Atrás Ruta de Penouta, descubriendo los encantos milenarios de Boal
Ruta de Penouta, descubriendo los encantos milenarios de Boal
La ruta de Penouta, en el concejo de Boal, guarda secretos maravillosos. Y es que el Parque Histórico del Navia es probablemente una de las comarcas más enigmáticas de Asturias, y en este itinerario tendrás ocasión de comprobarlo.
La ruta de Penouta, en el concejo de Boal, guarda secretos maravillosos. Algunos de ellos son vestigios históricos antiquísimos, huellas de culturas pretéritas que han resistido firmes el paso del tiempo.
Túmulos neolíticos y arqueología castreña, herencia de antiguos pobladores que habitaron hace miles de años estas tierras bañadas por el río Navia y sus afluentes, saldrán a nuestro encuentro a lo largo de los 23 kilómetros de recorrido.
Y es que el Parque Histórico del Navia es probablemente una de las comarcas más enigmáticas de Asturias, un hecho que queda patente en esta ruta por este pequeño pedazo del suroccidente asturiano.
Además, pocos senderos hay en Asturias que combinen tantos atractivos y paisajes diferentes como la ruta de Penouta. ¿Cómo? ¿Que no te lo crees? Pues sigue leyendo y verás.
Todo lo que necesitas saber antes de calzarte las botas
La ruta de Penouta (PR. AS-250) es de dificultad media, no porque sea complicada en cuanto a técnica, sino por el desnivel (786 metros positivos) y el esfuerzo físico que suponen las constantes cuestas por terreno irregular de los últimos kilómetros del recorrido.
Para que te hagas una idea, comenzaremos la ruta a 470 metros de altitud, y en 5 kilómetros de subida llegaremos hasta los 808 metros, el punto más alto de la ruta.
El sendero es circular, la distancia recorrida es de 23 kilómetros aproximadamente (contando el desvío hacia el Penedo Aballón), y en tiempo son unas 7 horas y media más o menos.
Hasta llegar a la carretera AS-12 (alrededor del kilómetro 18) las pistas son, en general, anchas y están en buen estado. A partir de este punto los senderos se estrechan y se vuelven más pedregosos y abruptos, alternando con caminos rurales hormigonados.
No es recomendable para hacer con niños pequeños, y para niños más mayores solo si están acostumbrados a caminar y en forma para afrontar tantos kilómetros. Tampoco es demasiado aconsejable hacerla porteando, salvo que estés muy fuerte y domines muy bien lo de caminar por suelos irregulares.
Igualmente, no es apta para sillitas ni para personas con movilidad reducida que utilicen elementos externos de apoyo. Aunque como siempre, éstas son unas valoraciones un poco subjetivas, así que lo mejor es que evalúes con prudencia tu propio caso y situación.
En bicicleta se podría hacer pero acortando el recorrido, finalizando en el momento que lleguemos a la carretera AS-12 a la altura del castro de Pendia, y volviendo por carretera a Boal.
La ruta de Penouta es además una vía en la que tenemos que tener especialmente en cuenta, por su duración, las horas de luz (sobre todo en invierno), y la climatología. En la parte de la sierra por la niebla, y en la parte del valle por las altas temperaturas que se pueden dar en días de mucho calor.
Esto sumado a la poca disponibilidad de agua puede ser peligroso, así que no te olvides de llevar mucha agua e hidratarte frecuentemente. ¡Ah! Y si vas con perro deberás cargar un aporte extra, porque hasta después del kilómetro 18 apenas hay algún charco para que beban.
Afortunadamente sí que hay zonas de sombra gracias a numerosos pinares y bosques autóctonos de castaños y robles (entre muchas otras especies). Pero no te confíes y llévate una gorra por si acaso.
Ruta de Penouta, caminando entre las cuencas de los ríos Navia y Porcía
La ruta de Penouta comienza en el centro del pueblo de Boal/Bual, frente a la iglesia. Desde allí habrá que subir por unas escaleras que hay junto a una discreta fuente (o por la rampa contigua), y torcer a la izquierda por la calle Alonso Rodríguez. Pronto veremos a mano derecha el cartel que indica el inicio del recorrido.
Seguiremos en todo momento en dirección ascendente hacia el cementerio, dejando primero el lavadero a la izquierda. Una vez hayamos pasado el cementerio, a pocos metros, abandonaremos la pista hormigonada para adentrarnos a mano derecha en el monte Barreiro, siguiendo las indicaciones hacia “Ruta de Penouta”.
Durante esta subida recorreremos el antiguo camino real. De hecho, si te fijas bien, en algún tramo incluso se pueden apreciar en la piedra las rodadas de los carros del país que recorrían habitualmente esta calzada.
Una vez hayamos llegado al Alto de Penouta, cruzaremos la carretera AS-22. De todas formas, antes de continuar con la marcha puedes hacer una breve parada en el área recreativa que hay al borde de la carretera, para contemplar el paisaje hacia la costa.
Un poco más alejado, hacia el lado de la carretera por el que veníamos siguiendo la pista principal por el pinar, está el mirador de Penouta interior. Además, por esa zona se encuentra el merendero de Pena Queimada, un espacio muy agradable, sobre todo si vas con niños, porque hay mucho sitio para jugar y correr.
La sierra de Penouta alberga también un parque eólico, cuya pista asfaltada nos conduce al mirador de Penouta costa. Para llegar hasta él, hay que caminar otros 2,2 kilómetros, así que quizás sea mejor que lo dejes para otro momento, porque aún te queda mucho que caminar.
Igualmente, todo este entorno es un sitio fantástico para ver caballos en libertad. Pero no solo eso, sino que también acoge una necrópolis tumular, que se extiende por gran parte de la sierra, y cuya construcción se remonta unos 5000 años atrás.
Algunos de estos restos los podrás ver sin necesidad de alejarte demasiado del camino, como el túmulo funerario II, situado junto al área recreativa, y a un lado del camino que tendremos que tomar para continuar con la ruta.
Seguiremos durante unos metros por un camino que va paralelo a la pista asfaltada. Poco a poco se irán distanciando, y unos metros más adelante el camino se bifurca hacia el imponente Penedo Aballón, una parada imprescindible en la ruta de Penouta.
Se encuentra a 1,1 kilómetros del trazado principal, una distancia que ya está contemplada en los 23 kilómetros de recorrido.
Pero, ¿qué es eso de Penedo Aballón? Pues resulta que, además de túmulos funerarios, en Penouta se han encontrado diferentes formaciones graníticas, de origen y uso aún por determinar. Ésta se cree que fue un elemento de culto celta o romano, y que permitía la oscilación sobre minúsculos puntos de apoyo.
Si te apetece continuar unos metros, también puedes visitar peña a Montura, otra formación de granito curiosa. Y si no quieres, entonces es hora de desandar el camino hasta el cruce, y continuar con la ruta.
Durante varios kilómetros recorreremos unos pinares preciosos, que se alternarán con unas vistas panorámicas espectaculares hacia el pueblo de Boal y alrededores.
Pronto llegaremos a la llanada donde se encuentra la capilla de San Isidro, un espacio perfecto para hacer una breve parada de avituallamiento.
Después recorreremos un corto tramo de asfalto, hasta ver nuevamente las indicaciones de la ruta, que nos llevarán a rodear, en ascenso pero poco pronunciado, el pico Xugos.
Atravesaremos unas praderías conocidas como As Llamiceiras, y más tarde comenzaremos a descender por otro trecho de asfalto, para después dejarlo por una pista a mano izquierda que bajará serpenteando por la ladera de la montaña, hasta llegar a la carretera AS-12.
Es posible que en primavera y principios de verano toda esta parte esté cubierta por brezos y toxos que tiñen de rosa y amarillo, respectivamente, los montes y atraen a numerosos insectos, ¡sobre todo abejas!
Poco antes de llegar a la carretera, tendremos una perspectiva fantástica del castro de Pendia, fundado en la Edad de Hierro, habitado aún en época romana, y puede que hasta varios siglos después. Es además uno de los yacimientos arqueológicos que primero se excavaron en Asturias, junto con el castro de Coaña.
Cruzaremos con muchísima precaución, sobre todo si vamos con niños o perros, la carretera AS-12 hacia el mirador del castro de Pendia. Sin embargo, las vistas son mucho mejores las que se tienen desde la pista por la que baja la ruta, ya verás...
Recorreremos unos metros por el arcén de la carretera, para luego tomar un desvío a mano izquierda bajando hasta a Llouxeira, una antigua mina de pizarra que aún hoy en día es perfectamente visible.
Nos introduciremos ya en una zona totalmente distinta a lo que hemos recorrido hasta ahora. Tras cruzar un par de pequeños puentes, llegaremos a un valle verde intenso a lo largo del cual iremos subiendo y bajando constantemente.
Esta última parte del recorrido puede ser la más cansada, sobre todo si hace calor, ya que no suele correr el viento (aunque sí que hay bastante sombra). Pese a que no son cuestas pronunciadas, sí que es probable que lleguemos cansados y nos cueste ya un poco recorrer los últimos 5 kilómetros.
Aunque la ruta está bien señalizada, en este tramo debemos estar atentos en cada cruce o giro porque las marcas no siempre están muy visibles.
Una vez lleguemos a la pista hormigonada de As Viñas, hay que girar a mano izquierda por un camino que pasa sobre la depuradora, sin subir la empinada cuesta hacia el pueblo.
Más tarde pasaremos por Os Mazos y ya, justo antes de llegar a Boal, por Armal. Dos preciosos pueblos donde ver numerosas muestras de arquitectura tradicional como casonas, hórreos y molinos.
Esta última parte del recorrido ya no está señalizada, pero lo único que tienes que tener en cuenta para no perderte es que no debes salir a la carretera (AS-12) hasta que llegues a la altura de las escuelas (C.P. Carlos Bousoño), tras pasar el caserío de Rozas.
Una vez hayas alcanzado la carretera ya estarás en Boal/Bual, punto final de la ruta de Penouta.
Ahora podrás relajarte mientras das un pequeño paseo contemplando algunas de sus casas de indianos, o reponer fuerzas en alguno de los bares del pueblo. ¿Puede haber mejor cierre a una intensa jornada de caminata?
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