San Miguel de Lillo
- Título Oviedo Centro de Asturias
- Dirección Dirección: Avda. de los Monumentos (Monte Naranco)
- Teléfono Teléfono: 985 295 685
- WhatsApp WhatsApp: 638 260 163
- Correo electrónico Correo electrónico: santamariadelnaranco@gmail.com
- Sitio Web Sitio Web: https://www.santamariadelnaranco.es
En Oviedo/Uviéu, en una pequeña vega de la ladera del Monte Naranco, descubrimos la esbelta silueta de San Miguel de Lillo. La iglesia posee una gracia singular, una belleza austera y profunda, como si el Arte Prerrománico asturiano hubiese encontrado aquí su expresión más íntima. Se trata de uno de los monumentos de este periodo con mayor valor arquitectónico y artístico junto a Santa María del Naranco, y es Patrimonio Mundial de la Humanidad desde el año 1985.
Ubicación y contexto histórico
El reinado de Ramiro I (842-850) fue un periodo breve pero crucial, en el que el monarca trataba de fortalecer el reino asturiano como baluarte frente al empuje islámico. San Miguel de Lillo se construyó en el año 848 bajo este sino. Se trata de una obra central del programa monumental del rey con vistas a consolidar Oviedo/Uviéu como capital religiosa y política.
Una capilla real en el Monte Naranco
La función de San Miguel de Lillo era garantizar el culto del monarca y establecer una conexión simbólica entre el poder terrenal y el divino. Como capilla regia se consagró al arcángel San Miguel - protector del rey y emblema de batalla espiritual -, y se integró en el conjunto palatino que Ramiro I ordenó levantar en el monte más próximo a la ciudad: el Monte Naranco. Un emplazamiento de gran valor estratégico y defensivo que también acogió la obra prerrománica por antonomasia, Santa María del Naranco - originalmente concebida como palacio de recreo -.
Arquitectura y características constructivas
La iglesia de San Miguel de Lillo o Liño (mandada construir en el lugar conocido como Liño, según los cronistas) representa uno de los exponentes más destacados del arte prerrománico asturiano en su fase "ramirense" - adjetivo que ilustra el genio creativo que floreció bajo el reinado de Ramiro I -. Las edificaciones destacaron entonces por un lenguaje arquitectónico propio, con una marcada renovación con respecto a periodos anteriores. En especial por la construcción de bóvedas de medio punto reforzadas con arcos fajones, una decoración escultórica realizada con mayor detalle, y también la integración más armónica con el paisaje.
¿Cuál es la importancia arquitectónica de San Miguel de Lillo?
El lugar en el que se asienta este templo tiene una atmósfera muy especial, un espíritu que, como las brumas que envuelven el Monte Naranco, nunca se disipa del todo. Aunque es precisamente esta ubicación (en una pequeña vega por la que discurre un arroyo capaz de horadar los cimientos) la que condenó a la iglesia a una lucha constante contra la naturaleza. El suelo inestable, unido a la audacia de su diseño (el edificio es más alto que largo) y el exceso de carga terminó por provocar el derrumbe de dos terceras partes de su estructura en el siglo XII.
Las intervenciones posteriores, particularmente durante el periodo románico, incluyeron la remodelación de la cabecera y ciertas secciones del alzado, utilizando materiales reutilizados del colapso original. Estos cambios, aunque alteraron la configuración inicial, respetaron en gran medida las proporciones y la orientación del diseño primitivo.
Valor patrimonial y artístico
Nos encontramos ante una de las primeras fachadas monumentales de la historia de la arquitectura española. En ella destacan sobre manera el excelente muestrario de celosías labradas en piedra - cuatro son originales -. Por su parte, la planta basilical originaria mostraba una ambición extraordinaria. En cada elemento existía la intención de trascender lo meramente funcional. Su alzado revela la búsqueda de verticalidad mediante una nave central de gran altura, flanqueada por otras dos también considerablemente altas. Las tres estaban abovedadas por completo, y finalizaban en un triple ábside de líneas rectas que confería al conjunto una monumentalidad insólita para la época.
De aquella estructura primigenia aún se conserva intacto el vestíbulo y, sobre él, la tribuna regia (desde aquí asistía el rey a los oficios religiosos). También es original el primer tramo de las naves, cubiertas aún por bóvedas de medio cañón y separadas por altos arcos de medio punto que descansan en columnas robustas.
La evolución artística de su decoración escultórica
Los relieves tallados en el templo destacan por su expresividad y su calidad técnica, siendo un claro ejemplo del avance artístico alcanzado en la corte de Ramiro I. Especial atención merecen las jambas de la puerta donde se despliegan escenas labradas con gran maestría - de forma esquemática y geometrizada -. En una de esas escenas se muestra a un personaje regio sentado con los pies en un pedanyum junto a dos de sus cortesanos. Un acto que los estudiosos interpretan como un homenaje al poder del monarca. Bajo ellos, un león, un acróbata y una bailarina interpretan un número circense para celebrar dicho homenaje. Todo esto dotaba de la máxima legitimidad al joven reino asturiano que aspiraba a ser heredero del esplendor visigodo.
Las celosías de las ventanas talladas en piedra presentan complejas tramas geométricas, que destacan por su precisión técnica. Los capiteles y medallones incluyen también excelentes motivos vegetales y figurativos, muchos de los cuales muestran influencias bizantinas y romanas.
En términos decorativos, la iglesia exhibe un repertorio iconográfico que refleja la síntesis cultural del reino asturiano. Por eso, y a pesar de las pérdidas sufridas, San Miguel de Lillo sigue siendo objeto de estudio y admiración, y bien merece una visita atenta de todos aquellos amantes del turismo cultural en la capital asturiana.
Declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1985, es un monumento imprescindible para comprender la espiritualidad y el simbolismo de la monarquía altomedieval. Se encuentra a escasos metros de Santa María del Naranco y permite visitas guiadas, en castellano y con aforo limitado.