Las primeras referencias documentales al lugar aparecen datadas en el siglo XVI, aludiendo a su pertenencia a una abadía del siglo XI de Cervera de Pisuerga; aunque en la actualidad no quedan más que unas ruinas entre árboles, el lugar tiene sin duda un gran encanto.
Las actuales ruinas son de un templo del siglo XIII de estilo cisterciense. La puerta de entrada se abre en un muro opuesto a la cabecera y es también apuntada. Adosado a este muro, en el exterior a la derecha, queda lo que parece ser un horno. Dentro del perímetro de la nave se puede ver un sepulcro de piedra cuya lápida aparece tirada fuera.
Una imagen románica de la Virgen de Tina, que permaneció en la iglesia estando ya en ruinas y fue resguardada durante la Guerra Civil en las dependencias del faro de San Emeterio, se conserva en la iglesia parroquial de San Roque (Pimiango). Se trata de una talla de madera del siglo XII de la Virgen entronizada con Niño en el regazo.
A Santa María de Tina se accede por una pista peatonal que parte de las inmediaciones de la capilla de San Emeterio, cerca de las Cuevas del Pindal.