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7 Reservas de la Biosfera para que disfrutes sin límite
Un recorrido por las 7 Reservas de la Biosfera de Asturias te mostrará un verdadero paraíso para disfrutar de la naturaleza en estado puro.
La eclosión de la naturaleza asturiana nunca es la misma de un año para otro y tus sensaciones tampoco. Siempre hay nuevos matices y experiencias. Así que si te apetece sumergirte en un mundo de buenas y diferentes vibraciones, tu destino son todas y cada una de las siete Reservas de la Biosfera de Asturias, que además están a menos de hora y media de la Asturias urbana… ¡Para que disfrutes sin límite!
Oscos-Eo, Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, Somiedo, Las Ubiñas-La Mesa, Redes, los Picos de Europa y Ponga son nombres propios en el mapamundi de la Biosfera, y un viaje por estos espacios tan naturales será un auténtico oasis de paz y relax en tu vida, además de añadir un pizca de aventura y gracia, en un combinado que te resultará irresistible.
Prepárate para pasarlo en grande recorriendo una a una todas las Reservas de la Biosfera de Asturias, en un verdadero paraíso que cuenta con un tercio de su superficie protegida ¡Empezamos ya!
Oscos-Eo, un impresionante parque etnográfico al aire libre
Podría decirse que la Reserva de la Biosfera Oscos-Eo es un auténtico mar de mares en sentido metafórico, porque de todas las asturianas es la única en la que podrás tener la sensación de sumergirte en todos los mares posibles que te ofrece Asturias: la mar salada, la dulce con la ría del Eo, la gaseosa en forma de mar de nubes, y la mar vegetal en forma de prados y bosques.
Y siete son los municipios que la integran - Castropol, Vegadeo, San Tirso de Abres, San Martín de Oscos, Santa Eulalia de Oscos, Villanueva de Oscos y Taramundi -, tan similares y tan diferentes a un tiempo. Muchas son las singularidades que caracterizan a este territorio y una de ellas es que aglutina la mayor superficie de Pueblos Ejemplares de todas las Reservas de la Biosfera de Asturias: nada más y nada menos que cinco de siete (Castropol, San Tirso de Abres y los tres Oscos). Se podría decir que se trata de una Reserva de la Biosfera ejemplar en el más puro sentido del término, y donde tendrás muchas y bellas rutas para hacer como la del agua en Taramundi o la de la Seimeira en Santa Eulalia de Oscos.
Casi todos son récords en una Reserva de la Biosfera que es también la que mayor número de molinos, mazos y batanes tiene en activo de toda Asturias. Fíjate que solo el museo de los Molinos de Mazonovo, en Taramundi, cuenta con 19, y entre Los Oscos y Taramundi suman tres conjuntos etnográficos con ingenios hidráulicos: Os Teixóis y Mazonovo, en Taramundi, y Mazonovo en Santa Eulalia de Oscos.
Por si fuera poco es la gran reserva de los “ferreiros”, que han convertido Santalla en una auténtica capital del hierro artesano, con numerosas esculturas ubicadas en distintos lugares del pueblo, que le dan un aire distinto y divertido
Además, la navaja más grande del mundo está en el pueblo de Pardiñas, en Taramundi, como reclamo dentro del recinto del Museo de la Cuchillería.
A la enorme diversidad y contrastes, se suman dos villas marineras, Castropol y Figueras, ribereñas ambas de una de las rías más anchas de toda Asturias en su desembocadura - la del Eo -, que además es navegable en pequeñas embarcaciones hasta San Tirso de Abres, posibilitando un periplo fluvial único en Asturias.
Y cuanto más te adentres en esta reserva más sorpresas te llevarás: un monasterio lleno de misterio en Villanueva de Oscos, hórreos con cubierta de escoba en San Martín de Oscos, y siempre construcciones de pizarra negra que brilla sobre el verde del paisaje…
¡Sin duda Oscos-Eo es una reserva ejemplar y muy variada!
Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, el sueño vegetal
¿Imaginas soñar en verde? La Reserva de la Biosfera de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias te lo permitirá, porque precisamente en sus territorios está Munieḷḷos, que es el bosque con mayúscula. En realidad es una inmensa parábola del planeta tierra en su juventud ya que rebosa vegetación, vida, densidad, verdor, es como un gran templo de la función clorofílica.
Este bosque de cuento, de fábula o de ensueño conserva la esencia de la diversidad biológica atlántica, donde han logrado vivir y sobrevivir especies emblemáticas y ya escasas de la fauna cantábrica como el urogallo, el oso pardo o el lobo. Aunque hay que advertir a los visitantes que no son fáciles de ver. Dicen los entendidos, y es cierto, que aunque en Muniellos no se avistan los animales, su presencia se intuye, se percibe, su hábitat es muy salvaje y puro…
El paseo por Munieḷḷos te resultará reconfortante, y al ritmo que impone el disfrute y la contemplación del bosque, no te resultará fatigoso. Y resulta que mientras deambulas entre robles centenarios, algunos con más de siete metros de perímetro, sentirás que estás inmerso en un sueño vegetal, que estás en una de las manchas forestales más importantes de Europa, donde además de robles hay abedules, hayas, acebos, tejos, avellanos, arces y fresnos, estando cubierto el sotobosque por multitud de helechos… Así como abundante fauna, entre la que destacan nutrias, corzos, rebecos, jabalíes…y también reptiles, anfibios, y todo tipo de mariposas e insectos.
Pero Munieḷḷos es más que un espacio protegido, porque su entorno no sólo es rico a nivel de naturaleza sino también desde el punto de vista cultural. En esa zona se conserva el espíritu de la tradición pastoril, y las aldeas y núcleos poblacionales mantienen intacto el sabor y el calor popular, donde se pueden contemplar edificaciones ancestrales y de uso netamente rural como hórreos, cortines y talameiros (construcciones relacionadas con el cultivo de la miel), corripas, etc.
La zona protegida en la que se encuentra Muniellos abarca los concejos de Cangas del Narcea, Ibias y Degaña. En total casi sesenta kilómetros cuadrados que atesoran arte, arqueología, o etnografía, donde cabe destacar las pallozas, antiguas construcciones típicas de las brañas asturianas donde seres humanos y ganado convivían en perfecta armonía y simbiosis.
En las localidades más grandes, como Cangas del Narcea, capital del concejo del mismo nombre, disfrutarás con el encanto de su casco histórico. Además tiene interesantes fiestas, vinculadas unas a la tradición de la pólvora y los fuegos de artificio y otras a la vendimia. Cangas tiene un museo del vino y una ruta de bodegas, y cuenta con sitios muy interesantes para que degustes la gastronomía y vinos de la zona. Muy cerca, el Monasterio de Courias, que deberás visitar sí o sí.
¡Tu sueño en verde se hará realidad en Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias!
Somiedo, una maravilla natural por excelencia
El Parque Natural de Somiedo - que fue el primero de Asturias - está de cumpleaños por partida doble: treinta años de su creación y 18 de su declaración como Reserva de la Biosfera. Así que la ocasión es inmejorable para darte una vuelta por todos y cada uno de sus cinco valles, que además están bañados por cinco ríos.
Y es que Somiedo se extiende por cinco valles: Saliencia, Valle del Lago, Puerto y Pola de Somiedo, Perlunes y Pigüeña, que son surcados por cinco ríos con los que comparten nombre.
Los paisajes de Somiedo parecen sacados de un documental de naturaleza, donde queda patente la armonía entre el hombre y el medio a lo largo de los siglos, en un panorama de desniveles de auténtico vértigo que van desde los 400 metros sobre el nivel del mar hasta los 2.200.
Viajar por Somiedo es como moverte por la serenidad de un pasado rural que parece detenido. Esta tierra ha sido lugar de residencia y de paso de grupos étnicos tan característicos como los vaqueiros de alzada, y tanto sus brañas como sus pueblos conservan la impronta de ese pasado vinculado a la ganadería trashumante.
Somiedo atesora el galardón de Pueblo Ejemplar de Asturias para una de sus aldeas con más carácter: Villar de Vildas, que además será tu parada obligada y tu puerta para llegar a una de las brañas más potentes y mejor conservadas de todo el territorio somedano, la de la Pornacal.
Comprobarás con satisfacción como a lo largo de todo Somiedo encontrarás brañas con fértiles pastizales, donde podrás contemplar las famosas "cabanas" de teito de escoba: cabañas de piedra y techumbre de escobas y piornos, utilizadas por los vaqueiros de alzada y los ganaderos de las montañas como refugio. Actualmente aún existen más de 500 cabañas distribuidas por todo el parque, y se convertirán casi en un icono paisajístico en tu viaje somedano.
Además de los “teitos” – que podrás ver conocer en profundidad en el Ecomuseo de Somiedo, con distintas sedes en Veigas, Caunedo o la propia Pola de Somedo -, los lagos y lagunas son otro de los grandes atractivos paisajísticos de esta zona.
Son los de Somiedo los lagos más al sur de Asturias, y los tienes para todos los gustos: los tres pequeños lagos de Saliencia, ubicados en un espectacular entorno; el lago del Valle - el mayor de Asturias -, con su característico islote y al que llegas por una maravillosa ruta desde el pueblo de Valle de Lago, o las recónditas lagunas del Páramo, entre los valles de los ríos Somiedo y Pigüeña.
Puedes poner el colofón a tu periplo somedano con una visita a Pola de Somiedo, una tranquila y acogedora capital de concejo, donde encontrarás estupendos lugares donde comer, cenar o dormir, y donde tienes coquetas tiendas para tus compras,
¡Y sin olvidar que Pola fue la cuna de uno de los grandes ilustrados españoles: Álvaro Flórez Estrada!
Las Ubiñas-La Mesa: calizas de altura, osos, carbón y calzadas romanas
Es la penúltima de las Reservas de la Biosfera asturianas (por orden cronológico en la fecha de declaración), pero no por ello atesora méritos menores que las demás para serlo, sino todo lo contrario.
El Parque Natural de las Ubiñas-La Mesa integra tres concejos de marcada personalidad como son Lena, Quirós y Teverga, que componen un territorio de montaña con pronunciados contrastes y bellos paisajes.
El buque-insignia de las cumbres de este espacio es el Macizo de Peña Ubiña, el segundo de mayor altitud tras los Picos de Europa, con cumbres que superan los dos mil cuatrocientos metros.
Cuando avistes las Ubiñas y te animes a disfrutar con algunas de las muchas rutas de montaña y posibilidades que te ofrece la zona, te sentirás en un planeta de caliza y verde, con mil recovecos y cuevas para explorar.
Tanto es así que en esta Reserva podrás conocer la sima más grande de Asturias (y aún en proceso de exploración), que es Cueva Huerta: nada más y nada menos que casi veinte kilómetros de galerías y pozos subterráneos, de los cuales una parte es visitable. Será, tal como aseguran los expertos, un auténtico viaje al centro de la tierra… ¡Y sin salir de Teverga!
Además, una de las singularidades de esta Reserva de la Biosfera es que está surcada por una calzada romana (de inusitada belleza, por supuesto) que, en la antigüedad, fue incesante paso de personas y mercancías de Asturias a la Meseta y viceversa: el Camín Real de la Mesa, que le aporta el nombre a la Comarca y también a la Reserva…
Las Ubiñas-La Mesa es también conocida por sus brañas, auténticos lugares de ensueño, muy fotogénicos, como sacados de un rodaje cinematográfico donde primase lo bucólico: montañas, verde, cabañas, ganado, silencio y una paz infinita.
Si lo que te llama la atención es la huella industrial, tanto en Lena, como en Quirós y Teverga, tendrás abundantes vestigios de antiguas explotaciones mineras, con una riquísima historia y cientos de anécdotas curiosas.
Asimismo esta Reserva es territorio osero, y en sus bosques y paisajes habita, alejado del mundanal ruido, el oso pardo cantábrico, convertido hoy en un símbolo de la recuperación faunística y medioambiental asturiana.
Y si lo que te gusta es conocer los entresijos de la Prehistoria, en San Salvador d'Alesga, tienes el Parque de la Prehistoria, donde además de documentarte sobre este período de la Humanidad de forma muy interactiva, puedes ver al aire libre animales como bisontes europeos, caballos Przewalski, neo-uros, ciervos, gamos, transportándote así a tiempos muy lejanos…
Por si fuera poco, cuando las cumbres se tiñen de blanco, las Ubiñas-La Mesa te permite la práctica de numerosos deportes de invierno, entre otros las raquetas de nieve o el esquí de travesía.
¡Todo un mundo de posibilidades!
Redes, entre xanas y urogallos
El Parque Natural de Redes, que comprende los concejos de Caso y Sobrescobio, tiene más de dos décadas de existencia y que fue declarado Reserva de la Biosfera en el año 2001, es uno de los espacios naturales más versátiles y amenos que puedes encontrarte, porque lo tiene todo: grandes cumbres que alcanzan los 2000 metros de altitud, cuevas, circos glaciares, campos de pasto, montes, y bosques infinitos…
Además la acción de los ríos que lo surcan ha esculpido la naturaleza de tal forma que existen abiertos valles que forman fértiles vegas o impresionantes desfiladeros de roca caliza… Precisamente estas sútiles y bellas formaciones hacen de Redes uno de los espacios más idóneos que puedas encontrar si eres amante del senderismo, y donde puedes disfrutar de rutas tan emblemáticas como la del Alba o la del desfiladero de los Arrudos, dado que ambas son todo un clásico en el mapa del senderismo astur.
Y si lo tuyo son los retos de altura, en Redes estás en un lugar ideal porque cumbres como el Retriñón, la Peña’l Vientu, el Cantu l’Osu, el Tiatordos o la Rapainal tienen envergadura y altitud más que suficiente para que te sientas como un montañero de nivel.
Por otra parte, uno de los lugares más conocidos y admirados de todo el Parque Natural es la vega de Brañagallones, a la que se accede con facilidad desde el pueblo de Bezanes. La subida es ya una ocasión para disfrutar del paisaje, y una vez allí la quietud que se respira a los más de mil doscientos metros de altitud en que se encuentra esta carismática vega, te invadirá por completo.
Por sus características boscosas, de inmensa frondosidad, bien regada por ríos y arroyos, Redes parece un territorio pensado para las xanas, que entonarán sus cantos para gozo de los osos y urogallos - ésos últimos también especie de gran arraigo en la zona -. Como también los cérvidos - rebecos y ciervos - campan a sus anchas en un entorno que cobra, según el momento del día, auténticos tintes mitológicos.
Y mientras tanto, tú caminaras entre hayas y robles, y cuando finalices tu excursión, siempre te quedará la opción de degustar un buen queso casín, uno de los más antiguos y artesanales de cuantos existen en Asturias.
¡Una Reserva de la Biosfera con mucho sabor!
Picos de Europa, espíritu pionero en una naturaleza única
Los Picos de Europa ostentan el honor de haber sido el Primer Parque Nacional de España, declarado hace más de cien años con la denominación de Parque Nacional de la Montaña de Covadonga.
Este gigante kárstico que se dibuja en tres macizos - occidental, central y oriental -, acoge en su seno las más altas cumbres de la cordillera cantábrica, entre las que destaca el “techo” del Cantábrico, que es el Torrecerredo, con 2.648 metros de altitud, ubicado en el Macizo Central.
Muchas de estas moles calizas son referencia para andarines, montañeros y escaladores de todas las latitudes, y algunas como el Picu Urriellu o Naranjo de Bulnes, o las Peñasantas de Enol y de Castilla, son profundamente icónicas por su envergadura e historia, e imprimen un carácter muy especial a esta Reserva de la Biosfera, integrada por los concejos de Amieva, Cabrales, Cangas de Onís y Peñamellera Baja.
Numerosas son las rutas y opciones que te ofrece el Parque, para distintos niveles y preferencias, pero sin duda las hay que son un referente del senderismo, como la famosa Ruta del Cares, entre Caín y Poncebos, que destaca también por la espectacularidad de sus paisajes, y por ser testigo del curso de uno de los ríos más carismáticos de Picos de Europa: el Cares, al que pueden añadirse otros cursos fluviales tan conocidos como el Dobra o el Duje.
Pero no solo de caliza te alimentarás en los Picos de Europa, también de bosques como el de Pome, que es uno de los mejores ejemplos de bosque atlántico por sus árboles, sus tonalidades y su frondosidad. Sin duda la caminata desde la Vega de Enol te merecerá la pena.
En medio de todo este panorama aparecen los pastores, que han hecho de Picos de Europa uno de los espacios naturales más humanizados del mundo, donde la actividad ganadera ha dado pie a creaciones gastronómicas en forma de quesos tan sabrosos y afamados como el Cabrales o el Gamonéu. Y por supuesto donde existen conocidas majadas y pueblos de cuento como Sotres, Bulnes, Tielve, etc.
Y por si te quedan ganas de más, los Picos han sido el escenario de uno de los episodios históricos cruciales en la historia europea, que fue la batalla de Cuadonga/Covadonga y la gestación del Reino de Asturias. De todo esto, podrás rastrear las huellas en Covadonga, símbolo de la comunión entre historia, naturaleza y espiritualidad.
También en Cuadonga/Covadonga, justo debajo de la Cueva donde se encuentra la Santina, tendrás ocasión de contemplar, si el deshielo y las lluvias lo permiten, una de las surgencias más fotogénicas de los Picos de Europa, la del río Orandi, perfecto ejemplo de un sistema kárstico donde también te encontrarás infinidad de simas, que son la meca de los espeleólogos más experimentados.
Por cierto, hablando de fotogenia, no podrás pasar por alto que estás en uno de los espacios donde tu retina y tu cámara pueden captar las panorámicas más alucinantes desde la gran variedad de miradores que existen en Picos, algunos de los cuales son épicos por su historia y su belleza: el de Ordiales, el de Camarmeña, el de Asiegu, el Pozo de la Oración, el mirador de la Reina, el mirador del Rey, el mirador del príncipe, el mirador de la princesa, etc.
Y así entre brumas y lluvias, entre soles y neveros, entre cumbres de vértigo y valles de insólita belleza, detendrás el tiempo en un oasis de tranquilidad sin límite ¡Así son los Picos de Europa!
Ponga, el edén asturiano
El Parque Natural de Ponga es el espacio natural de las vistas cautivadoras, precisamente por su escarpada e indómita orografía, constituida por una enorme masa caliza que dibuja sierras y cordales, donde existen numerosas y privilegiadas atalayas.
La séptima y última Reserva de la Biosfera de Asturias es un auténtico edén. Un tesoro escondido con más de veinte hectáreas de exotismo y riqueza paisajística, ubicado al oeste de los Picos de Europa, y a medio camino entre éstos y el Parque Natural de Redes, componiendo todo este encadenado de territorios una gran mancha de la Biosfera en el mundo.
Puertos de montaña, aldeas remotas, majadas y sendas se diseminan en esta empinada tierra, que no suaviza sus desniveles ni siquiera en la ribera del río Ponga, que discurre entre gargantas y desfiladeros en su descenso apasionado hasta los llanos que baña el río Sella.
Entre las muchas bellezas que atesora Ponga están sus bosques, especialmente hayedos como los del monte Peloño, que cuenta con más de doscientos mil árboles, siendo actualmente el mejor conservado de la Península Ibérica.
Precisamente estas manchas boscosas de Ponga hacen que sea un lugar idóneo como refugio de especies tales como el venado, el auténtico rey del bosque caducifolio. Con lo cual el espectáculo de la berrea (época de celo de los venados) se da de forma muy llamativa en el comienzo del otoño.
El ecosistema pongueto incluye asentamientos humanos muy singulares y tradicionales, caracterizados por la actividad ganadera y la gastronomía propia. Así que hay muchos pueblos típicos en Ponga, incluyendo su capital, San Xuan/San Juan de Beleño. Nombres como Tarañes, a los pies del Tiatordos; Sobrefoz, construido sobre una garganta, o el deshabitado Vallemoru, componen la geografía mítica rural de esta zona.
Ponga posee un valioso acervo cultural donde arquitectura rural, etnografía, folclore y tradiciones ancestrales son los puntos fuertes. Una de estas tradiciones únicas es la leyenda del Guirria, un encapuchado mitológico, mitad trasgu, mitad personaje carnavalesco, que hace de las suyas con las mujeres, fundiéndose en besos y abrazos con ellas, mientras que los mozos del pueblo le siguen a caballo y piden el aguinaldo de casa en casa. Una estampa que se produce cada 1 de enero, y cuyos orígenes tienen raíces profundas e inmemoriales.
Y por supuesto otro rasgo de la inequívoca personalidad pongueta es su gastronomía, en la que destacan el pote asturiano, los productos de la matanza, los platos de caza, la carne roxa y el queso de los Beyos, una de las reliquias lácteas.
Así que Ponga es un espacio idóneo para las gentes que aman la naturaleza en el más amplio sentido, para los quieren practicar turismo activo, caza, pesca, para los que buscan relax o disfrutar con impresionantes panorámicas de paisajes tan notables como el bosque de Peloño, la cumbre del Tiatordos, el Valle Moru, la Foz de La Corina, Los Andamios, el Candanu, Ventaniella, La Escalada, Tolivia y un largo etcétera.
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