Oscos-Eo

- Título Municipios que lo forman Castropol, San Martín de Oscos, San Tirso de Abres, Santa Eulalia de Oscos, Taramundi, Vegadeo, Villanueva de Oscos
- Sitio Web Sitio Web: https://www.oscos-eo.net
Oscos-Eo
Oscos-Eo alberga la única Reserva de la Biosfera asturiana que mira al mar. En este extremo occidental se reúnen el mayor estuario de Asturias, montes de vocación forestal, ríos cristalinos y cascadas escondidas. Todo ello convive con villas marineras de aire ilustrado, como Castropol o Figueras, que se reflejan en la ría del Eo y se asoman al Cantábrico. En Vegadeo, umbral de la ría, comienza un territorio interior de costumbres ribereñas y ganaderas. Más adentro, en los Oscos, las aldeas parecen detenidas en un tiempo de ferrerías e ingenios hidráulicos, con el rumor constante del agua y el golpe de batanes y yunques. Taramundi, con su paisaje de lomas y bosques moldeados por el agua, conserva una forma de vida donde la artesanía es ley de vida.
Patrimonio natural y cultural de Oscos-Eo
La condición fronteriza de esta tierra da lugar a una identidad plural y honda en la que patrimonio y paisaje no son mundos separados, sino piezas de un mismo puzzle.
La ría del Eo
La ría del Eo es una extensa desembocadura que se abre paso entre Asturias y Galicia. Se trata del mayor estuario asturiano, con 16 km de longitud y 14 km² de superficie, donde la mezcla de aguas dulces y saladas crea hábitats fértiles y diversos. En bajamar, el fango bulle con microorganismos y moluscos; un festín para miles de aves migratorias que hacen aquí escala invernal. A marea llena, también se dejan ver nutrias, delfines mulares o marsopas, y peces migradores como la lamprea, el sábalo, el salmón y la anguila. No es casual, por tanto, que este humedal esté amparado por las principales figuras de protección ecológica, ni que desde 2007 se integre en la Reserva de la Biosfera Río Eo, Oscos y Terras de Burón.
Las mareas dan forma a orillas y ensenadas, y marcan también el ritmo de los oficios del mar: el marisqueo de almejas, berberechos o navajas; la pesca artesanal de lubinas, sargos o salmonetes, y el cultivo de ostras en bateas y parques intermareales. El Eo es, sin duda, el eje que vertebra la vida humana en gran parte de la comarca. Su cauce, de casi 100 km de longitud, discurre en su mayor parte por Lugo y entra en Asturias por San Tirso de Abres, un concejo rico en truchas y salmones, en bosques de galería y vegas fértiles. Aguas abajo, en la cola de la ría, está Vegadeo, tierra de abundante actividad comercial y ganadera que se ve favorecida por su condición de ribera fluvial. Castropol, por su parte, se alza señorial sobre la zona norte de la ría, con sus calles empedradas y un aire de hidalguía que no renuncia a la tradición marinera ni a las aficiones náuticas. Antaño cobijó astilleros de ribera como los existentes en la ensenada de Linera, surcada entonces por gabarras, pataches y pinazas. Más al norte del concejo, lindando con el mar Cantábrico, está Figueras, villa de pescadores con larga tradición en la construcción de embarcaciones. Los Astilleros Gondán suman más de un siglo de historia y han botado más de 500 barcos rumbo a puertos de todo el mundo. Figueras se une a Ribadeo por el puente de los Santos (600 m.). Ambas localidades tuvieron su esplendor naval entre los siglos XV y XVIII, cuando las maderas y herrajes de los Oscos abastecían los mercados de media España y ultramar.
Los Oscos y Taramundi: madera, hierro y artesanía
Los Oscos -Santa Eulalia, San Martín y Villanueva- forman un triángulo de identidad común donde la naturaleza se despliega en plenitud: corzos, jabalíes, zorros y aves de mil tipos alegran los bosques. Mientras carbayeras, alisedas y acebales tejen un tapiz vegetal que justifica su inclusión en la red mundial de Reservas de la Biosfera. Las aldeas, con sus hórreos centenarios y los tejados de pizarra tan característicos de la zona, salpican un paisaje de valles y sierras como la de La Bobia, que con sus torrentes alimenta los ríos cristalinos del entorno. Un par de siglos atrás, esas aguas, junto a la leña de los bosques, impulsaron los martillos hidráulicos de las ferrerías. En Santa Eulalia, el Conjunto Etnográfico de Mazonovo preserva un mazo del siglo XVIII que sigue golpeando el hierro. El ferreiro trabaja a la vista del visitante y, si nos animamos, podemos forjar nuestro propio clavo. En el concejo de Villanueva, la antigua Ferrería Mayor de Santa Eufemia ha renacido como taller que une forja y macramé, con piezas artesanales, visitas y talleres.
Al igual que en los Oscos, en Taramundi abundan las caserías de piedra y también el hierro ha marcado su historia. Ya desde antiguo se aprovechaban los recursos férricos de la zona, como muestran los restos hallados en el castro de Os Castros y en la cercana fragua romana de A Veiga de Escouredo. En el XVIII, el triángulo virtuoso de hierro, agua y bosque impulsó toda una industria rural con mazos y fraguas a cada paso. Aunque los ferreiros fabricaban herramientas de todo tipo, se fueron especializando en navajas y cuchillos en los más de cien talleres que llegaron a contarse en el municipio. Hoy, la cuchillería sigue siendo seña de identidad del concejo, y el Museo de la Cuchillería custodia esta tradición con piezas e historias de siete generaciones de navalleiros. Desde 2005 el municipio es Zona de Interés Artesanal, poniendo más en valor si cabe sus famosas navajas de hoja estrecha y mango de boj o brezo, con sus clásicos dibujos geométricos. También en 2005 fue declarado Bien de Interés Cultural el Conjunto Etnográfico de Os Teixóis, uno de los puntos cardinales del mundo rural asturiano. Aquí podremos vivir en primera persona cómo nuestros antepasados domaban los arroyos para forjar hierro, moler grano, abatanar telas o afilar herramientas. Más que un conjunto etnográfico es una máquina del tiempo.
Rutas y actividades al aire libre
El viajero que llega a Oscos-Eo pronto descubre que esta tierra se disfruta sin prisas. El senderismo está garantizado, lo mismo que el cicloturismo por carreteras secundarias o la BTT por pistas forestales. No faltan las actividades acuáticas en la ría: el baño y el surf, o el descenso en canoa.
La Costa del Eo
La senda costera Castropol-Figueras regala vistas al estuario, restos de carpintería de ribera y de antiguos molinos de marea como el de das Acías. El entorno de la villa de Figueras esconde playas como San Román, una cala a la que solo se accede con la bajamar, o Arnao, arenal de aguas tranquilas para el baño. De aquí parte la senda costera que nos lleva a Tapia de Casariego en poco más de 10 kilómetros. De camino, está la playa de Penarronda, declarada Monumento Natural. Una de las más bonitas del occidente asturiano, con dunas protegidas y gran afluencia de surfistas.
Mientras las olas van y vienen, también lo hacen los peregrinos. Aquí el Camino de la Costa vive su última etapa asturiana. Desde Tol se puede seguir hacia Figueras y cruzar el Puente de los Santos, o desviarse a Castropol para tomar la lancha de pasaje en verano. Existe además una tercera opción, el camino histórico por Vegadeo, que antiguamente evitaba el peligro del estuario y entraba en Galicia por el puente de Fornacho. Aunque cayó en desuso tras abrirse el Puente de los Santos en 1987, hoy vuelve a atraer a quienes buscan naturaleza y paisajes rurales.
Rutas en naturaleza
La red de senderos en la comarca es amplia y variada, permitiendo a cada visitante elegir su propia aventura. En Vegadeo, la senda de los Doce Puentes recorre pasarelas junto a los ríos Monjardín y Suaró, mientras la senda de la ría del Eo nos regala miradores al estuario y un área recreativa perfecta para el descanso y la observación de aves. En este mismo entorno, la ruta del Estraperlo bordea el río entre embarcaderos, el Palacio del Pividal, del siglo XVII, y las ruinas de un viejo mesón en la Sela de Murias - antaño lugar de descanso de peregrinos y arrieros -.
Para los que buscan cascadas, aquí no falta espectáculo: la de Morlongo en Villanueva, la Ruta de A Seimeira en Santa Eulalia -con pueblo deshabitado, bosque misterioso y un salto de 30 metros-, o la cascada del Cioyo, en Castropol, rincón casi mitológico perfecto para una excursión en familia.
El pasado industrial también tiene su camino: la ruta del Ferrocarril en San Tirso de Abres, con túneles escavados en roca y pasarelas que siguen las huellas de un viejo tren minero: 13 km (ida y vuelta), fáciles para familias y bicicletas. Para los amantes del mundo rural: la ruta de Mon, circular y de unos 15 km, parte de Revoqueira, cerca de San Martín, y alcanza la aldea de Mon y su palacio del XVIII. Otro largo paseo circular es la ruta del Agua, en Taramundi. Recorre el corazón etnográfico de la comarca, partiendo del Museo de los Molinos de Mazonovo y dejando atrás Os Teixóis y el Museo Etnográfico de Esquíos. La senda nos recuerda a cada paso que el agua fue el gran motor del mundo rural. Los senderistas más curtidos pueden optar por la evocadora Ruta del Silencio, que se inicia en San Cristóbal (Villanueva), recorre pueblos abandonados, bosques espesos y alcanza dos cascadas gigantes: la de Celón (50 m) y la de Picón (60 m).
Y para quienes prefieran pedalear, el cicloturismo en Oscos-Eo es una invitación a descubrir paisajes soñados y patrimonio rural a raudales. Desde rutas exigentes como la vuelta a Oscos o la subida a Bousoño, hasta opciones familiares como la vía verde del Eo. Hay alternativas para todos, las puedes descubrir en este enlace.
Consejos para disfrutar de Oscos-Eo
Llegar hasta la comarca resulta sencillo: desde Oviedo/Uviéu o Gijón/Xixón basta con tomar la autovía del Cantábrico y desviarse hacia Vegadeo. Ya estamos en el epicentro de un territorio de vida tranquila, donde cada estación tiene su magia: primavera y otoño estallan de vida los bosques y cascadas; el verano invita a rutas costeras, baños en pozas fluviales y turismo náutico; el invierno, entre nieblas, se presta al recogimiento frente a una buena chimenea. El mundo parece detenerse y resuena con más nitidez “la fala” (oficialmente, eo-naviego), el habla de las conversaciones cotidianas y de la toponimia: Castripol, Siares, As Figueiras o Santalla d'Ozcos.
A Veiga/Vegadeo es el centro comercial de la comarca con recinto ferial moderno, imponente casa consistorial del XIX, quiosco modernista y las esculturas multicolor de la vaca Silvallana y su “xatín”. En la biblioteca pública podemos admirar una réplica de la Estela de Nicer, pieza clave de la arqueología asturiana.
Los tres concejos de Los Oscos fueron nombrados Pueblo Ejemplar(se abre en una pestaña nueva) en 2016, y razones sobran: en San Martín, el Palacio de Mon y la casona de los Guzmán evocan linajes ilustres que marcaron el devenir de la comarca; por su parte, la Casa del Marco es un museo etnográfico que conserva la esencia de la vida campesina. En Vilanova, el monasterio de Santa María, fundado en el siglo XII, es sede del Vía Crucis viviente, declarado Fiesta de Interés Turístico del Principado de Asturias. También acoge la Festa dos Frailes, a principios de agosto: evento colectivo que combina música, arte y patrimonio. En Santa Eufemia, el Ecomuseo del Pan permite recorrer el ciclo de este esencial alimento desde la siembra al horno de leña. En el municipio de Santa Eulalia, concretamente en Ferreirela de Baxo, es visita obligada la Casa Natal del Marqués de Sargadelos, ilustrado que fundó una de las primeras fábricas de loza y hierro colado de España. En este mismo entorno, nada como la playa fluvial de Ferreira: piscina natural en un gran remanso del río Agüeira, perfecta para un chapuzón, remar en canoa o dejar pasar el tiempo a la sombra de los alisos.
San Tirso de Abres, el concejo más pequeño de Asturias (Pueblo Ejemplar en 2011), se abre al Eo con paseos fluviales, áreas recreativas y rincones como Xesteira, zona frecuentada por pescadores de trucha y salmón, con tramos del río aptos para el disfrute en kayak. En El Llano, capital del concejo, la iglesia de San Salvador y la capilla de San Juan conviven con casonas y una amplia área recreativa en plena naturaleza, cobijada por alisos y árboles de ribera.
La villa de Taramundi es una pintoresca localidad de media montaña que guarda rincones como la Plaza del Poyo, la iglesia de San Martín (siglo XVIII), con su torre y retablos barroco y neoclásico, o la Plaza Manuel Lombardero. En lo alto del pueblo está la Casa Rectoral, que en 1986 se convirtió en el primer hotel rural de España. Hay muchas cosas que hacer en Taramundi, consulta este enlace.
Ya en la costa, Castropol (Pueblo Ejemplar 1997 y Bien de Interés Cultural desde 2004) se alza sobre un loma que parece navegar en la ría, con su poderío decimonónico de palacios, casonas, jardines y miradores. Fue astillero de galeras para la Armada Invencible y patria de Fernando Villaamil, inventor del destructor (buque de guerra). Cada Corpus Christi, las calles de su casco histórico se cubren con sus célebres alfombras florales (Fiesta de Interés Turístico del Principado de Asturias).
La villa de Figueras comparte con Castropol la afición a clubes naúticos de remo olímpico, traineras o velas latinas. También despliega su alma marinera en torno a un puerto donde conviven la pesca y los astilleros. El encanto de la villa se completa con su Torre del Reloj y la elegancia del Palacete Peñalba, emblema modernista de la localidad ideado por un discípulo de Gaudí.
Hoy este palacete es un alojamiento exclusivo, aunque las casas y apartamentos rurales de piedra y pizarra de la comarca no le van a la zaga, , con chimeneas de buena leña y en plena armonía con el paisaje. Aquí se apuesta por calidad, sostenibilidad… y una mesa de lujo que se nutre de este bodegón sin par: fabes, caldo de grelos, formigos (migas), botelos, chorizos y roxois(chicharrones); truchas, salmones, lubinas o sargos del Eo, cereixolos (frixuelos propios de Carnaval), requesón y quesos de Taramundi y los Oscos.
No nos olvidamos de las ostras de Castropol, ni de su popular festival gastronómico “Somos la ostra(se abre en una pestaña nueva)”, celebrado en el puente de mayo. Y aprovechamos para insistir en la idea de que la comarca Oscos-EO es como este molusco. Podemos saborearlo de un bocado, disfrutando al instante de toda su frescura y matices, o reposarlo en la memoria como perla brillante del recuerdo.
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Qué ver
- Las 10 mejores cosas que ver y hacer en la Comarca Oscos Eo
- Pueblos marineros de Castropol y As Figueras.
- A Seimeira y Conjunto Etnográfico de Mazonovo en Santa Eulalia de Oscos
- Monasterio y Ecomuseo del Pan en Villanueva de Oscos.
- Palacio de Mon en San Martín de Oscos.
- Mazo de Meredo en Vegadeo.
- Conjunto Etnográfico de Os Teixóis y Museo de la Cuchillería y del Telar en Taramundi.
- Pueblos del Camino de Santiago y Senda del Eo en San Tirso de Abres.