Comarca de la Sidra
- Dirección Bimenes, Cabranes, Colunga, Nava, Sariego, Villaviciosa Oriente de Asturias
Situada a menos de una hora en coche desde Oviedo/Uviéu y a media hora de Gijón/Xixón, vivir el cicloturismo en la Comarca de la Sidra es despertar los sentidos con el aroma de los huertos, el sabor de la sidra recién escanciada y la belleza de su impresionante entorno rural.
Rodando por la rasa costera
Entre las rutas más destacadas para cicloturistas se encuentran las que recorren la costa uniendo Villaviciosa con Ribadesella/Ribeseya, hacia la derecha y con Gijón/Xixón, hacia la izquierda. De dificultad considerable, pedalear disfrutando de las vistas del Cantábrico hace que las desafiantes pendientes de estas rutas se vuelvan más llevaderas.
El itinerario de la costa en este tramo discurre por carreteras asfaltadas que llevan a localidades de gran belleza como Villaviciosa, donde merece detenerse y dedicar algo de tiempo a pasear por su conjunto histórico y visitar la iglesia de Santa María de la Oliva, de estilo románico y declarada Bien de Interés Cultural.
En Seloriu, los aficionados al patrimonio podrán admirar la iglesia de Santa Eulalia, declarada Monumento Histórico Artístico y en Valdediós, su Conjunto Monumental, formado por la iglesia de San Salvador de Valdediós, un referente del prerrománico o Arte Asturiano, y por el monasterio cisterciense de Santa María la Real de Valdediós.
Entre los tesoros naturales de la Comarca de la Sidra son reseñables la playa de Rodiles y la ría de Villaviciosa, una Reserva Natural Parcial de gran valor ecológico, reconocida por su impresionante paisaje y su relevancia para la observación de aves.
Descubriendo en bici el interior de la Comarca de la Sidra
Los ciclistas que rueden con bicicleta de montaña encontrarán en la Comarca de la Sidra una ruta exigente con la subida a Les Praeres, de un desnivel medio del 12,9%, como principal reto. La cumbre invita a hacer un alto para admirar las vistas de la Sierra de Peñamayor antes de iniciar el descenso por una pista de gravilla.
El gran recorrido de la costa puede enlazarse con el del interior pedaleando por esta comarca a través de varias rutas que circulan por carreteras locales sin mucho tráfico. En la que conduce de Villaviciosa a Nava, vale la pena detenerse a visitar las iglesias de San Juan de Camoca y de San Juan de Amandi.
Al llegar a Nava habrá que reservar tiempo para explorar su Museo de la Sidra y conocer mejor una de las tradiciones más representativas de Asturias.
Otra ruta de cicloturismo en la Comarca de la Sidra es la que arranca en Colunga, con sus casas palaciegas y casonas modernistas. Su Museo del Jurásico de Asturias (MUJA) o la extensa playa de la Griega, donde pueden verse huellas de dinosaurio a pie de litoral, harán las delicias de los amantes de la historia y la paleontología.
Este itinerario se dirige hacia Arriondas/Les Arriondes bordeando la Sierra del Sueve. En la ruta bien merece un alto el Centro de Interpretación de la Sierra del Sueve, en Gobiendes, donde también alquilan bicicletas. En la misma localidad destaca la iglesia de Santiago, un bonito ejemplo del prerrománico astur.
El interior de la comarca ofrece varios itinerarios para deslizarse pedaleando entre manzanos, verdes pastos y pequeñas aldeas con encanto como Ceceda/Cecea, en la ruta de montaña que lleva de Oviedo/Uviéu a Cangues d’Onís/Cangas de Onís.
Rutas para los entusiastas del cicloturismo en bici gravel
Los ciclistas de gravel disfrutarán con opciones como la Vuelta a Sariego o la Vuelta a Cabranes, ambas de dificultad moderada y con un recorrido mixto entre carretera y caminos de tierra perfecto para los ciclistas que buscan aventuras fuera del asfalto. Un itinerario más asequible para gravel se adentra en Bimenes desde Llangréu/Langreo. A su paso, el ciclista encontrará pequeños pueblos y aldeas envueltos en el verde de los prados.
En la experiencia de cicloturismo en la Comarca de la Sidra, la tradición rural se respira en cada rincón. Sus paisajes, con impresionantes bosques, montañas y ríos, ofrecen al ciclista un espectáculo único, especialmente en primavera, cuando los manzanos florecen.
Detenerse en alguna de las pequeñas sidrerías y restaurantes donde degustar alguno de los platos típicos de la gastronomía asturiana, acompañados de una botella de sidra, será la manera ideal de completar un viaje a esta comarca que tiene en la manzana una parte fundamental de su vida, sus fiestas y tradiciones.