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Las 10 cosas más interesantes que ver y hacer en Aller
Aller se caracteriza por su inmensidad y belleza. Extenso e intenso, puedes perderte por sus bosques y montañas, sus árboles, sus ríos y cascadas, y sus pueblos, entre otros encantos.
Aller es uno de esos concejos asturianos que se caracteriza por su inmensidad y belleza. Extenso e intenso, en Aller puedes perderte por los senderos de la Historia, encontrar vestigios del antiguo reino de Asturias envueltos en leyendas, disfrutar de lugares donde la naturaleza y toda su fuerza te llenan el espíritu, contemplar panorámicas de ensueño, o conocer un patrimonio cultural único.
Y por supuesto, recorrer y descubrir los secretos de una de las vías romanas más notables de península ibérica: La Carisa. Y si te gusta el deporte en plena naturaleza, las rutas de senderismo y las rutas en bici se multiplican, teniendo también la opción de esquiar o simplemente disfrutar del entorno en la estación más joven de la Cornisa Cantábrica.
Además, si de degustar manjares asturianos únicos se trata, Aller cuenta con una gran personalidad gastronómica y festiva, teniendo en el Panchón uno de sus postres caseros más singulares.
las 10 mejores cosas que ver y hacer en Aller te esperan
Pueblos para caminar por la Historia
El paisaje de Aller está salpicado de pueblos y aldeas con sabor y tradición, enmarcadas en idílicos parajes.
Darte una vuelta por los pueblos alleranos es caminar por la Historia. Y buena prueba de ello la tendrás en Peḷḷuno y Soto de Aller, vinculados ambos por la sorprendente y mágica biografía de la reina Doña Urraca, fruto de la apasionada relación amorosa entre Doña Gontrodo Petri y el rey Alfonso VII de Castilla. Tanto en Peḷḷuno como en Soto - que cuenta con los restos de una llamativa torre medieval - quedan vestigios arqueológicos, y testimonios orales y escritos de este episodio que sería clave en el devenir de Asturias.
Pero también hay otros pueblos como Felechosa o la Pola Vieya/Pola del Pino, con gran tradición montañera y esquiadora, donde además se mima al máximo la más típica gastronomía asturiana.
En el caso de Murias y Santibanes de Murias, sus paisajes rurales se vuelven pintorescos y frondosos, y su proximidad a la famosa cascada de Xurbeo los convierte en meca de senderistas en busca de esta joya natural.
Evidentemente, un itinerario por Aller ha de incluir sí o sí una visita a Cabanaquinta/Cabañaquinta, una villa de aire señorial que es la capital del concejo. Así como un paseo por Morea/Moreda, uno de los pueblos con más vida de la zona, con interesantes muestras de patrimonio industrial, y con fiestas tan conocidas y declaradas de Interés Turístico como los Humanitarios, y que además fue Pueblo Ejemplar de Asturias en el año 2007.
Hitos naturales que te dejarán prendado
Aller posee algunos parajes, que por su originalidad, autenticidad y belleza se convierten en verdaderos hitos naturales, que no puedes perderte en tu recorrido por esta zona siempre sorprendente.
Uno de ellos es la cascada de Xurbeo, que dista apenas un kilómetro del pueblo de Murias, y que está considerada uno de los saltos naturales de agua más guapos de toda Asturias. Recogida en un pequeño rincón, ubicado en la ladera del valle excavado por el río Negro, el camino hasta Xurbeo es una sucesión de mantos verdes, de densa frondosidad, solo rota con la presencia del pueblo de Murias, con sus huertos familiares y sus casas escalonadas en la ladera de la montaña. Xurbeo es alta y poderosa, con pequeños saltos laterales que la ensanchan. Es abierta y sus aguas cristalinas relucen sobre la piedra oscura.
Otro de los más destacados es el bosque de Gumial, considerado uno de los hayedos más espectaculares de la Montaña Central. Con la particularidad ,además, de que para llegar a su núcleo, tendrás que caminar entre avellanos y castaños, arándanos, brezales y otras especies autóctonas. Y el colofón no puede ser más sorprendente: la llegada a la braña o majada de Gumial, una agrupación de antiguas cabañas de pastores donde se aúnan tradición, vivencia y leyenda.
Y si algún lugar puede presumir de foces en Asturias, ese es Aller, porque en este municipio se encuentran dos de las más afamadas foces del Principado: las foces del río Aller y las foces del Pino.
El río Aller, que nace en el puerto de Vegarada, genera un desfiladero impresionante en las laderas del pico La Panda y la Sierra del Campanal. Debido principalmente a la erosión kárstica de sus aguas, que en la angosta garganta dibujan cascadas y torrenteras. Un paisaje, sin duda, de singular belleza.
Por su parte, las llamadas foces de El Pino, que forman parte de la conocida ruta senderista denominada Foces de El Pino y de Ruayer, conforman un desfiladero de casi un kilómetro, con impresionantes paredes rocosas verticales que el río Valmartín fue erosionando durante millones de años. Y el nombre de Foces de El Pino se lo deben a la cercana localidad llamada El Pino.
Santibanes de la Fuente: El tejo más jacobeo
El tejo de Santibanes de la Fuente es el más jacobeo de toda Asturias, ya que forma parte del Camino de Santiago que viene de León. Así que muchos peregrinos han visto y sentido este árbol, que actualmente mide veinte metros de altura y tiene un perímetro de tronco de más de tres metros.
Aunque su longevidad es más que patente, no se sabe con exactitud su edad, si bien es más que probable que supere los 500 años.
Como la mayoría de los tejos asturianos, está ubicado junto a una iglesia, y es que el cristianismo ubica sus lugares de culto en los mismos sitios donde los celtas veneraban a sus árboles sagrados - que curiosamente eran los tejos -.
En este caso la iglesia es la de San Juan de Rumiera, uno de los exponentes del románico en el concejo de Aller.
Miradores de montaña: Coto Bello
Muy pronto te darás cuenta de la esencia allerana. Y el espléndido mirador de Coto Bello es uno de esos lugares para que caigas en la cuenta de que estás en una tierra de cumbres y bosques, de cordales eternos, de caza y berrea, de tránsito hacia la Meseta y viceversa, de pastoreo y carbón, y de esfuerzo ciclista.
Desde Corigos, y tras 10 kilómetros de subida por carretera (la que llevaba a la antigua explotación minera que hubo allí), llegarás a este maravilloso mirador, que es parada obligada.
Estarás ubicado a 1.128 metros de alttiud, entre la sierra de Conforcos y el cordal de Murias y Santibanes, en un balcón natural que ofrece excepcionales vistas de la cordillera Cantábrica y del valle de Aller.
Con la ventaja, además, de que desde allí puedes disfrutar de estupendas rutas de senderismo y BTT.
Y para la contemplación de tan bellos paisajes, el ayuntamiento de Aller pone en marcha un tren turístico durante la época estival.
Un notable patrimonio espiritual: iglesias que enamoran
Aller conserva un notable patrimonio religioso, y algunos de sus máximos exponentes se encuentran en el entorno rural.
Uno de los mejores ejemplos de esta riqueza arquitectónica y espiritual es la iglesia de San Vicente de Serrapio, ubicada en el pueblo que le da nombre.
De estilo románico y datada en el siglo XII, los estudiosos dicen de ella - por algunas inscripciones conservadas - que tuvo un origen prerrománico, si bien ya no conserva elementos de aquella época.
Curiosamente sí ha perdurado hasta nuestros días una lápida de carácter votivo dedicada a Júpiter, lo que hace suponer que inicialmente se levantó sobre un templo pagano de época romana. También tiene interesantes pinturas murales en las capillas del ábside, así como unos capitales excepcionales.
¡Así que muchas son las Edades que intuirás en la rural San Vicente de Serrapio!
Por su parte, el templo de San Juan de Rumiera, ubicado en Santibanes de la Fuente, fue construido en el siglo XIII y su estilo es románico tardío, contando además con algunos añadidos en los siglos XV y XVI, como la portada principal.
Al igual que sucede con San Vicente de Serrapio, San Juan de Rumiera te permitirá recorrer distintas etapas históricas, en este caso a través de sus retablos y tallas, dado que los tiene románicos, góticos y barrocos.
¡Un intenso viaje en el tiempo te aguarda!
Una de romanos: la Carisa
En Aller podrás vivir realmente una de romanos, y es que este territorio es parte protagonista y activa en la historia de la Vía Carisa, considerada la primera y principal vía de comunicación romana de Asturias.
La Carisa, que transcurre por los altos cordales de Aller y Lena, debe su nombre al Legado de Octavio Augusto en Lusitania, llamado Publio Carisio.
Recorrer la Carisa y sus espectaculares paisajes es toda una experiencia, y si deseas documentarte en profundidad sobre esta magnífica historia, puedes acercarte al Centro de Interpretación de la Vía Carisa, situado en la localidad de La Fistieḷḷa. Se trata de un espacio dedicado a explicar de forma pormenorizada todo lo relativo a la Carisa, que fue y es mucho más que una vía de comunicación, a tenor de los continuos descubrimientos arqueológicos que han tenido lugar en los últimos lustros.
Pozo San Fernando: Territorio minero
Aller es desde siempre un territorio minero, por la gran riqueza de su subsuelo. En la actualidad gran parte de esa actividad ya es Historia, pero Historia viva, porque Aller ha sabido conservar y rememorar algunas tradiciones e hitos patrimoniales.
Un ejemplo es el pozo San Fernando, vinculado a los albores de la primera revolución industrial en Asturias y a uno de sus impulsores: el ingeniero y empresario José Tartiere Lenegre, creador de la Sociedad Industrial Asturiana Santa Bárbara.
Con el paso del tiempo la SIA profundiza en 1950 el pozo San Fernando, cerca de Uriés. Este pozo es diferente a los demás: se trata de un pozo balanza con un sistema de evacuación del carbón distinto al de los pozos verticales, y que se adoptó debido a su ubicación en la mitad de una ladera. De esta manera el mineral salía por el socavón de San Fernando que, con casi dos kilómetros de longitud, estaba ubicado en el fondo del valle.
Aunque la actividad minera en el pozo San Fernando cesó en 1967, a día de hoy se conservan, en un entorno de gran belleza, el castillete de acero roblonado y 15 metros de altura, el edificio de la casa de máquinas y el socavón de San Fernando. Un conjunto digno de ver y admirar.
Además, en los meses de verano, el propio ayuntamiento de Aller organiza visitas guiadas y rutas teatralizadas para contarte esta prodigiosa historia.
La estación de esquí más joven de la Cornisa Cantábrica
Aller te ofrece la posibilidad de esquiar en su territorio y de hacerlo en la más joven y moderna estación de esquí alpino de la Cornisa Cantábrica.
Y es que la estación de Fuentes de Invierno fue inaugurada en el año 2007, y cuenta con unas instalaciones de última generación.
Enmarcada en un privilegiado paisaje, ir a Fuentes de Invierno es algo más que practicar el deporte blanco. En realidad, es conectar con una naturaleza virgen de cumbres y valles, a más de 1500 metros de altitud, en un ambiente de lo más saludable.
Todo ello con la ventaja de que en el entorno de Fuentes de Invierno degustarás excelente gastronomía, tienes decenas de rutas para disfrutar, y también un interesante patrimonio cultural, entre otros encantos.
Mucho más que una ruta de senderismo
La ascensión a Peña Mea es mucho más que una ruta de senderismo, por lo emblemático de esta cumbre de más de mil quinientos metros de altitud, que es frontera y unión, a un tiempo, de los concejos de Aller y Laviana.
Por la parte allerana, la ruta comienza en el Barrocima, situado a menos de quinientos metros por encima de Peḷḷuno, justo al lado de la iglesia parroquial de Santa María La Real, de estilo barroco (ss. XVII-XVIII).
Desde este punto, siguiendo las indicaciones del PR-AS 262, la ruta va pista hacia arriba hasta llegar a La Coḷḷá de Peḷḷuno. A partir de aquí, comenzarás a caminar por uin camino estrecho, con pendiente y dificultad elevada, hasta llegar por fin, al famoso “güeyu” (ojo) de Peña Mea, una espectacular oquedad que se abre en mitad de la poderosa roca, y que cuando los rayos del sol la atraviesan, produce singulares efectos ópticos.
Y de allí a la cumbre.
¡Maravillosa satisfacción y vistas panorámicas!
La mejor forma de endulzarte la vida: el panchón
Aller es uno de esos lugares donde te endulzarás la vida con facilidad, porque su gastronomía es riquísimo y variada, y como no podía ser de otra manera tiene su propio postre.
El panchón, que así se llama la dulce creación, se elabora con mucho mimo en diferentes épocas del año, pero especialmente en fiestas significativas y de gran tradición.
Precisamente la tradición cuenta que en los días de romería, cuando los mozos abandonaban los chigres (bares) al amanecer, iban a casa de las novias para la ‘pedía del panchón’, costumbre que aún pervive en algunos pueblos.
Este postre tan especial, que hará las delicias de tu paladar, conlleva un laborioso proceso que comienza por la elaboración de la masa de la pancha (pan redondo), que se obtiene mediante la mezcla de harina peñerada, levadura, sal y agua caliente. Posteriormente se envuelve con hoja de berza, se coloca en el llar (cocina de la casa tradicional asturiana) y se cubre con ceniza, brasas y otro tipo de materiales que ardan con facilidad, como los cascabillos de la escanda.
Una vez cocida la pancha, esta se desmiga y, en una cacerola, se mezcla al calo de la cocina con manteca y azúcar.
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