Oviedo al Embalse de Valdemurio

Oviedo/Uviéu - Embalse de Valdemurio 60

Esta excursión de cicloturismo es lineal, con inicio y fin en distinto punto (aunque se puede hacer circular cambiando el punto de salida/llegada).

El recorrido transcurre casi totalmente por vías verdes. La mitad del recorrido es por asfalto y la otra mitad por pista, lo que la hace apta para todo tipo de bicicletas. Bonita ruta, muy tranquila, un poco larga si no coges a menudo la bicicleta, pero fácil si estás acostumbrado a andar un poco en ella. No tiene grandes desniveles.

Un camino fácil y tranquilo siguiendo los valles de los ríos Nalón y Trubia. Muy buena para pedalear tranquilamente en un ambiente de naturaleza.

Sobre esta ruta se pueden realizar múltiples variantes, al coincidir el recorrido a la ida y a la vuelta. Por ello, se podría hacer circular saliendo y llegando a Oviedo (alargando la ruta), o saliendo y llegando a Trubia (acortando la ruta). Otra variante sería tomar otros de los recorridos de la Senda del Oso. Esta senda tiene forma de y griega. Comienza en el área recreativa de Tuñón (Santo Adriano), con un tramo común de 10 km, que atraviesa el Concejo de Proaza, para posteriormente bifurcarse en dos valles diferentes, el Valle de Quirós cuyo final es Santa Marina y el Valle de Teverga con final en Entrago.

Se sale de Oviedo por el Parque de Invierno, cogiendo la vía verde en dirección a Las Caldas; desde aquí se sigue una carretera que transcurre al lado del río Nalón, señalizada como senda ciclista (Fuso-Tuñón), casi sin tráfico. Una vez en Trubia se coge una carretera que sigue el río Trubia también indicada como senda ciclista (Fuso-Tuñón). En el área recreativa de Tuñón se enlaza con la famosa Senda del oso.

La Senda del Oso o también conocida como Ruta del Oso, ocupa la antigua plataforma de un ferrocarril minero, que unía Teverga y Quirós con Trubia (40 km.) y que dejo de funcionar a mediados del S. XX, siendo reconvertida parcialmente (unos 25 kms) a mediados de los 90 en pista cicloturista y senderista. Es una senda en una zona con gran atractivo natural y paisajístico, con frondosos bosques, el río discurriendo a nuestro lado, espectaculares vistas.

Al poco de comenzar la senda, en las cercanías de Villanueva se puede visitar el cercado osero con una extensión de 5 ha: en él viven las osas Paca y Tola,  que en su día fueron requisadas a los malvados cazadores furtivos, y el oso Furaco. Un buen momento par a verlas es sobre las 12 es la hora, ya que los cuidadores les dan la comida en un recinto cercano a la senda.

Continúa la senda y en Proaza, se pueden contemplar varias construcciones interesantes como la Torre del Campo, Palacio de los González Tuñón o del Campo de época barroca, Palacio de los González Tuñón (s. XVIII) y Torre medieval del Campo (s. XV). Más adelante, en Caranga de Abajo la senda se bifurca en sus dos vertientes: hacia San Martín (Teverga) y, la que hoy nos toca, hacia Santa Marina (Quirós) pasando por el embalse de Valdemurio. Tomando este ramal y casi al final de la senda se llega al embalse de Valdemurio donde se puede se va a parar para comer y pasar un rato.

El embalse de Valdemurio, también llamado Embalse de Quirós, es apto para la práctica de deportes náuticos (por ejemplo, piragüismo) y la pesca. En sus orillas y alrededores se pueden disfrutar de múltiples actividades como rutas de senderismos o cicloturismo y descansar en sus áreas recreativas. Comentar que el embalse está enclavado en pleno Parque Natural de Las Ubiñas - La Mesa, que se abastece principalmente de dos ríos, el Quirós y el Teverga.

Del primero lo hace directamente, y del segundo lo hace a través de una conducción excavada bajo la montaña de unos cuatro kilómetros y que comienza en el Azud de Oliz. Para realizar el camino de vuelta, simplemente hay que volver por donde se vino. En esta excursión, la llegada es la localidad de Trubia, que cuenta con estación de tren.

Trubia es conocida por albergar la Real Fábrica de Armas de Trubia. Fundada en 1794, y aún activa, constituye uno de los testimonios más interesantes del Patrimonio de la industrialización en España. Debido a la economía que generaba la fábrica, Trubia era un pueblo muy distinto de los del resto de España, pues en pleno siglo XIX, contaba con Teatro, Casino, Escuela de idiomas, Coral polifónica y Banda de Música.