Posiblemente a través de esta cueva se accedía al sector oriental de la cueva de Tito Bustillo, pero un derrumbe ocurrido hace miles de años dificultó la conexión entre ambas.
Destaca por el tamaño considerable de su sala principal donde el techo alcanza los 40 metros de altura, hoy perforado por un boquete natural que permite el paso de la luz diurna. Las formaciones estalactíticas, estalagmíticas, columnas o coladas, componen un paisaje singular. Por su belleza y espectacularidad, incrementada por el señalado lucernario, fue conocida la caverna desde antiguo y también explorada arqueológicamente en época temprana. Las excavaciones realizadas en la Cuevona a finales del siglo XIX se cuentan entre las primeras de su naturaleza realizadas en la Región Cantábrica.