Partimos de la frontera con Galicia, limitada de forma natural por la ría del Eo, Reserva de la Biosfera. Desde Figueras disfrutarás de una estampa para enmarcar: la belleza de la costa, la entrada y salida de las embarcaciones marineras, mercantiles y de recreo, las especies de flora y fauna protegidas, los cultivos de ostras, el puente sobre las aguas para comunicar Asturias con la comunidad vecina, y uno de los astilleros con más prestigio, donde, impulsados por la subida de las mareas, los barcos se alzan a navegar los mares.
La primera parada de esta ruta es Tapia, villa de tradición ballenera adentrada en el Cantábrico y donde los marinos se aproximan a tierra iluminados por el faro. Está ubicado en una isla a la que accederemos caminando desde el puerto y cruzando un espigón de unos cien metros. Inaugurado en 1859, este faro se sometió a dos ampliaciones, en 1922 y 1962, hasta constituirse como un cuerpo cuadrado con la torre de vigía adosada a la cara norte del edificio. Desde lo alto disfrutaremos de una espectacular vista de todo el litoral hasta la comunidad gallega. Muy cerca de aquí se encuentra la Percebosa, considerada por los tapiegos como una de las mejores rocas para la captura de percebes.
A escasos kilómetros (si conducimos por la costa podemos disfrutar de localidades como El Porto/Viavélez; otra opción es ir directamente por la autovía) llegamos al faro de San Agustín, en Ortigueira, en la margen occidental de la ría de Navia, también con espacios destinados a la construcción naval. Erigido en 1973, este faro se ubica en un entorno ajardinado al lado de la ermita de San Agustín y destaca por su silueta cilíndrica de ochenta y dos metros de altura y unas características rayas horizontales blancas y negras. Es un lugar idóneo para los amantes de la fotografía.
Si el reloj nos lo permite, merece la pena hacer un alto en la localidad de Puerto de Vega, Pueblo Ejemplar de Asturias en 1995, para disfrutar de su belleza y degustar sus pescados y mariscos. En este camino se encuentra la Reserva Natural Parcial de Barayo, una zona de acantilados, dunas y placas con especies botánicas de enorme interés. Ya en Luarca/Ḷḷuarca merece la pena sentarse a la mesa de uno de sus restaurantes en el puerto. Tras este descanso para reponer fuerzas, continuamos a pie la visita desde el muelle de la Villa Blanca de la Costa Verde hasta la atalaya. A trescientos metros del centro del pueblo, este conjunto se encuentra perfectamente integrado con el cementerio y los restos de la muralla defensiva del siglo XVI para protegerse de los ataques de franceses e ingleses. Este faro tiene una casa en su interior, y la torre se encuentra en la cara oeste. Escucharemos su sirena en un radio de diez millas.
En este punto avanzaremos en paralelo a una zona de especial interés y gran valor natural, por el Paisaje Protegido de la Costa Occidental entre Valdés y Cudillero. Con la tarde ya avanzada, la última parada del día es Cabo Busto, rodeado de acantilados verticales y preciosas playas y calas. Si las horas de luz lo permiten, podremos disfrutar de un fin de jornada perfecto: el sol escondiéndose en el mar Cantábrico. Aquí, en este faro de 1858, se cierra esta primera ruta.
