Amieva, com suas paisagens montanhosas, acidentadas e rurais, oferece uma sucessão de encantadoras aldeias que vão seduzir você com sua beleza serena e atmosfera mágica.
La escarpada y abrupta Amieva se desdobla en valles y montañas y se arrulla como una poderosa estribación en las mismas faldas del Macizo Occidental de los Picos de Europa, también conocido como El Cornión. Sus paisajes, cincelados como una escultura gigante durante millones de años, son el recipiente de las aguas sagradas y míticas del Sella y el Dobra, que discurren por Amieva a modo de venas cristalinas que surgen a borbotones, en forma de remansos, cascadas y rápidos.
Amieva es más que ninguna otra una tierra de vértigo, porque atesora los mayores desniveles de toda Asturias y porque su belleza te genera constantemente una sensación adrenalínica donde las haya. Si viajas por Amieva lo harás siempre en tres dimensiones: A lo largo, a lo ancho y a lo alto, y conocerás la verdadera geometría de la belleza natural.
Rural por los cuatro costados, en Amieva tu paladar vibrará con el queso de los Beyos, y tu retina quedará prendada con escenas de aldea que te envolverán en una espiral de tiempo pretérito. Verás el mejor ganado autóctono, y escucharás el espontáneo concierto de los “lloqueros” (esquilas) que cuentan con la espectacular acústica de abiertos valles que hacen cumbre en moles calizas. En Amieva podrás convertirte en un escalador de primera o en un experto barranquista en las hoces fluviales más bravas que puedas imaginar. Y si lo tuyo es el senderismo, rutas como la de la Jocica - por el imponente Valle de Angón -, la del Arcediano o la mitológica del Beyu Pen, te transportarán a mundos casi oníricos.
Amieva siempre te resulta acogedora porque sus gentes lo son, y su impactante geografía también. Sus pueblos te llenan de sosiego y tranquilidad y es que sus aldeas tienen duende. Algunas se descuelgan dulcemente por pronunciadas laderas, y otras despliegan su magia en lomas con vistas panorámicas que te dejan casi sin aliento de la emoción contenida.
Un paseo por Amieva no solo te impregna de montaña y de caliza, sino también de vida rural, y de lugares con encanto, que parecen pensados para seres mitológicos, y es que Amieva es como un escenario de cuento.
De camino a Pen
De camino a Pen para adentrarse en la famosa ruta del Beyu Pen y conocer in situ las figuras mitológicas esculpidas por la propia naturaleza, te encontrarás un puñado de aldeas con duende, donde la sensación de relax está garantizada. Los pueblos de Amieva tienen la virtud de ser panorámicos, y cuando estás en uno siempre contemplas otros. Son lugares para vivir con los cinco sentidos, para entrenar la sensibilidad.
Una parada en Argolibiu no solo nos regala un baño de tradición rural sino espléndidas vistas de la señorial Sames, la capital del concejo.
Tres cuartos de lo mismo nos sucede en Villaverde, que se escalona suavemente por la ladera como si quisiera llegar al fondo del valle…
Y todo el tiempo la imponente Peñasanta de Enol, también conocida como la Torre de Santa María, marcándote el paso y el paisaje, como una especie de ángel de la guarda en piedra, que va mudando su aspecto en función de las distintas luces del día.
Pen: una ruta mitológica, unas vistas de ensueño y una panera interminable
Aupada y extendida a lo largo de una loma con espectaculares vistas a uno y otro lado, surge de pronto la aldea de Pen, en medio de una naturaleza indómita. Notarás que el sosiego late en una atmósfera que te acaricia el alma.
Los vecinos del pueblo pasean tranquilos y matan el tiempo de tertulia, dentro y fuera de sus casas. En Pen no es extraño ver deambular por las caleyas pitas asturianas u observar en los 'praos' “oveyas xaldas”. En realidad el lugar parece más bien una recóndita reserva de lo autóctono.
Todo te hará sentir que estás en otro lugar con duende y no solo porque Pen sea el principio o el final - según se mire - de la ruta mitológica del Beyu Pen.
Lo cierto es que es una auténtica delicia darte una vuelta por las calles de este pueblo donde la retina se impregna al instante de piedra y madera, de tiempo detenido que te transporta a otra época. En realidad Pen es un verdadero remanso de arquitectura tradicional con sus casonas, sus artísticos corredores, con sus hórreos y paneras…
Pen conserva la autenticidad de un solar antiguo, que guarda entre sus piedras y caleyas historias de supervivencia y superación. El medievo rural asturiano se perfila aquí de tal manera que te sentirás inmerso en un decorado natural de otro tiempo, donde no falta detalle, y donde las gentes son abiertas, espontáneas, hospitalarias y con ganas de conversar con el forastero.
Además Pen cumple al cien por cien la premisa de sitio panorámico, y es que mires a donde mires te encuentras con montañas imponentes, con contrastes increíbles, o con otros pueblos con duende… De hecho un “barrido” 360 dejará en tu mirada la cumbre del Pierzu, la Mota Cetín, pueblos como Villaverde y Cirieñu, y una gran “capilla sixtina” de las cumbres del Macizo Occidental de los Picos de Europa donde contemplarás atónito Peñasanta de Enol, la Torre de la Horcada, la Torre de En medio, la Torrezuela, la Torre de Cabra Blanca, el Diente, las Garitas e incluso intuirás la presencia de la Peñasanta de Castilla… ¡Imposible pedir más en un solo vistazo!
Desde el bar del pueblo - Casa Tin -, en los plácidos atardeceres con buena luz, propios y extraños se acomodan en su elevada terraza de piedra y quedan asombrados contemplando las míticas cumbres del Macizo Occidental de los Picos de Europa.
Entre las muchas leyendas cargadas de verdad que se han escrito sobre Pen es que posee la panera más grande de Asturias, con quince pegollos. Y la verdad es que vista desde cualquier ángulo, esta panera, que sigue conservando sus usos tradicionales, se te antojará interminable, porque lo es, y además tiene unas vistas fantásticas, como todo en Pen.
Y si lo que te apetece es una caminata amable y fácil, donde ir descubriendo las sutiles formas de la naturaleza, desde Pen podrás tomar la senda del Beyu Pen e ir hasta Santiyán, a la vera del río, y deteniéndote a disfrutar con los seres mitológicos que te asaltarán en el camino…
Pen es principio o final de este camino de magia, y el hallazgo de esta aldea con duende no te dejará indiferente… ¡Te quedarás prendado de su atmósfera élfica!
¡Descubre los pueblos con duende de Amieva y déjate seducir por su magia!
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