No es de extrañar que los otros dos grandes Caminos que, junto con el Primitivo, se discutían en la época la primacía de los itinerarios jacobeos, no tardaran en desarrollar ramales que los conectaran con la vía de peregrinación original.

El recorrido de la conexión del Camino de la Costa y el Camino Primitivo

El enlace, entre la vertiente asturiana del Camino de la Costa y el Camino Primitivo, parte de la aldea de Casquita, muy cerca de Villaviciosa, y se adentra entre las montañas en busca de Oviedo/Uviéu siguiendo dos posibles desvíos que confluyen en el alto de la Campa.

No hará falta decir que el enlace entre el Camino de la Costa y el Camino Primitivo discurre por el interior, atravesando orografías que no resultan complejas, pero sí algo más arduas que las que hasta ahora atravesaban los peregrinos que venían siguiendo la línea de costa. Tras dejar atrás Casquita y llegar a San Pedru de Ambás, se abren ante los romeros dos opciones.

La primera consiste en seguir el itinerario oficial, mientras que la segunda permite visitar el monasterio de Santa María la Mayor de Valdediós.

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Imagen del exterior del Monasterio e Iglesia de San Salvador de Vadediós en el concejo de Villaviciosa.

Sobra decir que esta opción es la más interesante. En primer lugar, porque el cenobio gozó de gran importancia en la Edad Media y presenta una hermosa factura románica definida por la austeridad de la que siempre hizo gala la orden cisterciense, pero también porque junto a él se encuentra la iglesia prerrománica de San Salvador de Valdediós, apodada el Conventín, precisamente, por su proximidad al gran convento. Se cree que fue levantada en tiempos del rey Alfonso III, y sabemos que a su consagración asistieron siete obispos, lo que da buena cuenta de su relevancia.

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Imagen de una plaza con gente en terrazas tomando algo en La Pola Siero.

Se trata de uno de los edificios más emblemáticos del Arte Asturiano, y destacan en él, además de la ligereza de sus proporciones, sus trabajadas celosías y unas pinturas murales que aún permiten hacerse una idea del esplendor del que pudo gozar este pequeño templo en sus mejores épocas.

Ambos itinerarios, el oficial y el de Valdediós, vuelven a encontrarse en el alto de la Campa. Desde allí, los peregrinos deben dirigirse a Vega de Sariego para continuar después hasta La Pola Siero por una ruta alternativa al tráfico rodado que les llevará por El Castru, Aveno, la ermita de la Virgen de Bienvenida y el puente de Recuna.

La Pola Siero es una de las poblaciones más vivas y bulliciosas de Asturias. Cuenta con una gran tradición gastronómica, y en su calendario figuran fiestas que se encuentran entre las más frecuentadas de toda la comunidad autónoma. Desde allí, sólo restará atravesar El Berrón, Fonciello, el palacio de Meres, San Pedro de Granda, Colloto/Cualloto y el barrio de Cerdeño para desembocar en Oviedo/Uviéu y, ante las puertas de la catedral, comenzar a seguir las sendas del Camino Primitivo.

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Mapa de l recorrido y etapas de la conexión del Camino de la Costa y el Camino Primitivo.

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Entre dos Caminos

El peso de Oviedo/Uviéu en las peregrinaciones jacobeas fue muy importante desde los inicios mismos del Camino. No era para menos. Además de ser el lugar donde tuvo su trono el rey que descubrió el sepulcro del apóstol y ordenó levantar sobre él lo que fue el primer antecedente de la actual basílica compostelana, se custodiaban en su Cámara Santa importantes reliquias, que quedaron al descubierto en la segunda mitad del siglo XI.

Se custodiaban éstas dentro de una caja de roble, la llamada Arca Santa, que había llegado a Oviedo/Uviéu en el siglo IX tras un largo periplo que se inició en Jerusalén, alrededor del año 614, y concluyó en los dominios de Alfonso II tras pasar por Cartagena, Sevilla, Toledo y el Monsacro. Muchos años después, en 1075, cuando Alfonso VI visitó la vieja capital asturiana, se desveló su misterio.

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Imagen de la Caja de las Ágatas en primer plano en el interior de la Cámara Santa.

Acompañaba al monarca una comitiva en la que, según la leyenda, se encontraba el mismísimo Cid Campeador, y aprovechando su presencia en la antigua corte se celebró una solemne ceremonia por la que el Arca quedó abierta y su contenido expuesto ante los ojos de la cristiandad entera.

Se encontraron allí, siempre según las fuentes de la época, huesos de diversos santos, restos del sudario de Jesús -el hoy conocido como Santo Sudario-, espinas de su corona, una sandalia de San Pedro, leche de la Virgen... Todo un arsenal que reforzó la reputación de Oviedo/Uviéu, que había decaído al perder su condición de sede regia, e hizo que se instalara de nuevo en las preferencias de cuantos romeros se planteaban abandonar sus hogares para encaminarse hacia la tumba de Santiago.