“Para gustos se hicieron colores, y para colores flores”. Este popular dicho se hace realidad el fin de semana del Corpus Christi en Castropol, que el domingo se engalana con sus famosas y tradicionales alfombras florales.
Una de las villas marineras más bellas de Asturias alcanza el cénit de su colorismo y costumbres de siempre con la puesta en escena de sus alfombras florales con motivo de la fiesta religiosa del Corpus Christi. Ni siquiera los más ancianos del lugar recuerdan cómo o cuándo se inicio esta curiosa historia. Lo único que se sabe a ciencia cierta es que desde siempre y por esta misma época han vestido las estrechas y sinuosas calles de su engolado y panorámico casco histórico con estos elaborados y coloristas mantos vegetales, que dejan boquiabiertos año a año a propios y foráneos.


No en vano la fiesta está declarada de Interés Turístico, con todo merecimiento. Porque no solo el resultado es espectacular, sino que el trabajo y la cooperación vecinal que hace posible estas obras de arte colectivas para vestir el suelo de Castropol una vez al año, es ejemplar. Durante todo el año hay que pensar y diseñar, recolectar y conservar los materiales, y pocos días antes del señalado día ponerse a la confección. Y por supuesto la noche antes, el esfuerzo final para que todo este fetén el día grande…
Castropol: paciencia, trabajo, buen gusto y muchas flores
Es entonces cuando niños y mayores quedan prendados de las formas y colores, de las novedades en diseños y motivos que hay en cada edición, y ese día se lo pasan mirando al suelo mucho más que al cielo…Ese día, entre el cielo y el suelo, hay algo impresionante y son las alfombras florales.
La gente se pregunta a menudo de qué están hechas y qué técnica siguen. Los materiales más habituales son flores, semillas, conchas, piedras…y hasta posos de café. En cuanto a la técnica, además de la paciencia, el trabajo y el buen gusto, para darse una idea, hay que asistir a la fase de elaboración final la noche antes.


Por fin el gran día
El gran día de fiesta, el Corpus Christi, todos los niños y niñas de Primera Comunión llevan a hombros al niño Jesús y a la Virgen, seguidos de la banda de música de Castropol y del numeroso público que se congrega para la celebración, fascinado por un momento tan especial.
En la retina quedan olores, colores y flores de un manto vegetal único, de unos tapices que cada año superan su propio listón en creatividad y esfuerzo, y que son ya por derecho propio seña de identidad festiva de una villa que ofrece a sus habitantes y a quienes la visitan otros muchos alicientes: hospitalidad, buena gastronomía, deporte, rutas, etc.

Si aún no has visto las alfombras florales de Castropol, este fin de semana es la cita para admirarlas en vivo. ¡No te lo pierdas!