Atrás Lugares de leyenda que te cautivarán en Asturias
Lugares de leyenda que te cautivarán en Asturias
Son lugares únicos, fascinantes. Escenarios increíbles para historias reales o fantásticas, pero siempre mágicas, que dejarán volar tu imaginación...
Son lugares únicos, fascinantes. Escenarios increíbles para historias reales o fantásticas, pero siempre mágicas, que dejan volar tu imaginación hasta el infinito…
En el pueblo o en la ciudad, en la montaña o en el valle, en la costa o en el interior, en el río o en la mar… Allá donde vayas, te aguarda una leyenda, un personaje mitológico, una arquitectura con una historia peculiar, una inefable escena. Y es que Asturias es una tierra donde la magia, y el poder de lo natural y lo metafísico se yuxtapone en un bucle de espontaneidad sin fin.
Iniciamos aquí un recorrido por lugares inolvidables, protagonistas de historias fascinantes y eternas.
El palacio de Mon (San Martín de Oscos)
Los Oscos, por el cromatismo de sus parajes, por su singular arquitectura, por las formas suaves y dulces del paisaje, por sus neblinas y brumas, por lo acogedor de sus gentes, por tu antigüedad, por sus ingenios, por el rumor de sus aguas… son un territorio creado para vivir la magia.
Y a veces esa magia te llega en forma de leyenda, en un lugar que no te deja indiferente, que te transmite una sensación especial… Es el Palacio de Mon, en San Martín de Oscos. Este conjunto arquitectónico, de estilo barroco y cuyos orígenes se remontan al siglo XVI, cuenta en su amplia singladura del tiempo, con esta tierna y enjundiosa leyenda:
“Existía en los tiempos en que el tiempo no se medía, un monstruo multiforme de beso mortal, era dueño de la distancia y destruía por imposición de su distancia atroz. Campeaba en la noche y en el día, más sus crueldades se medían por estadios de oscuridad. El terror no cejaba en Los Oscos.
Un rey bueno que vivía en lo alto y que gobernaba con lo largo de su vista, con lo profundo de su mirar, con lo elevado de sus miras y que velaba por su pueblo, ofrecía la mano de su hija, muy bella, a quien destruyera al monstruo elemental. Un joven, muy bello, finalmente surge de entre el pueblo, y apoderándose del mirar del monstruo, le da muerte, ganando la mano de la tierna princesa. Llegado el momento de recibir la joya, el joven héroe rechaza la mano de la amada alegando no tener casa. El rey promete de inmediato la construcción de un palacio en donde vivirá la feliz pareja. El actual palacio de Mon, embrumado y abrumado de leyenda.
El pueblo de los Oscos, preguntado sobre el palacio responderá: el palacio fue construido para la primera persona del rey.”
Hoy en día el Palacio de Mon forma parte de una interesante y cautivadora ruta turística, la ruta de Mon.
El Puente del Beso (Ḷḷuarca)
El casco histórico de Ḷḷuarca es una auténtica joya, y es un espacio propicio para la leyenda, y más concretamente para las leyendas de amor, esas que llegan de la mar, de la mano de piratas… Y es que Ḷḷuarca, mirando al Cantábrico, bañada por sus olas y sus brisas, con sus barrios de pescadores, sus miradores, sus capillas, su cementerio, su mesa de mareantes, sus calles empinadas, su río Negro y sus puentes… parece toda ella sacada de una leyenda.
Precisamente será uno de esos puentes, el llamado Puente del Beso, el lugar protagonista de una hermosa leyenda de amor:
“Cuenta la leyenda que, durante la Edad Media, el mar estaba lleno de piratas cuya misión era la de asolar los barcos en los que viajaban los españoles. Uno de los más célebres y poderosos corsarios de la época era Cambaral, quien tenía a todo el mundo atemorizado no sólo porque saqueaba todas las naves que caían en su poder, sino que siempre concluía su labor torturando y asesinando a sus pasajeros. Además, raptaba a las damas para luego utilizarlas como mercancía en los mercados.
Aunque las autoridades intentaron capturarle, todo fue inútil, hasta que un joven, Hidalgo, y sus hombres consiguió vencerle, hiriendo a Cambaral de gravedad. El joven decidió llevar a Cambaral a su casa para curarle las terribles heridas y fue allí, en Palacio, cuando se quedó enamorado de quien le cuidaba: la hija de Hidalgo, una muchacha de tremenda belleza. Ella también se enamoró perdidamente de él, por lo que ambos decidieron que lo mejor sería huir para que nada ni nadie pudiese intervenir entre ellos.
La joven esperó a que su padre cayera dormido y, más tarde, se reunió con Cambaral quien la estaba esperando. Nada más verse, se dieron un beso apasionado y, justo en ese momento, Hidalgo, que se había despertado, les sorprendió. Tremendamente enfadado y sintiéndose traicionado, mató a ambos amantes con la espada, cortándoles la cabeza.
Los cuerpos permanecieron abrazados mientras que las cabezas rodaron hasta el mar. En su memoria, se construyó en el lugar este hermoso puente que toma su nombre de esta triste historia. Son muchos los que comentan que, cuando cae la noche, la luna llena brilla con mucha intensidad y se escuchan palabras de amor que vienen del mar.”
Así que en un paseo por Ḷḷuarca, el Puente del Beso es parada obligada.
La Fuente de los 7 caños (Covadonga, Cangas de Onís)
Cuadonga/Covadonga es otro de esos lugares especiales, diferentes, donde tanto la naturaleza como el entorno cultural son absolutamente envolventes e inspiradores de emociones que brotan a borbotones, casi tanto como la Fuente de los Siete Caños…
De una roca verdosa, enriquecida con abundantes musgos y líquenes, brota el agua fresca y cristalina, a través de una Cruz de la Victoria - símbolo histórico del Principado de Asturias – tallada en la pared natural. El agua llega con brío sobre una pila que cuenta con siete caños, simbólico número.
Y es así como una de las fuentes más populares de Asturias, sino la que más, acoge en su seno, una bellísima y poética leyenda de amor.
“La Fuente de los Siete Caños, también conocida como Fuente del Matrimonio, es un lugar ideal y propicio para el amor.
Tanto es así que existen unos famosos versos de la tradición astur que resumen el espíritu legendario de esta fuente:
La Virgen de Covadonga
Tiene una fuente muy clara
La niña que de ella bebe
Dentro del año se casa”
Se cumpla o no esta legendaria y lírica máxima, lo cierto es que la fuente existe desde tiempo inmemorial y se encuentra enclavada justo debajo de la Santa Cueva, muy próxima a la cascada del río Covadonga, cuya agua embalsada a las faldas de la mismísima Virgen de Covadonga da forma a una singular poza, donde muchos visitantes y peregrinos lanzan monedas pidiendo deseos.
Los bufones de la costa oriental asturiana
La costa oriental asturiana es tierra de bufones, un fenómeno propiciado por la naturaleza kárstica del litoral y la potencia de las mareas del Cantábrico.
Ya de por sí, los bufones son una manifestación natural profundamente llamativa y espectacular, y justamente por su excepcionalidad no está exenta de misterio…
Los bufones son esa especie de suspiros rotundos del mar en los días de mareas muy vivas. Una mar inquieta que se cuela a través de las chimeneas naturales esculpidas en el interior de los acantilados, por la fuerza y el quehacer de miles de años de erosión.
La mar se cuela, brama con un eco infinito, y asciende poderosa queriendo acariciar el cielo: el espectáculo está servido en toda su plenitud.
Dadas estas inusitadas circunstancias, el cuélebre, conocidísimo personaje de la mitología asturiana, es protagonista de una leyenda que tiene a los bufones como maravilloso escenario.
“Cuenta la leyenda que un cuélebre que habitaba en estas tierras no dejaba de lamentarse emitiendo un suspiro atronador. Un día, una joven se sintió atraída por tan intenso bufido, y hechizada acudió en su búsqueda. Se encontraron y su amor transformó a la bestia en un apuesto joven. Un día fueron sorprendidos por el padre de ella y éste, preso de su rabia, los arrojó por el acantilado. Desde entonces el mar sigue bufando por ellos”.
¡Amor y bufones son una combinación ideal para construir leyendas y dejar volar la fantasía!
La cascada del Cioyo (Castropol)
Entre los lugares imbuidos de magia y fantasía que existen en Asturias, hay uno que cuenta una bellísima historia de amor, vinculada a esas hadas buenas de la mitología asturiana que son las xanas.
En el concejo de Castropol, y oculta en el corazón de un bosque, abrazada por la frondosidad vegetal, como si fuera una especie de tesoro escondido que quisiera permanecer como tal, encontrarás la cascada del Cioyo, una verdadera maravilla natural de aguas puras y cristalinas, y pequeñas pozas.
Llegarás allí, tras una hermosa ruta, y con el impulso que genera la atracción de una dulce leyenda:
“La historia de la creación del lago situado a los pies de la cascada radica en el mito de una xana que habitaba en el boscoso lugar y que se quedó prendada de un mozo. Este bajaba cada día a dormir la siesta al lado del río, mientras dejaba que el fluir de sus aguas le arropase. Una tarde, la mala fortuna quiso que una intensa tormenta acaeciera, llevándose al joven río abajo, haciendo que su vida peligrase al desembocar en la cascada. La xana, siempre atenta a su enamorado, utilizó su magia para que no se despeñase, creando una poza al final del salto para salvarle.”
Así es la leyenda que está detrás de la laguna en la que los viajeros pueden disfrutar de un baño en los calurosos días de verano, tras finalizar la ruta, cuyo punto final es este.
Asiegu (Cabrales)
La aldea cabraliega de Asiegu tiene un ‘nosequé’ que la hará diferente ante tu mirada. La historia de un territorio indómito, donde la Humanidad ha tenido que superarse minuto a minuto, y donde ese sacrficio de siglos late en el aire, y entretanto, los Picos de Europa parecen ser un guardián infinito de todo lo que ocurre…
Hay una zona en Asiegu, en una de las partes más altas y vistosas del pueblo, conocida como el Taranu, que se debate entre la Prehistoria, la Historia y la leyenda. El Taranu es un sito espectacular por su ubicación y por sus vibraciones.
“Allí a tus pies tendrás tesoros de la Edad del Bronce, como las 14 hachas que aparecieron en este lugar, conocidas como las “hachas de Asiegu”, datadas entre el 1700 y 1500 A. C.. Pero uno de los más inquietantes hallazgos es la tumba del “gigante de Asiegu”, un enterramiento con ajuar funerario que pudo corresponder a un guerrero de gran tamaño. O los restos de una construcción defensiva conocida como El Castru, que ya en el siglo XVIII fue descrito como el castillo de Asiegu. Sea como fuere, la puesta de sol en el Taranu es de indescriptible belleza, y da la sensación de que en cualquier momento pudiera aparecer como surgido de las entrañas de la tierra el dios celta Taran, divinidad de la guerra y de los truenos.”
Por si fuera poco, para completar la escena de magia y leyenda, desde el Taranu, otro gigante, el picu Urriellu, está a solo 12 kilómetros en línea recta y es como otra deidad omnipresente…
¡Caerás rendido ante el infinito encanto de los lugares de leyenda en Asturias! ¡Y si te ha gustado este post, compártelo en tu Facebook!
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