Monasterio de San Vicente

En este mismo lugar en el año 761, los abades Máximo y Fromistano fundaron el primer edificio de la ciudad, un monasterio dedicado a San Vicente, bajo la advocación de la regla de San Benito. El monasterio conoció, en el siglo XVIII, un gran esplendor económico y un renombre intelectual con la presencia del Padre Feijóo, que ocupó el cargo de abad. En el siglo XIX el claustro y otras dependencias se destinaron a Museo Arqueológico de Asturias.

Los cuatro lados del piso bajo del claustro se abren al jardín por arcos de medio punto moldurados y se cubren con bóvedas de nervios de gran belleza, que se complican en los esquinales. La galería alta se establece a base de columnas con capiteles de zapata y un cerramiento de piedra. El número de arquerías se duplica en el piso superior, a la vez que se reduce su tamaño.

La iglesia del antiguo monasterio es hoy la iglesia de Santa María la Real de la Corte, entre el Museo Arqueológico y el monasterio de San Pelayo. Fue trazada a mediados del siglo XVI por el maestro Juan de Cerecedo, El Viejo, como un templo de nave única. La nave de bóveda de cañón aparece perforada por capillas laterales, abiertas entre los contrafuertes, mientras que el crucero se divide en tres tramos y se cubre con una bóveda vaída. El acceso a la iglesia se realiza bajo un gran arco, cerrado por rejería de madera barroca, que se abre a un pórtico.

En el crucero se encuentra la tumba del padre benedictino Feijóo, abad durante muchos años del monasterio de San Vicente, fallecido en 1764. A los pies de la iglesia está el antiguo huerto monástico, hoy convertido en la plaza de Feijóo, con la estatua del erudito en actitud pensante.