Un viaje al pasado de Asturias con los niños es una gratificante experiencia, que además te resultará didáctica y amena al mismo tiempo.
Pensamos que es bueno que los niños conozcan sus raíces y cómo fue la vida anteriormente, pues así valorarán más lo que tienen ahora.
Aprovechando que durante nuestros anteriores viajes a Asturias, habíamos tenido a veces la sensación de estar viajando en el tiempo, decidimos organizar un recorrido para ellos que fuera todo un viaje al pasado de Asturias con niños.
Descubriendo a los dinosaurios de Asturias
El Museo del Jurásico de Asturias - MUJA
Hace 150 millones de años, el litoral de Asturias era el hogar de los dinosaurios, los mayores seres que han pisado la Tierra. Y para conocer todo sobre ellos, nada mejor que hacer una visita al MUJA, un museo con forma de huella de dinosaurio, que se encuentra ubicado entre Colunga y Llastres.
Los dinosaurios son seres que apasionan a nuestros hijos y creo que, a todos los niños en general, por lo que nuestra visita al Museo del Jurásico de Asturias fue todo un éxito.
Ya sólo el jardín exterior del museo, con las réplicas de estos animales increíbles, les llamó mucho la atención a nuestros hijos. Además, las vistas de la costa que se domina desde allí son toda una maravilla.
Una vez dentro, la visita fue muy amena, pues hay muchísima información sobre la Era Mesozoica y además hay enormes esqueletos de dinosaurio que son realmente asombrosos.
La Costa de los Dinosaurios
La zona del litoral asturiano que se encuentra entre Gijón y Ribadesella es conocida como la “Costa de los Dinosaurios”. En toda esta zona se han conservado extraordinariamente las huellas que dejaron los dinosaurios que vivían por aquí, por lo que es bastante fácil observarlas.
Aprovechando la visita del MUJA, fuimos a ver las huellas de dinosaurios de la cercana Playa de La Griega, que es uno de los yacimientos más famosos. A este yacimiento de icnitas (que es como se conoce a las huellas fósiles de dinosaurios) accedimos cómodamente a través de una pasarela de madera. Al final del recorrido, un mirador nos permitió contemplar unas huellas de dinosaurio enormes.
Si te interesa, hay unos cuantos lugares más con yacimientos de icnitas, como los acantilados de Llastres, el entorno del faro de Tazones o los acantilados de Tereñes.
Una inmersión en la prehistoria de Asturias
Asturias está repleta de cuevas y abrigos, en los que se encuentran importantes muestras de pinturas y grabados prehistóricos. A nuestros hijos les encanta explorar las cuevas, así que visitamos dos de las más importantes.
La Cueva de Tito Bustillo
Una de las más importantes del mundo es la Cueva de Tito Bustillo, por lo que teníamos muchas ganas de visitarla. Así que cuando nuestro hijo pequeño ya tenía más de 7 años (requisito para visitarla), hicimos la reserva con mucha antelación.
La Cueva de Tito Bustillo se encuentra en Ribadesella/Ribeseya y, es tal la importancia y calidad de sus pinturas rupestres, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad. Por ese motivo y para conservar la cueva, sólo se puede visitar el Panel Principal con las pinturas durante unos meses al año, pero merece mucho la pena la experiencia.
La cueva es impresionante y, no sólo por las pinturas, sino también por las formaciones geológicas que fuimos viendo durante el recorrido. La visita guiada se hizo muy amena, ya que está adaptada para que los niños también puedan entender lo que están viendo.
Tras la visita, fuimos a ver el Centro de Arte Rupestre y la Cuevona de Ardines, una cúpula llena de formaciones geológicas, con un agujero natural que permite la entrada de la luz solar.
Cueva Huerta
Otra cueva que visitamos en Asturias fue Cueva Huerta, en el concejo de Teverga, que es la más grande de Asturias.
Fue como un viaje al centro de la Tierra, aunque el recorrido visitable no es demasiado largo. Es una cueva enorme y espectacular, donde los niños se lo pasaron en grande explorando la cueva, gracias a la iluminación que proporcionaban los frontales de sus cascos de espeleología.
En busca del pasado celta de Asturias
La Edad del Hierro también ha dejado su huella en Asturias. Fue un período histórico repleto de contiendas, enfrentamientos y gran inseguridad, lo que obligó a crear poblados fortificados, denominados castros.
En Asturias se conocen unos 250 de estos castros, de los que nosotros visitamos dos en el Parque Histórico del Navia.
El Castro de Coaña
Este castro, conocido también como “el Castelón”, fue el primero en ser excavado y es el más extenso de Asturias. Se encuentra en Villacondide, un pueblo del concejo de Coaña, y está situado sobre una pequeña colina.
Antes de visitar el castro, entramos al Aula Didáctica para conocer lo que eran los castros y hacernos una idea de lo que íbamos a ver.
Optamos por la visita guiada y fue lo mejor, ya que así pudimos entender perfectamente lo que íbamos viendo.
La visita del castro pasa por los recintos que se han excavado: la Acrópolis y el Barrio Norte, que estaban protegidos por un sistema de fosos y murallas. Nos impresionó ver que en el Barrio Norte hay excavadas unas 80 cabañas, por lo que se calcula que allí vivieron unas 200 personas.
El hecho de haber conocido unas cuantas “cabañas de teito” en el Parque Natural de Somiedo, nos hizo imaginar perfectamente cómo sería la imagen de este castro en su tiempo. Y nuestros hijos lo imaginaron como la aldea gala irreductible de Astérix y Obélix.
El Castro de Pendia
A 15 km al sur del Castro de Coaña, visitamos otro de los castros asturianos: el Castro de Pendia, en Boal. Nos vino bien haber visitado previamente el de Coaña, porque la visita de este castro se realiza por libre.
Ya sólo la pequeña ruta que hay que hacer, desde el aparcamiento del pueblo de Pendia hasta el castro, mereció la pena por su precioso entorno.
Igual que el anterior, el Castro de Pendia también se encuentra en un promontorio para poder ser defendido en caso de ataque. Pero este castro es bastante misterioso, ya que sus potentes murallas protegían un poblado muy pequeño, lo que da a entender que era un lugar muy especial.
Los pueblos de Asturias anclados en el pasado
En Asturias hemos podido visitar un montón de pueblos que parecen haberse quedado en el pasado. Son lugares que a nuestros hijos les resultan de lo más curioso, ya que nunca han conocido esa forma de vida que en realidad no está tan lejos.
Bulnes
Bulnes se encuentra ubicado en el maravilloso entorno de los Picos de Europa, en el concejo de Cabrales.
Cuando les dijimos a nuestros hijos que íbamos a visitar un pueblo al que no llega ninguna carretera, se quedaron alucinados. Y es que Bulnes, situado a 1.000 metros de altitud, hasta hace poco tiempo estaba totalmente aislado del resto del mundo, pues sólo se podía llegar a él a pie, a través de una empinada ruta de montaña.
Hoy en día sigue estando bastante aislado, aunque el actual funicular ha mejorado mucho su comunicación con el resto del mundo. Al ir con niños, aprovechamos la ocasión para subir en el funicular, cosa que les encantó pues nunca habían subido en uno.
Una vez en el pueblo, fue como un viaje en el tiempo. El pueblo está recorrido por un río, muchas de sus calles todavía son de tierra y todas sus casas son de piedra caliza, la misma que la de las montañas que lo circundan.
Aunque en verano fue muy agradable pasear por allí, nos pudimos imaginar lo duro que debía de ser pasar allí el invierno.
Banduxu
Fuimos a Proaza para hacer la conocida Senda del Oso y, tras finalizarla, subimos por una estrecha y sinuosa carretera de montaña para conocer Banduxu, uno de los pueblos más pintorescos de Asturias.
La imagen de Banduxu, según nos fuimos acercando, no podía ser más idílica. Se encuentra encima de un promontorio, rodeado de un paisaje espectacular con las montañas como telón de fondo.
Una vez allí, pudimos disfrutar de un agradable paseo por uno de los pueblos medievales mejor conservados de Asturias, con su torre, su palacio, la iglesia, sus construcciones populares y su peculiar cementerio.
Descubriendo los antiguos oficios
Para descubrir oficios que ya se están perdiendo, nada mejor que hacerlo en el concejo de Taramundi, que ha sido declarado “Zona de Interés Artesanal”.
Os Teixóis
La pequeña aldea de Os Teixóis se encuentra ubicada en un valle estrecho, atravesado por un arroyo, con una vegetación exuberante por todos los lados.
Fuimos a conocer esta aldea, porque en realidad es un conjunto etnográfico. En él se restauró su arquitectura popular y los ingenios movidos por la fuerza del agua que utilizaban en sus talleres, y fue una buena oportunidad para que nuestros hijos conociesen algunos oficios del pasado.
Visitamos Os Teixóis a través de una visita guiada. A nuestros hijos les alucinó recorrerla, aprendiendo cómo los artesanos elaboraban los cuchillos y otras herramientas, cómo trabajaban el hierro o cómo molían el grano. Todo ello, ayudados por máquinas que todavía hoy en día funcionan gracias a la fuerza del agua.
La visita fue muy amena, ya que nos fueron explicando los distintos ingenios y pudimos verlos en funcionamiento. Además, tuvieron una atención especial con los niños, que se sintieron muy incluidos en la visita. Sin duda, fue una experiencia mágica que nos hizo revivir otro tiempo y, aprendimos mucho de estos trabajos que ya se van perdiendo.
Los Molinos de O Mazonovo
Otra de las sorpresas del concejo de Taramundi fue la gran colección de molinos de O Mazonovo, que aglutina el mayor número de molinos de España. Se encuentra a 400 metros del pueblo de Taramundi y fue una buena oportunidad para ver algunos molinos en funcionamiento y descubrir cómo eran.
La visita fue muy interesante porque pudimos manipular alguno de ellos para ponerlo en marcha, incluso había algunos preparados para que fueran los niños los que los hicieran funcionar. Pudimos comprobar por nosotros mismos, el esfuerzo que había que hacer para moler el grano y experimentamos por un rato lo que era el oficio de molinero. Una visita muy recomendable e instructiva.
Tras la huella de los indianos en Asturias
Desde mediados del siglo XIX y principios del siglo XX, más de 300.000 asturianos partieron rumbo a América, en busca de nuevas oportunidades. Tan sólo un pequeño porcentaje de ellos volvió habiendo logrado una fortuna y, una vez aquí, construyeron coloridas casas.
Colombres
Fuimos a visitar Colombres, en el concejo de Ribadedeva y, nada más poner un pie en él, ya nos impresionó la cantidad de casas indianas que hay allí. Todas son distintas, cada una de un color y de un estilo diferente, según el gusto de sus propietarios.
Comenzamos el recorrido visitando la Quinta Guadalupe, una magnífica casona de color azul, con una rica decoración que se conserva intacta y rodeada toda ella por un hermoso jardín con especies exóticas. Esta casa es además la sede de la Fundación Archivo de Indianos - Museo de la Emigración, lo que nos permitió conocer más sobre la realidad de estos emigrantes, la mayoría de los cuales nunca regresó millonario.
Continuamos nuestra visita descubriendo estos magníficos palacetes, como la Casa Roja, en la parte alta de la localidad; la Casa de Piedra, situada muy cerca de la anterior; el Cantu, que llama la atención por su color azulado, o la Quinta Buenavista.
Somao
Somao está ubicado en el concejo de Pravia, y, aunque pequeño, también conserva un importante patrimonio de casas de indianos, por lo que fue el siguiente lugar que visitamos para poder contemplarlas.
La más emblemática de toda la localidad es la Casa Amarilla, cuyo nombre lo dice todo sobre el color de su fachada, y que a nuestros hijos es la que más les gustó. Es una edificación realmente bonita, con una torre rematada en chapitel que le da un toque elegante.
La siguiente casa que fuimos a ver fue La Casona y, no por la propia casa en sí, sino por el mausoleo modernista de tejados azules que está en la misma finca. Lo mandó construir una de las propietarias de la casa para enterrar los restos de su marido.
También fuimos a ver el Chalet de Solís, próximo a la Casa Amarilla, así como Villa Radis, edificada en una parte de la finca que perteneció a La Casona.
Mar Vara
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