
Supongo que si estás leyendo estas líneas tu situación es una de las siguientes. Por un lado, eres asturiano, estás fuera y aquí encuentras esa unión con tu tierra a la que tanto echas en falta. Por el otro, eres asturiano, tienes la suerte de seguir en este maravilloso territorio y te gusta estar al tanto de las novedades. Por último, no eres asturiano pero en algún momento de tu vida Asturias vino a ti y tú fuiste a ella. Te atrapó en cuerpo o en alma, o en ambas. Tienes la suerte de que tu pareja sea asturiana y te "toca" pasar las fiestas aquí. También cabe la posibilidad de que por trabajo te haya tocado "pringar" estas fechas. Si estás en alguno de estos supuestos, este artículo es para ti. Aquí tienes todos los consejos y trucos para convertirte en asturiano y disfrutar del periodo natalicio como solo Asturias sabe hacer. Coge apuntes porque aquí van todas las claves. A partir de aquí te incluiré como uno más, hablaré en primera persona del plural y te acogeré como uno de los nuestros, porque en Asturias tenemos sitio para todos y ya te estamos esperando.

La Navidad para los asturianos es una excusa perfecta para hacer lo que más nos gusta: comer. Una amiga de fuera siempre me dice que en mi tierra es en el único lugar del mundo en el que observa que la gente habla de comida la mayor parte del día ¡incluso cuando estamos comiendo!. Nunca lo había visto así pero la verdad es que encontramos cualquier excusa para compartir el tiempo con nuestra gente ante un buen plato. Nos gusta hablar de los últimos sitios que hemos visitado, de los platos que tan bien hace nuestra abuela y del nuevo chigre que abrieron aquí al lado. Y digo "aquí al lado" porque esta amiga también dice siempre que para nosotros todos los restaurantes están "a 200 metros" o "a media horina". ¡Así somos! Nada está suficientemente lejos si del comer se trata.
Volviendo a La Navidad, ésta nos sirve para brindar con los del trabajo, para la espicha de "antiguos alumnos" en la que bebes mucha sidra y prometes que no lo harás nunca más aun sabiendo que es mentira porque para ti, como buen asturiano que eres, la sidra es sinónimo de amistad y a ésta nunca se le da la espalda.

La Navidad también es tiempo de reencontrarnos con la fabada de la abuela. Eses fabes que mima con cariño y hace a fuego lento con ese compango que va a comprar al sitio que tanto nos gusta. Es el momento de que mamá te reciba con ese filete de Ternera Asturiana con patatinas que tanto te "presta" después de unos meses fuera de casa. Durante mis años viviendo en el extranjero recuerdo que la pregunta más usual los días antes de volver al nido eran "¿qué quieres que te haga para comer?". Y es que así se demuestra el afecto en Asturias. El encargado de cocinar de la casa, en mi caso mi padre, se siente feliz al ver a los demás comiendo y nada es suficiente para satisfacer los estómagos de los comensales.

La Navidad es para nosotros un momento perfecto para consumir "Alimentos del Paraíso". ¿Te imaginas a un parisino brindando con cava en año nuevo? ¿A un italiano bebiendo Rioja el día de nochevieja? ¿O a un argentino comiendo carne española? Yo tampoco. ¿Y si esta vez nos dejamos invadir por Asturias? ¿Por qué estas navidades no llenamos la mesa de ella? Asturias nos ofrece una variedad de productos de la que pocas regiones en el mundo pueden presumir. Tenemos la fortuna de contar con un mar Cantábrico que se esfuerza cada año por llenar nuestros platos con productos de la más alta calidad así como de montañas que sirven de pasto para ganaderías y sus subproductos, entre otros, una variedad de quesos increíble. ¿Por qué no sorprender con una tabla de quesos asturianos? Es tan fácil como juntar queso de Cabrales, Afuega´l Pitu, un poco de Gamoneu, el tan amado por muchos y temido por otros, Casín y unos trocitos de queso los Beyos. Este ejemplo es solo por aunar cinco del casi medio centenar de quesos que la leche asturiana nos ofrece.

¿Y si entre los embutidos se nos cuela un poco de Chosco de Tineo? Seguro que lo sabes pero el chosco es una elaboración típica del suroccidente asturiano basada en la curación y el ahumado de cabecera de lomo y lengua con sal, pimentón y ajo. ¡Una auténtica reliquia gastronómica! Si a esto le sumamos un buen Vino de Cangas ¡todo junto gloria! Porque en Asturias, aunque algunos lo desconozcan, se producen vinos de "viticultura heroica", denominados así por la dificultad de su cultivo y por que gracias al trabajo de unos pocos por conservar esta tradición sigue presente en nuestros días. Tú ya lo sabías ¿a qué sí?

La Navidad asturiana sabe también dulce porque aquí todos somos un poco llambiones y nos encanta el azúcar. ¿Has probado ya la torta imperial de El Gaitero o el turrón de Verdú? ¡Eso debería de estar prohibido! Y como buena Navidad asturiana que se precie no puede ser que no acabes algún día con una buena fartura maridada con una menta poleo, con sacarina por supuesto. Porque nos gusta comer y lo disfrutamos aunque en enero nos tengamos que poner seriamente en forma. ¿Y al final cuál es la suerte? Que tenemos unas rutas y sendas que hacen que acabar con los excesos navideños sea más agradable que nunca. Podemos aprovechar para quemar esas calorías sobrantes haciendo un poco de turismo gastronómico. Pero ¡ojo, no para comer si no para culturizarnos! Desde visitar un llagar a una cueva de quesos. Hay un sinfín de actividades que permiten que conozcamos mejor la realidad culinaria de nuestra tierra y caminar un poco. Una de mis visitas preferidas es la Cueva del Cares, donde explican a la perfección la elaboración del Queso de Cabrales, cita ideal para ir con niños.

La Navidad asturiana está deseando que vengas, que éstes, que vuelvas. Porque aquí siempre hay hueco "pa´una sillina y un platín" más. Ahora ya tienes todas las claves para vivir una auténtica Navidad asturiana pero ¡espera! solo te queda saber una última cosa: ten cuidado porque si vienes estoy segura de que te quedas.
Texto y Fotos: Carmen Ordíz Pérez (gdegastronomia.es) y Turismo Asturias