Atrás Un día en familia entre animales y personajes de novela en el Valle del Nalón
Un día en familia entre animales y personajes de novela en el Valle del Nalón
Hoy visitamos Entrialgo donde nos esperan los personajes de la novela de Armando Palacio Valdés "La aldea perdida" y otras muchas divertidas actividades
Siempre hay muchos planes y grandes cosas que hacer con los pequeños de la casa cuando nos encontramos en un entorno envidiable; el contacto con la naturaleza da lugar a muchas emociones y a un enorme aprendizaje. En Laviana hay muchas opciones para pasar un gran día con los niños. Eso sí, estés donde estés, siempre tienes la vista puesta en Peña Mea, el techo del concejo con más de 1500 metros de altura y uno de los picos más emblemáticos del centro de Asturias.
Desde allí, las vistas nos permiten contemplar algunos de los lugares más bellos de Asturias, desde el macizo occidental de los Picos de Europa hasta las sierras de Peña Mayor, el Sueve y el Aramo. Pero hoy, nos quedaremos en Entrialgo, la parroquia que vio nacer a un escritor ilustre, Armando Palacio Valdés.
Llegamos a la Casa Natal de un novelista insigne
Cuando llegamos a Entrialgo, un pueblo de poco más de 100 habitantes, una de las primeras edificaciones que nos encontramos fue el Centro de Interpretación Armando Palacio Valdés, una casa solariega del siglo XVIII, donde nació el escritor en 1853 y a donde volvió muchos años de veraneo.
La casa natal del novelista nos enseña, a través de sus textos y objetos, muchas cosas sobre el paisaje, el entorno o la forma de vida de sus habitantes, especialmente en la obra cumbre “La Aldea Perdida”.
Es una ocasión muy buena para que los niños aprendan cuestiones sobre el contexto y el ambiente de Laviana a través de manuscritos originales, fotos del escritor, además del mobiliario de la casa, que fue lo que llamó rápidamente la atención de mis hijos. Además, aprendieron cosas sobre el mundo rural y la minería de Coto Musel, que el autor reflejó en su novela.
La casa tiene dos plantas, por lo que si vais con sillitas, tendréis que subirlas a través de las escaleras; eso sí, en la zona superior, donde está gran parte de la exposición, no existe ningún problema para el uso de carritos.
Una ruta teatralizada
Y si hay algo de lo que se sienten orgullosos los habitantes de la parroquia de Entrialgo es que, a pesar de que la industrialización fue una realidad en el siglo XVIII, fruto en parte de la extracción del carbón en el valle del Nalón, su entorno permaneció sin grandes cambios y allí sus bosques son autóctonos. Por eso, la literatura y la naturaleza se mezclan para acercarnos la obra “La Aldea Perdida”.
Durante más de dos horas, niños y adultos recorrimos los escenarios descritos en la novela gracias a sus personajes. Algunos de los habitantes de Entrialgo se caracterizan y se visten de los personajes del relato y escenifican pasajes de la novela más famosa del escritor lavianés.
Comenzamos la ruta en la casa natal de Armando Palacio Valdés y anduvimos a pie por la senda, más de dos kilómetros y medio hasta llegar a Villoria; en todo momento estuvimos acompañados de los personajes de la novela.
Mi recomendación es que, si podéis, evitéis las sillitas de bebé porque hay algunas pendientes y piedras, aunque es posible acceder con carritos, como hicimos nosotros.
En el recorrido se incluye una visita al llagar de Matiñán, donde nos ofrecieron sidra, y durante el trayecto, pudimos probar los bollos preñaos de Doña Geroma , así como pastas caseras, que fueron un éxito y, obviamente, mis hijos fueron a pedir más.
La ruta concluye en el pueblo de Villoria, donde está la iglesia románica de San Nicolás, del siglo XII y donde se desencadena el desenlace de la novela, el palacio de Camposagrado y el puente medieval de piedra.
Como recomendación, creo que es un plan para niños de más de cinco años, ya que los más pequeños pueden cansarse y, en todo caso, no van a poder seguir bien la historia de la novela. Pero, desde luego, no deja de ser un plan muy apetecible para los peques. Reserva la ruta teatralizada.
Un día en la granja
Y si desde luego hay algo que guste a los pequeños de la casa es el contacto y cuidado de los animales. No hay nada para ellos como pasar una jornada al aire libre, pudiendo hacer todo tipo de actividades con caballos, ovejas, pollitos, gallinas...
En la granja de El Trasgu La Fronda comienza la actividad a las 11:30 de la mañana, cuando hay que dar de comer a los animales. Al principio, no todos los niños se atreven, como le ocurrió a mi hijo mayor, pero poco a poco y según van pasando los minutos, van encontrándose a gusto entre los animales y luego están fascinados.
Además, enseguida comienza la primavera y habrá corderitos recién nacidos.
Nosotros tuvimos la oportunidad de dar el biberón a un ternero de tan sólo 15 días, los niños estaban felices y se quedaron sorprendidos por la cantidad de leche que tomaba.
Pero no sólo se tiene la oportunidad de cuidar y alimentar a los animales, sino que, entre las actividades en la granja, también se puede preparar sidra así que los peques niños mallan las manzanas y ven cómo transcurre todo el proceso. Y cómo no, en la granja también tienen un huerto, donde sembramos patatas, lechugas, tomates, maíz… Y dependiendo de la época del año, será posible plantar o recolectar otro tipo de frutos, como los silvestres.
Además, allí, para quienes quieran y sean mayores de 14 años, está la opción de jugar al paintball. Una jornada muy completa, en la que los niños disfrutaron de lo lindo y siempre con unas vistas espectaculares, con Peña Mea al fondo.
Laviana ofrece múltiples posibilidades y es que sus bosques, su historia, sus gentes, sus pueblos y esa gran obra, “La Aldea Perdida” son su mayor patrimonio.
Texto y fotos: Carmen Osorio
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