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Las 10 cosas más interesantes que ver y hacer en Avilés
Avilés conserva con mimo su legado histórico y hoy es una moderna urbe, fluvial y marinera a un tiempo, y con unas tradiciones, un ambiente y un Casco Histórico absolutamente cautivadores.
¡Qué agradable resulta poner proa a Avilés, ya sea por mar, tierra o aire! Y es que esta ciudad, uno de los vértices del triángulo urbano de Asturias, junto a Oviedo/Uviéu y Gijón/Xixón, es marinera por excelencia, con lo cual es muy fácil alcanzarla por mar. Por tierra está magníficamente comunicada. Y por aire, es la más cercana al aeropuerto asturiano.
En plena Edad Media, cuando el rey Alfonso VI le otorga el Fuero que le da categoría de Villa de Realengo, el destino de Avilés quedó sellado para siempre. Le aguardaban entonces siglos de esplendor, cuyo testimonio ha quedado tallado en piedra en sus calles y plazas, en sus muros, en su trazado histórico, en sus palacios y casas blasonadas, en sus parques, en sus estatuas, en sus fuentes, en sus conventos e iglesias, en el suelo que pisamos cuando deambulamos por la historia y la vida de una villa de fascinante pasado y acogedor presente.
Así que en Avilés, como si de una fábula o cuento fantástico se tratara, las piedras te hablan y te cuentan episodios increíbles: historias de nobles e hidalgos, de un pueblo de comerciantes que se volcaba en sus mercados, de una villa de navegantes y pescadores, de una burguesía que emerge con fuerza, o de una industria siderúrgica que fue única en el mundo.
El Avilés actual ha conservado con mimo esta herencia y la exhibe con orgullo, en una ciudad moderna, donde pasear es un agradable descubrimiento: museos que llaman tu atención, ambiente de sidrerías, calles que se ambientan a la hora del vermú o de los vinos, cocinas que rezuman aromas marineros y recetas imaginativas, confiterías cuyos dulces saben a gloria y combinan a las mil maravillas la tradición con las creaciones innovadoras. En definitiva disfrutarás de una ciudad que te sorprende cuando menos lo esperas…
Las 10 mejores cosas que ver y hacer en Avilés
Un casco histórico inigualable y perfecto para pasear
Uno de los lugares que más te llamará la atención de Avilés es su Casco Histórico. Cuando des una tranquila vuelta por él, percibirás que todo está piedra sobre piedra desde que se construyó. Que apenas se observan reconstrucciones o recreaciones, y es que el Avilés antiguo ha resistido como ningún otro sitio en Asturias el envite de los siglos y de los avatares históricos.
Así que no tienes más que cerrar los ojos un instante, y dejarte llevar por la atmósfera circundante para sentir que estás en plena Edad Media o en el comienzo de los Siglos de Oro.
Avilés conserva a día de hoy uno de los centros históricos más llamativos del norte español. No solo destaca la veteranía de sus edificaciones sino la autenticidad de sus calles, muchas de ellas soportaladas, a modo de claustros que dan forma al corazón de la ciudad, y que convierten esta villa en el mayor espacio porticado de toda Asturias.
El epicentro de Avilés está en la plaza del Ayuntamiento y desde allí parten sus calles más características como en una especie de eterno cruce de caminos en una ciudad de vocación cosmopolita desde siempre.
Nombres de calles como Galiana, Rivero, La Ferrería, Bances Candamo, La Cámara, La Fruta, San Bernardo o La Estación quedarán grabadas a fuego en tu memoria viajera, cuando recorras el Avilés histórico donde contemplarás lugares tan emblemáticos como el palacio de Valdecarzana, la iglesia románica de los Padres Franciscanos, la Iglesia Vieja de Sabugo y la de San Nicolás de Bari (ambas del siglo XIII), la plaza del Mercado, el Palacio de Ferrera (hoy convertido en hotel), la Fuente de los Caños de San Francisco, el Parque de Ferrera o la plaza del Carbayedo, entre muchos otros…
Sigue la estela de Pedro Menéndez de Avilés
En tu periplo avilesino, te preguntarás por qué la ciudad tiene el apellido de Villa del Adelantado. Y para averiguarlo tendrás que remontarte quinientos años atrás y meterte en la piel de un personaje fascinante: Pedro Menéndez de Avilés, conocido como el Adelantado de la Florida, por haber mantenido la Florida como parte del Reino de España, y haber fundado la primera ciudad de los Estados Unidos.
Es realmente agradable y sencillo seguir su rastro por la urbe. La tradición sitúa su casa natal en la plaza de Camposagrado, hoy muy ambientada con los estudiantes de la Escuela de diseño y siempre custodiada por la figura del pintor Juan Carreño Miranda, cuya escultura preside la plaza.
Si te quieres hacer una idea del aspecto de este marino que muy pronto dejó Avilés, para convertirse en un auténtico señor del océano, puedes ir hasta el Parque del Muelle y contemplar allí el monumento que le dedica su ciudad.
Y puedes rematar el itinerario del Adelantado de la Florida en la hermosa iglesia románica de San Antonio de Padua (también conocida como la iglesia de los Padres Franciscanos), donde reposan sus restos, y en cuyo entorno se encuentra también el Museo de la Historia Urbana de Avilés.
Sabugo: un barrio para sumergirte en la Edad Media
Que Avilés es una ciudad que ha nacido y vivido mirando a la mar, conociéndola y amándola es más que evidente todavía hoy, y un lugar donde se nota especialmente esta tradición marinera es Sabugo, el que fuera el barrio de pescadores desde la Edad Media hasta el siglo XX.
La plaza del Carbayo y la vieja iglesia de Sabugo son los simbólicos emblemas y el corazón de un histórico barrio que todavía conserva el sabor, el arraigo y el valor que lo vio nacer.
Sabugo fue un barrio extramuros en la época medieval, y tardó mucho tiempo en integrarse en la ciudad, pero curiosamente hoy es la zona del Casco Histórico que más disfrutan los avilesinos en su vida cotidiana. Y también los foráneos por supuesto. Porque todo en Sabugo denota su vocación cosmopolita, desde su iglesia medieval, hasta la Mesa de Mareantes ubicada al lado del ábside, donde se reunía el gremio de pescadores para tomar las decisiones estratégicas sobre sus incursiones cantábricas, y donde Pedro Menéndez hizo el reclutamiento de marineros para sus expediciones transoceánicas.
Agradables terrazas, coquetos restaurantes, casas de vivos colores, calles soportaladas como la conocida Bances Candamo - que por cierto lleva el nombre de un destacado autor teatral avilesino del siglo XVII -, gentes tranquilas y amables deambulando desde primera hora de la mañana… En definitiva ecos de un potente pasado marinero que hoy tiene su reflejo en la actividad de la moderna rula – una de las más importantes del norte peninsular -.
Una auténtica ciudad de las Artes digna de visitar
En tu estancia avilesina caerás en la cuenta de que esta villa es una verdadera ciudad de las artes. El arte lo impregna todo. Está en la calle. Pero no solo en su arquitectura. En cada rincón, en cada esquina, o en cada plaza descubres una escuela de diseño, una escuela de artes y oficios, el conservatorio de música, el mítico teatro Palacio Valdés, o un Museo tan interesante y diferente como el de la Historia Urbana de Avilés…
La cultura es la columna vertebral de la Villa del Adelantado. Así que te resultará muy fácil disfrutar de un espectáculo en el Palacio Valdés - uno de los teatros con mejor acústica de España -, contemplar alguna exposición, o escuchar los acordes de los alumnos del Conservatorio de Música "Julián Orbón" en sus clases y ensayos...
Además, el Conservatorio de Música de Avilés, un espectacular edificio, conocido como el Palacio de Balsera, precisamente porque fue construido a principios del siglo XX por el avilesino Victoriano Fernández Balsera. Curiosamente, con el tiempo, esta casa llegó a tener fantasma: cuentan que un aviador inglés de la primera guerra mundial que, por diversos avatares llegó a Avilés, aparece de vez en cuando por el Conservatorio… ¡Sin duda una prueba más de que la ciudad es profundamente cosmopolita e intercultural!
Déjate seducir por la revolución jacobea
Una de las revoluciones culturales que vive Avilés en los últimos años es la jacobea. El incremento del flujo de peregrinos que hacen el Camino de la Costa es cada vez más patente en la ciudad, y es un auténtico placer cruzarte con los caminantes a Santiago por la calle de La Ferrería, por la plaza del Ayuntamiento, por la calle de La Cámara o por Rivero, a la par que contemplas cómo los restaurantes se engalanan, gastronómicamente hablando, con los menús del peregrino.
Si tienes tiempo y ganas merece la pena acercarse hasta el albergue de peregrinos “Pedro Solís”, que toma su nombre del clérigo que en el siglo XVI fue fundador del hospital y albergue jacobeo de esta ilustre villa. Además, en la misma entrada te encontrarás un antiguo crucero que te traerá reminiscencias de lo que fue el Camino siglos atrás…
Centro Niemeyer: un toque vanguardista a pie de agua que te encantará
El toque vanguardista en Avilés lo pone desde hace casi una década el Centro Niemeyer. Ubicado en la ribera más industrial de la ría, sus dulces formas y su blanco inmaculado ponen el contrapunto a lo que fue el Avilés del hierro y del acero.
El Niemeyer tiene todo el año una intensa e interesante actividad cultural y además, ha generado un espacio para el relax de propios y foráneos. Por eso, cada vez es más cotidiana la imagen de aquellos que pasean apaciblemente con sus mascotas, o se divierten haciendo deporte, o aprovechan para conversar…
Sin duda, el Niemeyer ha puesto la otra orilla de la ría de Avilés en el mapa del ocio y la cultura, y es ya un lugar de culto y de obligada visita en la ciudad.
Una ría que te da vida
Avilés es la única ciudad asturiana con un estuario natural, lo que le confiere un aire fluvial, marítimo, cosmopolita y comercial a un tiempo, y el resultado de este cóctel es una urbe de gran personalidad, con una ría espectacular que cada vez recobra más la vida de antaño y que cada vez da más vida a la villa.
Cuando des una vuelta por el entorno de la ría, podrás gozar de lo lindo con un paseo en barco que te ofrece unas vistas impresionantes de la envergadura del estuario y sus dos orillas, a cada cual más animada, y con lugares muy interesantes, tanto desde el punto de vista natural, como cultural e histórico.
La verdad es que la visión del nutrido puerto deportivo, junto al vuelo de las aves migratorias, que vuelven a tener parada en Avilés, y todo aderezado con los rayos de sol, componen una idílica y reconfortante estampa.
La villa más dulce para tu paladar
Los dulces de Avilés tienen merecida fama. Y es que la ciudad desde tiempo inmemorial, y en parte gracias a su tradición marinera, tiene dulces de factura propia, entre otros las marañuelas de Avilés, pensadas para que los marineros las pudieran consumir en sus días y noches de navegación.
Muy tradicional también es el Bollo, conocido asimismo como Mantecado de Avilés, y heredero de un antiguo pan marinero elaborado con azúcar glaseado para su conservación. Y resulta que cuando se crea la Fiesta del Bollo – como hermanamiento entre los barrios de Sabugo y Rivero – ese pan se convierte en símbolo de una fiesta que hoy es de las más genuinas y originales de Asturias, con una comida en la calle cada lunes de Pascua, que reúne a miles y miles de personas.
Así que Avilés es una villa dulce por excelencia, donde las confiterías tienen un notable protagonismo.
Un claro exponente de esta vocación avilesina por las creaciones dulces, tanto tradicionales como innovadoras, es Emilio Vidal, a quien el oficio le viene de familia, y en cuyo obrador se gestan auténticas maravillas de la dulcería. Vidal ha sido, por ejemplo, el creador de los “conos de Avilés”, un pastel que quiere ser un homenaje a la famosa escultura llamada Avilés, que se ubica en pleno paseo fluvial.
¡Y que no te falte lo salado en Avilés!
Y si lo dulce es muy típico de la ciudad, los sabores salados no pueden faltar en un itinerario gastronómico por Avilés.
La buena cocina marinera, con los mejores pescados y mariscos del Cantábrico, tiene en Avilés uno de sus más preciados escenarios.
Pero la Villa del Adelantado y sus numerosas sidrerías, restaurantes, o gastrobares también presumen de un embutido único - como es la longaniza de Avilés -, de quesos de la comarca - como el afamado La Peral de Illas -, o de la cocina de las setas, que en los fogones avilesinos se condimentan con gran finura y acierto.
Y todo regado con la mejor sidra, o con los vinos más selectos e innovadores… ¡A gusto del consumidor!
Galiana: una calle mítica que te resultará inolvidable
Muchas calles quedarán en tu memoria avilesina, pero entre todas hay una de fama universal. Esa es Galiana. Dando forma y abolengo al Casco Histórico de la villa, Galiana es muy conocida por el famoso descenso que tiene lugar en el día grande del antroxu (carnaval) de Avilés.
Pero no solo de espuma y disfraces se tiñe Galiana… Durante todo el año es una de las calles más ambientadas de la villa, a todas horas: a la hora del vermú, a la hora del vino… Y verás a la gente apostada en sus soportales o en plena calle, departiendo con alegría, conscientes de que están viviendo en una de las ciudades más agradables de todo el Cantábrico.
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