I villaggi di pescatori lungo la costa delle Asturie sono una fonte costante di ispirazione e offrono sensazioni inaspettate. Un viaggio lungo la costa ti lascerà senza parole. Quindi, lasciati coinvolgere e vivi l'esperienza!
Los pueblos marineros de Asturias son una fuente constante de inspiración para tus cinco sentidos. Para la vista, un auténtico regalo, con los vivos colores de sus viviendas y de sus barcos pesqueros, y al atardecer con las luces de los faros, y las farolas de los paseos marítimos. Para el olfato con el aroma que vuela desde sus cocinas, o con el olor a mar que destilan sus puertos. Para el tacto, con las caricias de la brisa que nos indica claramente que estamos en puerto de mar y que el nordeste nos recibe y nos despeja el cielo de nubes. Para el oído, al relajarnos con el canto y el vuelo de las gaviotas que acompañan a los barcos en su entrada a puerto o se posan sobre los faros y malecones. Para el gusto, o mejor dicho, para perderlo, con las muchas tabernas, chigres, bares, casas de comidas, sidrerías o restaurantes en los que degustarás todas las delicias del Cantábrico… en un animado y a la vez relajado ambiente, pleno de alegría y ganas de disfrutar.
En realidad, los pueblos marineros de Asturias son un remanso de paz y de bullicio a un tiempo, que activa tu mirada constantemente ante un rincón inesperado, una terraza con vistas al mar, una casa llena de misterio y de historia, un paseo a pie de río o de ría, una playa que se vislumbra en lontananza, una vista de la costa con sus acantilados que cobran mil formas y tonalidades…
Caerás en la cuenta de que lo tendrás realmente difícil para elegir uno entre todos. Por eso lo mejor es un viaje a lo largo del litoral descubriendo cada uno de ellos, y apreciando sus singularidades.
Desde aquí te transportamos a cuatro de los muchos pueblos marineros asturianos, en los que seguro vivirás sensaciones insospechadas, hasta tal punto que llegarás a perder el sentido…
El Porto/Viavélez, perfecto para inspirar historias de amor
Seguramente no es casualidad que El Porto/Viavélez, este recóndito puerto del occidente de Asturias perteneciente al concejo de El Franco, sea la cuna natal de Corín Tellado, la novelista que más historias de amor ha narrado en la historia de la literatura universal y la más leída tras Miguel de Cervantes.
Y es que El Porto/Viavélez, en cuyo paseo del puerto puede verse la casa de verano que perteneció a esta insigne escritora ya fallecida, parece diseñado para inspirar historias de amor: sus casas blancas con sus corredores de madera de vivos colores, algunas incluso que parecen descolgarse por la ladera alargándose casi tanto como las catedrales góticas para llegar al cielo. Definitivamente El Porto/Viávelez, pequeño, tranquilo, como escondido, como tratando de no llamar la atención, es un lugar para dar rienda suelta a las emociones.
Montones de detalles te recuerdan que estás en un puerto Cantábrico: una taberna supercoqueta de camino al espigón donde puedes degustar buenos guisos marineros, además de disfrutar de la terraza; los barcos pesqueros que proyectan su colorido sobre los tejados de pizarra negra componiendo un lienzo que impregna tu retina; una cetárea casi a pie de mar, donde los mariscos están tan lustrosos que parecen pintados a mano, y el nordeste, ese nordeste tan asturiano que va tiñendo el cielo de azul.
Y por supuesto esas atalayas, a ambos lados del pueblo, desde las que divisas gran parte de la costa occidental, con Cabo Blanco en primer término, como si fuese el guardián de los marineros que entran y salen del puerto.
Ortigueira, el puerto encañonado
El puerto del Ribeiro en Ortigueira, en Coaña, es uno de los más espectaculares de toda Asturias, y uno de los menos conocidos del gran público. Y es que parece sacado de una película de aventuras. Estrecho y encañonado, llama la atención por su belleza natural, con su pequeño espigón, sus aguas cristalinas de fondos rocosos, y los enormes paredones de piedra, teñidos de verde vegetación, que lo hacen angosto y único.
El puerto de Ortigueira es tan tranquilo que solo el viento agita este lugar rodeado de casas literalmente colgadas de la montaña que parecen desafiar la ley de la gravedad. En el ascenso al pueblo, el paisaje combina casas tradicionales, algunas muy antiguas, con arquitectura indiana y contemporánea.
Al pasar al lado de la Quinta Jardón la sensación de estar ante un paisaje soberbio, afrancesado, distinto, te invadirá por completo, y tendrás ante tus ojos uno de los mejores ejemplos de la arquitectura indiana de todos los tiempos en Asturias.
Ya en el pueblo de Ortigueira, la zona de los faros del Cabo San Agustín - el antiguo, con su campana, y el nuevo, con preciosos jardines y vistas panorámicas increíbles (se ve perfectamente la playa de Navia) - donde se encuentra la ermita blanca, de corte totalmente marinero, y el monumento en memoria de los pescadores de la zona fallecidos en naufragios; se convierte en un lugar especial, entre mágico y místico, aderezado casi siempre (como ocurre en el puerto) con una tranquilidad total.
Navia, el gran descubrimiento
La villa de Navia impresiona por su dinamismo y su incesante actividad. Además Navia está llena de agradables rincones para pasear, para relajarse, para leer, para hacer deporte, para tomar un baño, un refrigerio, hacer buenas fotos o sencillamente disfrutar del entorno sin más.
Navia es la urbe más populosa que tiene Asturias a pie de estuario, y su ría es sin duda no solo un escenario de gran belleza sino una fuente generadora de recursos y buenas energías. Tan buenas que en las tardes de sol te dará gusto ver cómo decenas de deportistas se echan al agua para hacer remo, mientras otros los contemplan a pie de pantalán. Y es que Navia es uno de los referentes en el norte de España para la práctica de este deporte.
Por supuesto, también es un referente internacional en la natación de larga distancia; como prueba el hecho de que su descenso a nado de la ría, que cumple ya sesenta ediciones, sea uno de los pioneros en España.
Y es que la ría de Navia es perfecta para el deporte, para la biodiversidad o para dar un largo paseo por su ribera hasta llegar a la playa, que te sorprenderá por su entorno, que aúna bosque, poza y mar, algo único en Asturias.
Impresionan asimismo sus casonas y palacios, muchos de inspiración indiana, y son agradables sus rincones y zonas verdes, como aquella en la que descubrirás la presencia de Ramón de Campoamor, uno de los naviegos ilustres, de cuyo nacimiento se cumplen doscientos años este 2017.
Navia será para ti desde el minuto cero un gran descubrimiento, tanto por sus paisajes, como por su ambiente y posibilidades de ocio.
Y si quieres salirte de la parte más urbana, una opción estupenda es la playa de Barayo, que te dejará impresionado por su belleza natural.
Puerto de Vega, un Pueblo Ejemplar a la orilla del Cantábrico
En todo este periplo marinero, en Puerto de Vega te encontrarás con uno de los pueblos marineros más pintorescos de toda la costa asturiana, donde además se da la circunstancia de que tanto su belleza como la estupenda convivencia entre sus vecinos lo convirtió en Pueblo Ejemplar de Asturias hace ya más de dos décadas.
Las almenas centenarias de su antiguo puerto pesquero le dan un aire como de villa medieval fortificada, y luego el colorismo de sus barcos y de sus casas de pescadores ponen una nota de alegría cromática en un conjunto donde también destacan las casas nobles y los palacios indianos, además de la moderna arquitectura.
En Puerto de Vega las piedras te hablan y los miradores te inspiran, porque además hay varias atalayas para gozar con la contemplación del pueblo y de la costa. Y las piedras te hablan de una tierra de personajes ilustres (marinos, militares, científicos etc.), hasta tal punto que el museo etnográfico del pueblo – cita inexcusable para conocer la vida y las costumbres marineras de antaño – lleva el nombre de Juan Pérez Villamil, notable político nacido en Puerto de Vega.
También esta villa está muy vinculada al movimiento ilustrado en Asturias, pues fue aquí donde hace más de doscientos años falleció Gaspar Melchor de Jovellanos, en un casa noble – la de los Trelles –, donde podrás ver una placa que acredita este hecho histórico.
Así que un tranquilo paseo por las calles, parques, miradores y puerto de este pueblo, o una parada en alguno de sus coquetos restaurantes de indudable aire y fogones marineros, será un colofón ideal para un itinerario costero que inspirará tus sentidos.
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