Un itinerario de cabo en cabo por la costa te descubrirá muchos secretos de la naturaleza y la cultura de Asturias.
Se adentran en el mar con valentía, y su prominente morfología crea llamativas formas paisajísticas… Y es que los cabos, que a menudo acogen en su ser a los faros que son guía y luz de los navegantes, destacan en el litoral como privilegiadas atalayas, sustentadas sobre acantilados de espectacular belleza.
Su entorno es amable y apacible, y es una constante invitación al paseo y la contemplación. Y por supuesto son los mejores lugares donde te puede sorprender la puesta de sol o el amanecer.
Los cabos van tejiendo no solo una red de puntos luminosos con sus faros, sino de caminos y senderos que te llevan a disfrutar de la costa, con sus calimas y espumas, sus mareas, sus barcos, sus sonidos, sus acantilados, sus playas y pedreros. O bien te proporcionan una visión panorámica donde tu retina viaja desde altas montañas que descienden con fruición hacia el mar, hasta la línea de un horizonte infinito fundido en distintos azules.
Los cabos son alicientes de viento y paisaje en pleno litoral, y forman una línea imaginaria que transcurre paralela al Camino de la Costa, es decir, a la más antigua de las rutas jacobeas del mundo.
Cada uno es diferente al otro. Algunos tienen su leyenda, otros albergan tesoros naturales o históricos, pero todos tienen un pasado fascinante que te dejará completamente seducido.
Así que un itinerario de cabo en cabo, te descubrirá muchos secretos de la naturaleza y la vida de Asturias.
¡Hoy viajamos a 8 cabos donde descubrirás lugares e historias para soñar!
Cabo San Emeterio, el más agreste de toda la costa asturiana
El Cabo San Emeterio, en Ribadedeva, es el más oriental de toda Asturias, y el más agreste, al estar poblado por un bosque de encinas. En su seno acoge, además, el faro más aislado de todo el Paraíso Natural.
El faro de San Emeterio se asoma sin miedo a unos imponentes y verticales acantilados que resultan impresionantes desde cualquier punto de vista, ya sea por tierra, mar o aire.
Asimismo, el entorno del Cabo San Emeterio te reserva inimaginables sorpresas: Una cueva prehistórica Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, un monasterio medieval, la ermita y humilladero de San Emeterio o Santu Medé en asturiano, y el maravilloso pueblo de Pimiango, donde encontrarás también un par de miradores con inigualables vistas al mar y la montaña.
La Cueva del Pindal se ubica en un lugar espectacular de acantilados que se desploman en el mar, y además, esta cavidad en forma de túnel de unos 300 metros de longitud, cobija una de las más bellas e interesantes muestras del Arte Paleolítico de Europa Occidental.
Muy cerca de ella, y haciendo una pequeña ruta desde la ermita de San Emeterio, encontrarás una joya más de este espacio mágico: las ruinas del monasterio de Santa María de Tina. El recorrido hasta allí es bellísimo, y tras un pequeña pero intensa subida, la satisfacción es enorme, al encontrar lo que queda de este cenobio eremítico, cuyos orígenes se remontan a los siglos VII y VIII, y que surge durante la implantación del cristianismo en la zona. Sin olvidar que el encinar que hay en sus proximidades es el más importante de la costa cantábrica.
Para completar el gran círculo de la magia, el Camino del Norte o de la Costa, cuando nos referimos a la ruta jacobea, pasa muy cerca de aquí, y es más que probable que el devenir histórico del monasterio de Tina haya estado ligado a este itinerario espiritual.
Por supuesto no puedes despedirte del Cabo San Emeterio ni de Pimiango, sin hacer una parada en el Mirador del Picu, y contemplar en un vistazo panorámico el faro, el bosque, el mar Cantábrico, y los Picos de Europa, con la silueta del Picu Urriellu en lontananza…
¡No se puede pedir más belleza y misterio a este Paisaje Protegido de la Costa Oriental asturiana!
Cabo San Lorenzo, con Gijón a sus pies
El cabo San Lorenzo es uno de los grandes promontorios que flanquean la ciudad de Gijón/Xixón en su zona costera por la vertiente este, y que abrigan la bahía también llamada de San Lorenzo, que adquiere forma de alargada concha.
El entorno del cabo San Lorenzo también es conocido como La Providencia, que tradicionalmente ha sido una zona verde residencial y de ocio para propios y foráneos.
Actualmente en el cabo existe un parque, ideal para el paseo, para la práctica deportiva, para ir en familia, para disfrutar con las mascotas, o sencillamente para quedarse relajadamente contemplando el panorama.
En medio de este parque, que te ofrecerá espectaculares vistas de la bahía gijonesa, hay un original mirador en forma de proa de barco, y las vistas desde allí son impresionantes, además te dará la sensación de estar navegando en el Cantábrico, con el viento y las espumas de las olas humedeciendo tu mirada.
El Parque del Cabo San Lorenzo, además, es un lugar propicio para disfrutar del arte al aire libre, porque allí te encontrarás, en una zona cercana al mar, la escultura titulada “Homenaje a Galileo Galilei XV”, y también otra escultura llamada “Paisaje germinador”, ubicada esta más próxima al mirador.
Pero no solo te alimentarás de viento, arte y paisaje. En la zona de la Providencia hay muchos restaurantes, sidrerías y merenderos, que te ofrecen lo mejor la gastronomía asturiana, y donde nunca falta la sidra o la sombra de un hórreo.
Puedes rematar tu periplo, visitando la coqueta capilla de La Providencia, que ha sido históricamente objeto de la devoción local.
Un dato interesante es que al Cabo San Lorenzo puedes llegar en coche, o subir andando, o en bici por la senda litoral del Cervigón, que conecta la playa de San Lorenzo con este cabo, y en la que irás gozando de espléndidas vistas.
Cabo Torres, el sueño de los cilúrnigos
El cabo Torres protege y observa la ciudad de Gijón/Xixón por su lado oeste. En su seno está uno de los faros más emblemáticos de la costa cantábrica, muy visible desde el mar por supuesto, pero también desde tierra, si te elevas en alguna de las muchas montañas asturianas con vistas al litoral.
En este cabo se encuentra la Campa Torres, una espléndida llanura sobre el promontorio rocoso, con estupendas vistas al puerto del Musel y la ciudad de Gijón/Xixón.
La Campa Torres es hoy un gran parque arqueológico al aire libre - uno de los más notables de la península ibérica -, y también cuenta con un pequeño e ilustrativo museo.
La enjundiosa historia de la Campa Torres comenzó hace mucho tiempo, concretamente unos novecientos años antes de nuestra era, cuando se quemó el bosque de robles que cubría la península y comenzó su ocupación por una tribu celta, que entre los siglos VII y VI a. C. levantó sus edificaciones en este lugar.
Nacía entonces Noega, el castro celta cuyos pobladores se llamaban cilúrnigos, que significa caldereros. Los cilúrnigos se dedicaban a la agricultura y la metalurgia, e hicieron de Noega un importante centro comercial, manteniendo relaciones con todos los pueblos del mundo antiguo, griegos y romanos, entre otros.
Así que Noega era un castro muy próspero y preponderante en la costa cantábrica, como prueba el hecho de que la principal comida de sus pobladores era la carne de ternera… ¡Estamos en los albores de la ternera asturiana!
Cuando llegan los romanos a Asturias, Noega pudo convivir pacíficamente con ellos, como muestra la excavación arqueológica, en la que se han encontrado casas redondas celtas, y otras romanas de planta rectangular.
Con el devenir histórico Noega fue poco a poco abandonado, y renació en lo que hoy es el barrio de Cimavilla de Gijón/Xixón, ciudad llamada Gigia por los romanos.
Sin duda, la Campa Torres será una gran mirada a la antigüedad, pero también será una gran mirada al paisaje, ya que si el día está despejado podrás ver desde allí la costa hacie el este y el oeste, los Picos de Europa, y también parte de la Montaña Central de Asturias.
Y en el descenso a Gijón/Xixón, disfrutarás con el ambiente del barrio de Jove/Xove, o con la playa del Arbeyal.
Cabo Peñes, el norte del norte
El Cabo Peñes es el más septentrional de Asturias, y su faro, el más importante y el de mayor alcance del litoral asturiano, visible no solo desde el mar, sino desde muchos lugares del interior del Paraíso Natural.
En realidad, el faro de Peñes es una especie de luz amiga y familiar que te acompaña en tus paseos asturianos, y hasta te orienta de las múltiples geografías que llegan a tu mirada.
El Cabo Peñes es un paisaje imponente en todos los sentidos, con unos acantilados que superan los 100 metros de altura, y que impresionan desde el primer momento.
Además, las vistas desde allí son una auténtica maravilla, y dan idea de la belleza de la costa asturiana.
Desde la isla La Gaviera se puede divisar el Cabo Vidio, y también el Cabo Busto, hacia el oeste, y hacia el este las puntas del Castro, de la Narvata, del Aguión, de la Vaca y de Tazones.
Peñes es, asimismo, un auténtico balcón a la historia, que encandiló no solo a los romanos, sino a todas las culturas antiguas que lo conocieron. Fue, desde tiempo inmemorial y hasta hoy, un punto estratégico en todo el Arco Atlántico, y es el centro de la costa cantábrica.
Precisamente, para que puedas conocerlo un poco mejor, en la planta baja del faro está ubicado el Centro de Recepción de Visitantes e Interpretación del Medio Marino de Peñas.
Esta muestra museográfica te resultará muy didáctica, no sólo por las técnicas de efectos especiales y simulaciones, sino por sus propios contenidos, distribuidos en 5 salas, cuyas temáticas principales son los faros, los naufragios y tormentas, el mar del Cabo Peñas, el Medio Marino y la ventana de Gozón - concejo al que pertenece el cabo -.
El Cabo Peñes es Paisaje Protegido, debido a su alto valor natural y medioambiental. Y precisamente por esta razón y para facilitar la visita al entorno, desde la misma entrada del Centro de Interpretación hasta el borde de los acantilados, discurre una senda de pasarelas de madera que te conducirán por un itinerario didáctico-ambiental, a través de paneles explicativos sobre los valores más significativos de este lugar.
Y por supuesto el Cabo Peñes es punto de partida o llegada, o lugar de paso de distintas rutas, como la que va desde Verdicio, o la que llega hasta Luanco, o la que desde Bañugues va hasta Llumeres, pasa por Peñes y vuelve a Bañugues…
¡Infinidad de opciones para conocer y disfrutar de un entorno único!
Cabo Vidio: un faro, una “iglesiona” y unos bancos panorámicos
El cabo Vidio es otro de los grandes y espectaculares promontorios que jalonan la costa asturiana. Está en el concejo de Cudillero, y pertenece a la parroquia de Oviñana.
Vidio, con sus impresionantes acantilados, es un lugar tranquilo e inspirador, en el que puedes quedarte boquiabierto contemplando la puesta de sol, y si te apetece un día madrugar, el amanecer es igualmente seductor.
El paseo alrededor del faro te deja imágenes y sensaciones inolvidables, que podrás completar con la pequeña y agradable ruta que hay en el entorno de este cabo, y donde se han dispuesto bancos para que te sientes y te relajes, perdiendo la noción del tiempo…
Son bancos ubicados en lugares donde las vistas panorámicas son realmente espectaculares, como por ejemplo el del Sablón. Una curiosidad es que el cabo Vidio es el único en Asturias que cuenta con una ruta de estas características.
Otra sorpresa que puede depararte el cabo es una visita a su famosa “iglesiona”, que no es ni más ni menos que una cueva existente justo debajo del faro, que tiene 60 metros de altura y que forma, de manera natural, una cúpula redondeada que precisamente es la que le da el nombre de “iglesiona”, por su similitud con este elemento que poseen las grandes iglesias o catedrales.
Algo muy importante a tener en cuenta es que para conocer esta gruta, debe estar la marea baja y sin temporal. Por la pendiente existente y las características del terreno, es muy aconsejable ir acompañado de un guía, o de una persona que conozca bien la zona.
Evidentemente no puedes irte de la zona del cabo Vidio sin conocer el animado y bello pueblo de Oviñana, donde tendrás algunos lugares muy agradables para degustar la rica gastronomía asturiana.
Cabo Busto: siete miradores con las mejores vistas
El Cabo Busto, en Valdés, es otra de las llamativas puntas de la costa asturiana. Famoso por su belleza y sus vientos, en Busto, si el día acompaña, disfrutarás de espléndidas vistas a la costa, y también a la montaña.
Desde allí verás el perfil de la Ermita de la Blanca, en Ḷḷuarca, cuyo puerto, se intuye próximo. Y es que Busto, con su quietud y su belleza, y con el nombre grabado en su faro, parece ser una especie de antesala de esa ruta de los sabios que te encuentras en el concejo de Valdés, cuna de científicos tan notables para la historia de la Humanidad como Severo Ochoa y Margarita Salas.
Y hablando de paseos, en el entorno del cabo existe una ruta circular que cuenta con 7 miradores sobre el mar. Verás acantilados gigantes, y playas de roca.
En la ruta pasarás por fincas agrícolas, observando la vida cotidiana de la zona, y también por zonas boscosas, con pinos, robles o bosque de ribera, donde sentirás el pulso de la vida y de la fauna autóctona.
Desde los miradores contemplarás aguas cristalinas, especialmente en las inmediaciones del faro. Son fondos marinos de inusitada belleza que animan a darse un baño, o bien a practicar snorkel o buceo.
La ruta, que no es excesivamente dura, comienza y termina en el pueblo de Bustu. Un itinerario circular que, con calma, puede llevarte unas dos horas y media aproximadamente.
Asimismo, el pueblo de Bustu es un lugar muy agradable, con casas tradicionales típicas del occidente asturiano. También hay hórreos, cuyos tejados de pizarra lucen especialmente con el sol.
Y si el paseo te abrió el apetito, siempre puedes acercarse a degustar unos dulces a la que está considerada la mejor pastelería de España, que se encuentra justo en medio del pueblo.
Cabo San Agustín: dos faros y un antiguo pueblo marinero
El cabo San Agustín, en Ortigueira, en el concejo de Coaña, es un afortunado, porque es el único de Asturias que tiene dos faros. Son dos faros que representan el pasado y el presente. El antiguo, con su aire romántico, su campana y con la singularidad de que funcionaba con una válvula solar, y el nuevo, que data de los años 70 del siglo XX, y que representa la nueva generación en la señalética de la navegación actual.
Ambos están ubicados en el privilegiado enclave que representa el cabo San Agustín, con una amplia zona ajardinada y de paseo a su alrededor.
En las proximidades te encontrarás la coqueta ermita de San Agustín y el monumento a los marineros fallecidos, uno de los pocos que existen en Asturias en el entorno de un cabo. Sobrio pero impactante, pone de manifiesto el espíritu luchador de los habitantes de Ortigueira, de gran tradición pesquera y navegante.
Y es que este pueblo marinero de la costa occidental de Asturias, nació cuando las casas de los pescadores comenzaron a descolgarse por las laderas de un pequeño valle que se funde con el mar Cantábrico. En realidad se trata de un enclave muy antiguo, vinculado antaño a la caza de ballenas y la pesca de langostas.
Ortigueira cuenta, además, con un recóndito y precioso puerto, El Ribeiro, cuya presencia se intuye desde el Cabo San Agustín, desde donde se divisa de maravilla la playa de Navia.
Asimismo, la zona tiene bellísimos exponentes de arquitectura indiana, como por ejemplo la Quinta Jardón, que posee unos jardines de influencia francesa muy bien conservados.
Así que una visita al cabo San Agustín te adentrará de lleno en el alma costera y más tradicional de Asturias.
Cabo Blanco: los vestigios de un castro con las vistas más hermosas
Todos los que lo conocen coinciden en señalar que cabo Blanco es un lugar bellísimo. Ubicado en el concejo de El Franco, muy cerca de la famosa villa marinera de El Porto/Viávelez, este promontorio rocoso de color blanquecino, alberga en su seno nada más y nada menos que una construcción castrense.
El montículo del castro existente en cabo Blanco corona la parte más septentrional de este saliente natural. Los vestigios que se pueden observar aquí corresponden a un castro datado entre los siglos IV y I a.d.C., y representan una auténtica joya del patrimonio arqueológico.
Es realmente prodigioso poder encontrarse con un castro de color blanco, asomado a un agua extremadamente azul, y con algunas cuevas naturales en su base. Y por supuesto con unas inmejorables vistas de la costa occidental de Asturias.
Asimismo, cabo Blanco forma parte de una ruta que sale de la playa de Porcía, y que, tras atravesar una zona de casas rurales y cuadras, llega al palacio de Fonfría, y desde allí te lleva a la playa de Monellos, una pequeña cala rocosa, muy tranquila y que cuenta con un mirador en sus alrededores. De ahí, pronto llegarás a cabo Blanco, y una vez visitado éste, proseguirás por la rasa costera hasta el área recreativa de Lloxe. Luego está la punta de La Atalaya, desde donde podrás contemplar, en días despejados hasta la Estaca de Bares.
En el tramo final de la ruta, llegas de nuevo a la playa de Porcía, y desde su mirador verás un delicioso paisaje marino, donde destacan numerosas calas que se extienden hasta la villa de Tapia. Además, la ensenada de Porcía es otro de esos sitios mágicos.
Un castro, una ruta y una villa marinera muy próxima, El Porto/Viávelez, hacen que cabo Blanco sea un enclave mágico. Por eso no es de extrañar que artistas como Alejandro Sanz - que rodó uno de sus videoclips allí - hayan bebido de la fresca inspiración de este cabo del occidente astur.
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