Quién llega a Asturias sin haber estado en ella, sin haber leído o sin tener referencia alguna, percibe de inmediato dos sensaciones impactantes: un lugar con mucha historia y tradición, y unas gentes con singular y afable personalidad.
Hace más de mil años, en medio de altas cumbres de caliza, verdes montañas, frondosos bosques, caudalosos ríos, lagos, fuentes, cascadas, árboles frutales, brañas, inmensas praderías…surgió un reino que tuvo doce reyes, el primero Pelayo, del que guarda memoria de especial modo el Real Sitio de Cuadonga/Covadonga, en Cangas de Onís. El último Alfonso III, apodado El Magno, y en medio y durante casi ciento cincuenta años, mucha historia - batallas incluidas -, que sería decisiva en la evolución social y geográfica de la Península Ibérica y en lo que hoy es España. Asturias fue el primer reino cristiano de esta Península europea, y de aquel vetusto Reino quedan muchos vestigios - entre los más destacados el Arte Asturiano o Arte Prerrománico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO -, y también muchos recuerdos de la nobleza y del linaje que recorre las entrañas de esta tierra, que desde el siglo XIV es también el Principado más íntimamente ligado a la Monarquía española desde aquellos remotos tiempos hasta la actualidad.
Asturias no pierde su esencia, su identidad, la riqueza de su pasado, su inmenso legado histórico y prehistórico - tiene cinco cuevas prehistóricas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO -, y su acervo y tradición conviven en armonía con un presente dinámico, en un territorio en el que se puede disfrutar, entre otros muchos placeres, de una gastronomía única, con la fabada, los quesos y la sidra como elementos más diferenciadores en el contexto de la gastronomía española.
Dispuestos a la inmersión cultural y de tradiciones, Asturias es un mosaico de sensaciones, emociones y experiencias de todo tipo, siempre en un hábitat marcado por un clima templado y húmedo, de temperaturas dulces todo el año.
Volar como un águila en parapente sobre castros o necrópolis tumulares, nadar como una nutria descendiendo ríos llenos de oro, navegar como un salmón por los parajes que dieron origen al reino astur, surfear en playas con huellas jurásicas o navegar con un viento como el que llevó al mismísimo Cristóbal Colón a América... todo es posible en Asturias, incluso los sueños.
El vetusto reino, hoy Principado, lleno de sorpresas, de historias, de leyendas, de seres mitológicos, y de tradiciones acaricia la mente y la imaginación del viajero...
Una actualidad que cobra mucha fuerza en estos tiempos, cuando el actual rey Felipe VI, siendo Príncipe de Asturias y heredero de la corona española, contrajo matrimonio con una asturiana de Oviedo/Uviéu, Letizia Ortiz. Esta historia de amor vino a reforzar los profundos lazos de la Corona con el vetusto Principado, que previamente y en las últimas décadas del siglo XX unió aún más y de forma universal su nombre al de la Familia Real Española, a través de los que hoy son Premios Princesa de Asturias, y que nacieron como Premios Príncipe de Asturias. Unos galardones de reconocido prestigio que llevan el nombre de Asturias por todo el mundo.
De Catalina de Lancaster - primera princesa de Asturias - a Dª Letizia - primera princesa de Asturias nacida en Oviedo/Uviéu y primera reina de España asturiana - han transcurrido más de seis siglos de historia, y Asturias continúa siendo igual de pura, de natural, de fascinante. Contemplando sus paisajes impolutos, sus antiguos palacios, sus casas de indianos, los cascos históricos de sus villas y ciudades parece que el tiempo se haya detenido. Recorriendo el Camino de Santiago, podemos sentirnos como el primer monarca que lo hizo, un rey asturiano con la corte en Oviedo/Uviéu, coronado como Alfonso II y apodado el Casto.