Atrás Ruta a los Lagos de Saliencia con niños
Ruta a los Lagos de Saliencia con niños
Nos vamos a Somiedo, concretamente a Los Lagos de Saliencia, una maravillosa ruta en la naturaleza, ideal para hacer con niños.
En el Parque Natural de Somiedo, en Asturias, se encuentran los Lagos de Somiedo, el mayor conjunto lacustre de la Cordillera Cantábrica, formado por el Lago del Valle y por los Lagos de Saliencia.
Como ya conocíamos el Lago del Valle de otra ruta anterior, teníamos ganas de hacer la ruta de los Lagos de Saliencia con niños, para así conocer completamente todo este conjunto de lagos de montaña, por lo que nos lanzamos a la aventura.
La ruta a los Lagos de Saliencia con niños
Datos prácticos de la ruta
Distancia: Desde el Alto de la Farrapona hasta el Lago de Calabazosa, el lago más alejado al que vamos a llegar, hay 4 kilómetros de distancia, por lo que tienes los mismos de vuelta.
Desnivel: El desnivel acumulado de la ruta es de unos 200 metros.
Dificultad: Salvo el desnivel que hay a medio camino, no tiene ninguna dificultad, ya que el camino es bueno y es muy sencillo orientarse.
Mejor época del año para hacer la ruta: Como la ruta llega hasta los casi 1800 metros de altura, hay que hacerla con buen tiempo para evitar problemas. En invierno, la nieve está asegurada y, la ruta podría resultar impracticable durante toda la estación, sin el equipo adecuado.
El inicio de la ruta a los Lagos de Saliencia con niños
Para hacer la ruta a los Lagos de Saliencia con niños, lo mejor es partir desde el Alto de la Farrapona, que antiguamente se conocía como Alto de Balbarán. Está situado a 1708 metros de altura y es el puerto de montaña, accesible por carretera, más alto de Asturias. Allí puedes dejar el coche estacionado sin problema, ya que hay un amplio aparcamiento.
El Alto de la Farrapona se encuentra a 7 kilómetros de Saliencia, el último pueblo del Valle de Saliencia, en el que lógicamente están los Lagos de Saliencia.
Para llegar hasta Saliencia desde Pola de Somiedo, tuvimos que tomar la carretera que desde esta localidad parte hacia el norte y, tras pasar la central hidroeléctrica de La Malva, cogimos el desvío a la derecha que va hasta Saliencia, pasando por Veigas, Villarín, Arbellales y Endriga.
El Alto de la Farrapona se encuentra justo en el límite entre Asturias y León, aunque hacia esta última provincia no hay carretera asfaltada, y si quieres bajar por ahí, necesitarás un vehículo todoterreno.
Como a nosotros nos parecieron maravillosas, te recomiendo que no te pierdas las vistas increíbles que hay hacia un lado y otro, desde el aparcamiento del Alto de la Farrapona. Mirando hacia el oeste (Asturias), vimos perfectamente el impresionante valle glaciar por el que habíamos subido. Y mirando hacia el este (León), distinguimos claramente el Macizo de las Ubiñas. Todo un espectáculo que te recomiendo, y que fue una lección de geología de campo para nuestros niños.
Una vez que disfrutamos de las vistas, comenzamos la ruta tomando el camino que parte del aparcamiento en ligera cuesta abajo. Es un inicio muy cómodo con unas vistas estupendas. Además, tuvimos suerte, porque mientras caminábamos vimos muy bien a una pareja de águilas reales que estuvieron un buen rato volando por la zona, lo que hizo la delicia de nuestros hijos. Aprovecho la ocasión para recomendarte que cuando vayas al campo, lleves siempre contigo unos prismáticos.
Cerca del final de este primer tramo, el camino tiene una valla de madera para protegerlo del desnivel que hay a un lado, y en el otro hay un paredón rocoso que da sombra al camino. Este paredón produce un eco realmente curioso, por lo que ya te imaginarás que, yendo con los niños, les llamó mucho la atención, por lo que hicimos unas cuantas “pruebas de sonido” para comprobar lo bien que se oía.
El Lago de la Cueva
Casi sin darnos cuenta y, tras aproximadamente un kilómetro de recorrido en ligero descenso, dejamos el valle y pasamos a una explanada en la que se encontraba el Lago de la Cueva, el primero de los cuatro Lagos de Saliencia con los que íbamos a encontrarnos en nuestra ruta.
Este lago está situado en una especie de escalón natural. Por su lado sur, está protegido por un paredón rocoso que parece un anfiteatro natural y, por el que poco a poco sube el camino que tenemos que seguir. Por el lado norte, tiene otro escalón natural que cae hacia el Valle de Saliencia.
En este lado norte y muy cerca del camino, se encuentra el Mirador de Peña la Cueva, al que nos acercamos para disfrutar de las vistas hacia el Valle de Saliencia. El mirador se abre a ese escalón que te he comentado, y en él hay un panel explicativo de la riqueza natural del entorno, por lo que nos vino muy bien para conocer mejor este lugar tan singular.
Continuamos nuestro camino por esta vega llana con el Lago de la Cueva a nuestra izquierda, y pasamos junto a un cartel explicativo de la dinámica glaciar. En el cartel se explica que toda esta zona era en realidad una enorme morrena natural, erosionada por el hielo que caía, como en una enorme cascada de hielo, hacia la lengua del glaciar que corría por el Valle de Saliencia.
Al llegar a la altura de una curva de 180 grados a la izquierda, a partir de la cual comienza la subida más dura de la ruta hacia los demás lagos, encontramos restos de construcciones, y en la pared rocosa las huellas de la explotación minera.
Se trata de la antigua Mina de Santa Rita, una antigua mina de oligisto (mineral de hierro), que estuvo en explotación hasta 1978. En época de fuertes lluvias, el arrastre de los escombros de la antigua explotación hace que las aguas del Lago de la Cueva adquieran un tono rojizo.
Continuamos nuestro camino de subida hasta llegar a otra curva de 180 grados, ahora a la derecha, en la cual se encuentra el Mirador del Lago de la Cueva, con vistas a la depresión que aloja al lago.
El Lago de la Mina
Superada por fin la subida, vimos a nuestra izquierda una zona rojiza en la que quedaba todavía un poco de agua. Era el Lago de la Mina o de Almagrera, el más pequeño de los cuatro Lagos de Saliencia, que llega a secarse en los veranos de más calor.
El Lago de Cerveriz
Un poco más adelante, alcanzamos la bonita Pradera de Cerveriz, una extensa zona llana y muy verde, en la que se encuentra el Lago de Cerveriz o de Cerveiriz, tras el cual se encuentran desafiantes las cumbres de los Picos Albos, cuyas laderas parece que descienden hasta las mismas orillas del lago.
Desde aquí te das cuenta de por qué les llaman los Picos Albos y, es que sus cumbres, de blanca piedra caliza, los hacen inconfundibles. Tiene que ser un espectáculo verlos en invierno cubiertos de nieve.
Es una zona realmente bonita, que los niños agradecieron después de la subida. Aunque no debían de estar muy cansados, porque corrieron como locos por toda la llanura.
El Lago de la Calabazosa
Nos acercamos hasta las orillas del Lago Cerveriz para verlo de cerca, y de aquí tomamos el sendero que, en dirección este, se dirigía hacia el Lago de la Calabazosa, el mayor de los Lagos de Saliencia.
La senda discurre por una zona de rocas redondeadas por la acción erosiva del hielo del glaciar, lo que aprovechamos para explicar a nuestros hijos la increíble fuerza de la naturaleza que representan los glaciares como modeladores del paisaje.
Desde la zona alta, hay una vista espectacular del lago y se aprecia su característico color oscuro que hace que mucha gente lo conozca también como Lago Negro. Este color es debido a su gran profundidad, que supera ampliamente el medio centenar de metros, convirtiéndolo en el lago más profundo de la Cordillera Cantábrica.
Bajamos hasta la orilla del lago para caminar un rato por sus orillas, lo que nuestros hijos aprovecharon para lanzar continuamente piedras al lago, intentando hacerlas saltar sobre su superficie.
El camino de vuelta
Al llegar a la Pradera de Cerveriz, vimos un ramal del camino que salía en dirección oeste, para dirigirse hasta el Valle del Lago. Aprovechamos para seguirlo durante un rato, y disfrutar así de este lugar único tan maravilloso.
Este entorno es espectacular, ya que todo es completamente verde, estamos rodeados por montañas y las omnipresentes vacas, que adornan el paisaje de esta zona de Asturias.
Como los niños estaban cansados, dimos media vuelta y desandamos el camino hasta llegar al Alto de la Farrapona. La vuelta no tiene ninguna pérdida, ya que se realiza por el mismo camino por el que vinimos y además ahora es cuesta abajo, lo que la hace más sencilla y llevadera.
Aprovechamos para ir recogiendo algunas muestras de mineral de hierro para la colección de minerales, que al curso siguiente iban a pedir en el colegio a nuestro hijo mayor y, comprobando una vez más que el eco del que te hablé al principio de la ruta, seguía devolviendo cada uno de los gritos que le lanzaron.
Y para completar esta ruta a los Lagos de Saliencia con niños, nada mejor que aprovechar para ver alguna de las bonitas brañas, que se encuentran junto a la carretera en el Valle de Saliencia, tal como hicimos nosotros.
Suscríbete a nuestra newsletter y aprovéchate de ofertas, descuentos, y novedades
Suscribirse