Atrás El cuento de Asturias Paraíso Natural

2020-04-21 10:00:00.000

Había una vez una casa de aldea, muy cálida y acogedora, tanto como las personas que habitaban en ella. Y en medio de la casa, un salón amplio y muy prestoso, con una enorme chimenea que siempre estaba encendida…

Junto a esa chimenea de cuento, sentado tranquilamente en un sillón, un abuelo está concentrado leyendo un libro, con una lamparita que le da luz sobre los textos.

Los protagonistas del cuento, abuelo y niña, en el salón de su casa.

De pronto, como por arte de magia, aparece su nieta, una dulce niña que le tira del brazo y le hace volver al mundo…

- Abuelo, ¿Me cuentas un cuento?.

- El abuelo sonríe con ternura y responde - claro hija.

Entonces, en un gesto de inmenso amor, el abuelo coge en brazos a la niña y la sienta en su regazo, mira a su alrededor y dejando un instante su mirada perdida en el infinito, comienza a narrar esta fascinante historia:

Paisaje de Cabrales con el Picu Urriellu ©Manuel S. Calvo

- Había una vez una tierra muy, muy, muy, pero que muy mágica. Era la tierra a la que soñaban ir todas aquellas personas que no la conocían y a la que deseaban volver todas aquellas que ya la habían visitado alguna vez. Era una tierra completamente verde y hermosa, rebosante de naturaleza, como ninguna otra que puedas imaginar. Esta tierra estaba llena de ríos caudalosos, preciosas cascadas, enormes montañas con cristalinos lagos, y nieves en las cumbres, unas cumbres a las que ascendían los amantes de la aventura ...-

Bosque de Muniellos ©Amar Hernández-Arrontes&Barrera

La pequeña interrumpe de súbito el relato del abuelo y le dice entusiasmada - ¡Abuelo, abuelo, quiero ir contigo a ver esos ríos y esas cascadas! 

El abuelo, con gesto ilusionado, le responde - Iremos mi pequeñina, y te voy a mostrar los seres mitológicos que habitan esos lugares.

- ¿Seres mitológicos?, dice sorprendida la niña.

- Sí, hija sí, seres mitológicos, como las xanas, los trasgos o los cuélebres, entre otros muchos -, le responde el abuelo. 

- Abuelo, ¿Qué es una xana? -, pregunta la pequeña con muchísima curiosidad.

Cueva del Pímpano (Villayón) ©Juanjo Arrojo

- Pues es una especie de hada buena con el pelo muy largo que vive en lugares idílicos de aguas puras y cristalinas, como las cascadas, por ejemplo -, le cuenta el abuelo.

La niña continúa con el interrogatorio mitológico al abuelo - ¿Y los trasgos y los cuélebres? ¿Dónde podemos encontrarlos? 

- Pues mira, los trasgos son duendes juguetones y traviesos que suelen habitar en los bosques, aunque a veces nos dan sorpresas y podemos verlos incluso en los hórreos… -, explica dulcemente el abuelo.

Hórreo ©Arnaud Späni

El abuelo esboza una tierna sonrisa mirando a la niña, que, inquieta, desea saber qué son los hórreos.

- Un hórreo es una especie de casita sobre cuatro patas largas, que se llaman pegollos, y que hacen el milagro de que pueda sostenerse en el aire, y antiguamente, las gentes de las aldeas, guardaban en ellos las cosechas para protegerlas de la humedad y los roedores -, comenta el abuelo.

- Oye abuelo, y no se te olvide contarme lo del cuélebre -, ríe con gesto travieso la niña, en actitud muy cómplice con el universo de los seres mitológicos.

- ¡Cómo se me va olvidar, mi pequeña! Si además, el cuélebre es uno de mis preferidos -, dice muy contento el abuelo -, y continúa con su amena explicación: Es una especie de enorme serpiente con alas, que recuerda a un dragón, y sus ojos son incandescentes, parece que todo lo vieran, y su misión es la de custodiar tesoros… ¡tesoros como tú! -.

El abuelo se pone en pie y levanta en sus brazos a la niña, dándole una vuelta en el aire, jugando con ella. La niña ríe a carcajadas, con gran felicidad.

- Y ahora, si me dejas, voy a continuar con este cuento de la tierra mágica -, dice el abuelo.

- Pues claro -, asiente la niña.

- Y el abuelo, entonces, prosigue pausadamente su relato.

Playa de Poo (Llanes) ©Norbert Cabeza


- En esta tierra mágica no solo había montañas, sino que también había costa y mar. Un mar azul muy bravo y alegre, que bañaba todos los días sus hermosas playas de arenas finas y doradas como el polvo del oro -, cuenta entusiasmado.

- Abuelo, abuelo, llévame a esas playas por favor -, le apremia la niña.

- Claro cariño, y además te voy a descubrir un secreto: Junto a aquellas playas vivieron hace miles de años seres humanos prehistóricos, en cuevas que están ubicadas muy cerca del mar… Y te cuento más, incluso habitaron por esa zona costera otros seres increíbles y muy poderosos… ¡Los Dinosaurios! -, comenta con satisfacción el abuelo.

- ¡Oh! ¡Dinosaurios! -, exclama la pequeña.

Museo del Jurásico (Colunga) ©Juan de Tury

- Tal como lo estás escuchando: ¡Dinosaurios!, y todavía los podemos ver en un lugar que se llama “el Museo del Jurásico” -, concluye.

Y el abuelo sigue y sigue contando las maravillas de la tierra mágica.

- Y había un sitio muy muy especial llamado Covadonga, donde hace más de mil años había nacido un Reino Medieval, de esos que tienen guerreros y bellas princesas.

Covadonga ©Amar Hernández-Arrontes&Barrera

Y en aquel reino fantástico e ilusionante se fueron construyendo palacios e iglesias con un estilo arquitectónico llamado Prerrománico… -, narrando al detalle.

Santa María del Naranco ©Tatiana Castañón

La pequeña está cada vez más seducida por el relato del abuelo, y su rostro lo expresa todo.

El abuelo está tan encantado, que ahora comienza a describir las maravillas que caracterizan a los habitantes de la tierra mágica.

- Esta tierra estaba habitada por gentes con un carácter especial, nobles, acogedoras y alegres, gentes que hacían que ninguna persona se sintiera extraña en aquella tierra. Les encantaba reunirse y compartir mesa para degustar los numerosos y deliciosos manjares de aquel paraíso, manjares de grandes tamaños y exquisitos sabores, dulces y salados -, dice ahora.

Escanciando sidra ©LCS

- También disfrutaban mucho compartiendo una bebida propia, una bebida mágica que sacaban del zumo de las manzanas, que dejaban caer desde lo alto en un gran vaso para beberla, y que les hacía muy fuertes y les ponía siempre muy alegres. ¡Era la sidra!” -, concluye emocionado el abuelo.

- ¡Oh! ¡Qué bonito! -, exclama la niña.

Onís ©Ruta de Pepín

El abuelo recuerda ahora, casi entre lágrimas, su infancia.

- En la tierra mágica, cuando yo era como tú, tenía muchos amigos, y nos íbamos por las aldeas, a jugar y a ver los animales, y a hacer rutas por la naturaleza. ¡Era una vida maravillosa! -, afirma convencido.

Niños en la aldea ©Turismo Asturias

Bulnes (Cabrales) ©Mampiris

De pronto, la niña, con sus expresivos ojos muy abiertos, interrumpe inquieta y juguetona al abuelo, tirándole de la pernera del pantalón.

- Abuelo, abuelo, por favor… ¿Y dónde está esa tierra tan mágica? ¡Quiero conocerla ya! -, le dice con premura la niña.

- ¿De veras quieres conocerla? -, le pregunta el abuelo, con su corazón henchido de ternura.

- ¡Siiiii! -, responde ansiosa la niña.

Entonces el abuelo, en tono susurrante, le dice - esa tierra mágica tiene un precioso nombre. Se llama Asturias, y también es conocida como el Paraíso Natural. Y voy a confesarte un último secreto… Asturias es la tierra donde yo nací -.

La niña, completamente fascinada, mira al abuelo, y exclama - ¡Oh, que lindo, abuelo! ¡Qué hermoso relato y qué bella tierra! ¡Yo quiero ir de vacaciones allí! -.

¡Y colorín colorado, este cuento se ha acabado!

¡De momento…!

Puedes imprimir este cuento aquí.

 

El cuento de Asturias Paraíso Natural es un relato basado en una idea original del spot “Un Cuento de Navidad en Asturias”, dirigido y producido por Estudio La Cabina, cuyos textos han sido adaptados por Turismo Asturias.

 

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