Sus entrañas llevan la savia del mejor carbonífero asturiano. Fue territorio pionero en la profundización de los primeros pozos mineros de Asturias y, actualmente, aún lucen como gigantes de metal los castilletes de explotaciones históricas como Pumarabule, Mosquitera, Candín o Solvay, entre otros, que hoy componen la Ruta del Siero minero. Pero este concejo - con capital en La Pola Siero – no solo tiene por bandera el negro de la Hulla. Sus montes y valles verdes y fructíferos lo convierten en una gran despensa ecológica de ganado, de leche, de productos de la huerta, y de pomaradas, las que hacen que Siero sea el tercer municipio de Asturias con más llagares.
El ilustrado Jovellanos, con raíces familiares en Valdesoto, se inspiró en Siero para iniciar su periplo minero; miles de peregrinos dan sus últimos pasos en Siero antes de postrarse ante San Salvador en Oviedo/Uviéu y decenas de señoríos medievales se aglutinaron en este territorio, por la ubicación estratégica e importancia que tuvo para la Corona, y aún hoy perduran sus blasones y palacios, los mismos que el viajero avista en la Ruta de los Palacios Rurales…
Por si fuera poco, hay un Siero tradicional, festivo, afable y comunicativo que disfruta mostrando a propios y foráneos sus fiestas: la tarde-noche de Comadres, el mercado de los Huevos Pintos, la Romería del Carmín o les Carroces de Valdesoto…, o que vibra cada martes con su mercado semanal y con su mercado de ganado, que continúa siendo pionero y puntero en España.