El alojamiento se distribuye en dos plantas, a las que se suma un nivel inferior con acceso directo al jardín. Todas las alturas están comunicadas mediante una escalera interior de madera, y cada planta cuenta con un corredor o terraza al estilo tradicional asturiano.
En el exterior, el visitante puede disfrutar de un extenso jardín de unos 900 m² equipado con barbacoa, mesas, tumbonas y hamacas, perfecto para relajarse al aire libre. Justo al lado de la casa pasa un río donde es posible bañarse en los meses más cálidos. Además, la finca incluye un pequeño recinto con animales domésticos, entre los que destacan unas encantadoras cabras enanas que suelen hacer las delicias de los más pequeños.