Etapa 2: Los Caleyos - Corao

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Km 0
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GR105.2 - Camín del Oriente - Etapa 2

Mapa
Etapa 2: Los Caleyos - Corao
GPS: 43.34655168504795, -5.063244976860773

Los Caleyos - Ricaliente - Telledo - Calzada Romana - Vega del Puerto - Llenín - Corao

Los Caleyos - Corao 21,4

Esta etapa discurre en su primera parte por el valle de Ardisana atravesado por el río Riensena y flanqueado por las cimas de la sierra del Hibeo y las estribaciones del Cerro Benzua. Se inicia donde había finalizado la anterior, en el pueblo de Los Caleyos junto a la iglesia, la cual se deja a nuestra izquierda atravesando el pueblo hasta llegar a la salida donde da un brusco giro a la izquierda, dejando el camino que parece más normal y volviendo a girar a la derecha a los pocos metros para coger el camino, que entre dos casas asciende ligeramente, y que está flanqueado por su derecha por las ultimas edificaciones del pueblo. A los pocos metros se encuentra un camino que sale a la izquierda y que se dirige hacia el depósito de agua, el cual se deja a la izquierda. Según vamos ganando altura aparece debajo nuestro Los Caleyos y en el horizonte comienzan a vislumbrarse las siluetas de los Picos de Europa, con el Naranjo de Bulnes resaltando sobre todos ellos, y que nos irá acompañando durante esta primera parte del recorrido.

Una vez pasado el depósito de agua se encuentra una desviación que sale a la derecha que incrementa el desnivel del camino y por donde discurre la ruta, hasta que se encuentra otra desviación, aquí se abandona el camino que se lleva y se coge el de la izquierda que sale en frente y cuyo suelo se encuentra tapizado por un manto de hierba, y que en llano se dirige hacia el oeste, para ir ascendiendo y terminar en un prado por debajo de las laderas rocosas del monte Peña Cuanda. La ruta continúa por la margen izquierda del prado hasta casi el final, donde se encuentra un paso entre la pared de piedra y da un giro brusco a la izquierda para continuar por un sendero que discurre a media ladera hacia el oeste, pegado a una cerca de postes de hormigón y se dirige hacia la cabaña de Robleu. Una vez en ella se continúa dejándola a la derecha,  llegamos a un prado, con un árbol en medio, que atravesamos hasta encontrar un camino a la izquierda, se sigue en la misma dirección por el prado, después de cruzar el camino, siempre hacia el collado que vemos en frente a través de un sendero, que se encuentra en la zona más alta del prado y que nos lleva al collado, el cual en ciertas épocas del año se encuentra totalmente cercado con pastores eléctricos, pero que permiten el paso a través de diversas portillas. Al final del prado se vuelve a encontrar un camino que sale a la izquierda, es aquí donde podemos elegir dos opciones. La primera es descender por el prado y dirigir los pasos hacia una pista que tenemos debajo del pico Benzúa y que vemos en frente, o coger el camino de la izquierda y seguirlo hasta la pista. Una vez en ella se debe girar a la derecha y continuar pasando junto a una fuente primero y luego entre dos viejas cuadras (donde el dintel de la puerta de la cabaña de la izquierda está hecho con una viga curva dando un aspecto muy interesante a la misma), para descender por un camino de hormigón que discurre por la aldea de Los Rabiaos, hoy abandonada.

Poco después se vuelve a iniciar un ligero ascenso que nos lleva junto a una edificación que sirve de cobijo para un rebaño de cabras, y donde se gira a la derecha primero y luego a la izquierda, para llegar, después de pasar por zonas donde los árboles flanquean el camino, a un prado que da vista a la sierra del fondo del valle, por donde discurre esta segunda etapa. Siguiendo por este camino empiezan a vislumbrarse las casas de Ricaliente, a donde llegaremos después de continuar por el mismo camino, que desciende entre vegetación. Ricaliente está atravesado por dos ríos, el Riensena y el Jo, y posee el mayor conjunto de hórreos de la comarca oriental de Asturias: un total de veintiuno. Se pasa cerca de una casa donde un vecino tiene diversos animales y nos invita a verlos con un letrero que dice "RIOCALIENTE paraíso tropical en LLANES". Después de visitar el pueblo y de disfrutar de una buena bebida en el bar del pueblo, la ruta se dirige hacia el río, el que no atraviesa, sino que continúa por la derecha hacia el oeste llevando el río a la izquierda hasta llegar a una pista de hormigón, que sale a la derecha y que discurre por una hermosa pradería. Continuando por ella y después de iniciar un ligero ascenso, el hormigón da paso a la tierra y se introduce en un eucaliptal, hasta llegar a un prado que tenemos a la izquierda y en pendiente, aquí observamos unas rodadas de tractor por la izquierda, que no seguimos, y a la derecha del prado un pequeño eucaliptal. Se continúa por la pista hasta el final del prado, donde se abandona la pista y se coge a la izquierda el camino que gira al oeste y que asciende llevando a la izquierda el prado.

Al poco trecho la pista llanea e inicia un ligero descenso, obviando el camino que sale a la izquierda la pista termina y se transforma en un sendero, por el que debemos continuar y que cruza un reguero para dar salida a una pomarada donde los manzanos cubren el terreno, se atraviesa el prado y se coge la pista que sale al fondo del mismo y que nos lleva a un cruce donde se continua de frente obviando la de la derecha. Poco después se comienzan a ver las primeras casas de la aldea de Mestas, a la cual se llega en poco tiempo. Una vez en las primeras casas se debe girar a la izquierda para atravesar el pueblo en dirección sur junto a la confluencia de los ríos Riensena y Piedrahita.

La ruta atraviesa el pueblo, con el río Riensena y la carretera orientándose claramente hacia el sur. Nada más pasar el puente podemos observar a la derecha una antigua fuente hoy en desuso, y al otro lado de la carretera, una senda que se introduce en un bosque y que asciende por él, donde se debe coger en el primer cruce el de la izquierda que sale de frente y obviar el de la derecha. Poco a poco se va ganando altura y teniendo una bella imagen de la aldea de Mestas que acabamos de pasar. En medio del bosque se encuentra una desviación donde sale un sendero a la izquierda y que va en llano, el cual no se debe coger sino continuar por la derecha ascendiendo hasta llegar debajo de las casas de Llumedián, junto a una pradera pendiente con bastantes árboles frutales. Una vez en el inicio de esta pomarada se abandona el camino y se cruza hacia la casa que vemos encima de nosotros, donde existe un camino que se coge en el sentido izquierdo y que nos introduce en Llumedián. Después de pasar las dos primeras casas el camino da un giro a la derecha y deja el pueblo a la espalda, viendo en frente el profundo valle del río Piedrahita formado por la sierra de la Cubeta y los montes del Hibeo.

Es en este punto donde el senderista debe tener mucho cuidado, pues hay que abandonar el camino y salir hacia la izquierda por en medio del prado, ya que este ha ocupado el camino, dejando a la derecha las columnas de la luz de hormigón, e introducirse en la pomarada, donde al final de la misma volvemos a encontrar el camino, que se convierte durante un pequeño trecho en una mala senda que llega encima de un prado con la carretera al otro lado. Bajando al prado por un pequeño terraplén se dirige a la carretera primero y luego continuando por esta hacia la derecha se llega al pueblo de Telledo, después de cruzar el río. Se atraviesa el pueblo y se coge al final del mismo una pista que discurre con el río a la derecha y que después de veinte minutos de caminar se encuentra con una gran cuadra de ladrillo a la derecha del camino, y donde este se transforma en senda. Se continúa siempre en dirección oeste hasta llegar a la confluencia de dos arroyos, aquí se atraviesa el arroyo de la izquierda, se coge el sendero que sale enfrente y que lleva el río a la derecha, en ascenso nos lleva al inicio de la Calzada Romana de Piedrahita, la cual se mantiene en perfecto estado durante un tramo de un kilómetro y medio. Continúa ascendiendo por las laderas del monte ganando poco a poco altura. La calzada discurre entre pinos y matorrales hasta llegar a un pequeño collado, que nos da un respiro, y pasa al otro valle donde vemos una pista que atraviesa la ladera de enfrente.

Poco después vuelve a iniciar el ascenso y se pueden ver los perfectos muros que se hicieron para hacer la calzada, aunque esta se encuentra algo destruida en este tramo. Llegamos junto a una pequeña pradera, que está a la derecha del camino, junto a un pino solitario y en la ladera. Aquí se debe abandonar el camino, que parece continuar, y girar a la derecha para llegar al collado de la Vega del Puerto, límite de los concejos de Llanes y Cangas de Onís. Desde aquí se contemplan al fondo verdes prados atravesados por una pista asfaltada por encima de una casa, casi en la confluencia de las dos laderas.

Desde el collado se tienen dos alternativas: la primera es girar un poco a la derecha y dirigirse hacia el pequeño robledal que vemos, para coger la senda que discurre por él y que desciende hacia el fondo del valle; la segunda es atravesar el collado hacia el fondo del valle, pero dejando el arroyo siempre a la izquierda. Con cualquiera de las dos opciones se llega al inicio del río de Piedrahita, junto a una hermosa cabaña situada en un pequeño prado totalmente cubierto de grandes árboles. Se continúa por el camino, el cual atraviesa el río junto a un depósito de agua donde existe un grifo, que nos permite saciar la sed. Al poco tiempo se vuelven a encontrar los restos de la calzada romana, pero esta vez solo se ve la traza y algún que otro muro, y se dirige hacia la aldea de Cuerres que vemos delante. El de la izquierda nos lleva, después de coger en el siguiente cruce el camino de la derecha, al río, y discurre durante bastantes metros por él, luego sale a la pista asfaltada que bajo la aldea nos conduce a Cuerres. Aquí ya no nos queda más que coger la pista asfaltada, que termina en la carretera de Llenín, junto al puente y que siguiendo durante cerca de dos kilómetros nos lleva a Llenín.

Desde Llenín la vista hacia los macizos central y occidental de Picos de Europa es extraordinaria, dejándose ver también la Cruz de Priena, por la que va este Camín del Oriente. Igualmente se pueden observar las tierras de los Gamonedos y las cumbres de Cabezo Llorosos y Jascal. Existe carretera entre Llenín y Tárañu, pero a la salida del primer pueblo hay una pista que sale por la izquierda y evita el asfalto a lo largo de ese breve tramo ascendente hacia la siguiente aldea. Ya en Tárañu vamos a la izquierda, saliendo del pueblo por una ancha pista que tras los últimos caseríos asciende lentamente y va faldeando el cerro Iguedo, fácil de conocer por la antena del repetidor que tiene en su cumbre. En este tramo vemos numerosas montañas asturianas, muy conocidas en nuestro particular mundo de montañeros, como el Pierzu de Beleño, la Mota Cetín, etc., y cuando el descenso se hace ya definitivo, aparece por la derecha de su marcha el valle del río Chico, por el que va la carretera desde Llabra (pueblo que queda al otro lado del valle) a la collada de Ixena en dirección a Nueva (en el concejo de Llanes).

Seguimos por la pista que nos lleva a la aldea de Corau Castiellu que cuenta con buenos ejemplares de la arquitectura rural, como la casona de los Soto-Labra de 1763 con capilla anexa en estado de ruina. La casa aún está aprovechable y forma un conjunto magnífico.

Una breve carretera lleva a Corao, se cruza la carretera general y se pasa frente a la casona de Frassinelli, allí donde vivió el ilustre "alemán de Corao", D. Roberto Frassinelli y Burnitz. La casona, del siglo XVII, tiene jardín y finca que fue huerta experimental del botánico Frassinelli, con diversas variedades de manzanas, plantas medicinales, hortalizas, etc. y sufrió un incendio que arruinó buena parte de su estructura, a principios del siglo XX.

Textos: Antonio Alba Moratilla