Oviedo/Uviéu, nos encontramos muy cerca el comienzo de la Avenida del Acebo. En esa calle pasé toda mi infancia y ahí sigue viviendo mi madre. Primera rampa del puerto mítico en dónde hombres como Induráin o Chava Jiménez inscribieron su nombre, Santuario L'Acebu. Años después pude subirlo también como ciclista profesional en la Vuelta Ciclista a Asturias y es uno de mis mejores, o el mejor recuerdo de mi carrera deportiva. Seguimos por Uría (sentido Puertu Leitariegos) y giramos a la derecha por Velarde para acceder a la zona de las almenas, situadas en la parte frontal del Ayuntamiento (Palacio de los Condes de Toreno).

Ayuntamiento de Cangas del Narcea

Desde ahí unas excelentes vistas nos acercan a la zona histórica de la villa, con el barrio del Cascarín como testigo.

Vista de Cangas del Narcea desde la plaza del Ayuntamiento

Comienza la calle mayor y nos encontramos plazoletas dónde todos los cangueses comenzamos a practicar nuestros primero juegos, en algún momento de nuestras vidas. Bocacalles que te hacen descender hacia la zona del río o ascender a la parte alta de la villa. En este caso podemos observar las Escaleras de la Fuente, que nos conducen a la calle que lleva ese mismo nombre y que nacen en la plazoleta de la Refierta-Mario Gómez.

Rincón de la villa de Cangas del Narcea

Más adelante la Plaza Rafael Rodriguez, dónde nace la calle Díaz Tirado que nos adentra en el Parque de la Reguerala. En su interior podemos ver un hórreo (construcción típica destinada a guardar alimentos y protegerlos de los animales), además de un busto de Alejandro Casona, nacido en Bisuyu (a 17km de Cangas).

Rincón en la villa de Cangas del Narcea

Llegamos “al cruce” y a la izquierda podemos divisar la Basílica de Santa María Magdalena (1642). Al lado de esta El Palacio de Omaña (siglo XVI), ahora reconvertido en Casa de Cultura, conserva aún su puerta y escudos. Allí nos encontramos a uno de los ciclistas cangueses, D.Higinio González, que corría en la época de Bahamontes y Ocaña. Admiración máxima y respeto tanto a él como a otro compañero de profesión, D. Antonio Menéndez.

Higinio delante del Palacio de los Omaña

Basílica de Santa María Magdalena
 

La Plaza de la Oliva te invita abrir los ojos, llegas a otro de los miradores por excelencia de Cangas. Sus vistas son espectaculares y de gran alcance. El puente colgante (1973) nos traslada al Fuejo, en dónde nos encontramos el Auditorio Municipal.

Puente colgante en Cangas del Narcea

Descendemos al Barrio Nuevo y por los Nogales llegamos al denominado Puente Roto, que nos adentrará en la zona romana de Cangas. Enseguida nos encontramos empedrado, pero que se puede pasar con bici, incluso con rueda fina. De hecho en la marcha cicloturista que se celebra en junio y lleva mi nombre, accedemos a la villa por esta zona. Por momentos y para los amantes del ciclismo, te trasladas a clásicas como Roubaix o Flanders. A la derecha podemos acceder por una empinada cuesta al Cascarín, dónde nació mi madre y pasé gran parte de mi infancia.

Antes nos encontraremos con el comienzo del paseo del vino. Muy recomendable y tranquilo, sin grandes cuestas, que nos llevará hasta el Mercado de Ganado paralelo al río Luiña.

Seguimos por el barrio de Entreambasaguas, un lugar mágico, distinto. La iglesia del Carmen ve como se fusiona el río Narcea con el anteriormente mencionado, justo debajo del Puente Romano (siglo XIII – XIV).

Este nos tiende su mano para poder cruzar ambos por encima, maravilloso.

Vista panorámica de Cangas del Narcea

Quedaros quietos, apoyados en el manillar de vuestra bici y escuchar. El sonido del agua te envuelve y te aleja de cualquier situación de estrés. Continuamos por el puente y nos detenemos en el Prao del Molín. El Monumento al Tirador, nos hace entender que la pólvora es importante en la villa. En ese mismo lugar se colocan las máquinas de voladores para disfrutar cada año de LA DESCARGA. Un espectáculo único en el mundo y que tiene lugar cada 16 de julio. Cuándo la virgen del Carmen llega al centro del Puente Romano, el cielo se inunda de pólvora en su honor. Algo que no se puede explicar escribiendo, debes de ir, debes vivirlo. El prado del Molin también sirve de zona recreativa en los meses más calurosos del año.

Puente Romano en Cangas del Narcea

Salimos de nuevo a la calle Arrastraculos, conocida así por lo empinada que está siempre y resbaladiza en ocasiones, algo que causaba lo que su nombre indica.

Llegamos al Mercado, a la Plaza del Conde Toreno, a la meta de esta etapa urbana. No dejes de probar a hacer parte de este recorrido cuando comience a caer la noche y las farolas sirvan de dinamo para tu bici. Después siéntate en una de las almenas y disfruta de un buen Vino de Calidad de Cangas. Silencio y todo quieto, todo, hasta las ruedas de tu bici.

 

¡Apúntate a un paseo en bici por Cangas del Narcea y compártelo en facebook con tus amigos!

 

Luis Pasamontes
@pasamontesluis

Fotos: Cristina Muñiz y Adrián Garcia.
Agradecimientos: D.Higinio y Taladriz.
 

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