Sidraturismo es una palabra que cobra todo su significado en los concejos de la Comarca de la Sidra, sobremanera en Villaviciosa y Nava, capitales de la sidra y la manzana. Junto a ellos, Cabranes, Bimenes, Colunga y Sariego. En Villaviciosa, y entre otras cosas, hay arte prerrománico y románico en abundancia, además de rutas y del Camino de Santiago, que cruza el concejo. Tiene una preciosa ría, donde es un gustazo ver ponerse el sol desde el Puntal o en la playa de Bonhome.

También conocer la historia del azabache, buscar molinos junto al río Profundu o, inclusive, perderse un rato por Sietes, con un gran número de hórreos y paneras de interés. También hay que caleyar la Villa.

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Imprescindible perderse por las callejas del puerto de Tazones, pura marinería.

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Tazones (Villaviciosa)

Tazones (Villaviciosa).

En el otro concejo sidrero, Nava, los amantes de la naturaleza tienen lugares tan pintorescos como La Praera, o pueblos como Piloñeta o Grátila, así como les foces del río Pendón y el sendero del Remediu. Los más llambiones deben acercarse hasta Cabranes, donde tiene lugar el Festival del Arroz con Leche, de sobrada fama en toda la región, y de paso, y si se tercia, visitar pueblinos como Santolaya, su capital, o Torazu. El Museo de la Escuela Rural, en Viñón, merece sin duda otra visita.

Pueblinos guapos y buen paisaje también hay en Sariego y en Bimenes. En el primero están la iglesia de Santa María y la capilla de San Pedrín, junto a la cueva, sin olvidar la ruta de las cercanías del cielo. En Bimenes, los que gusten del buen embutido se van a encontrar un importante número de empresas chacineras tradicionales. Y los amantes de la radio tienen aquí una visita obligada a la Casa de las Radios.

Torazu (Cabranes)

Torazu (Cabranes).

Llastres (Colunga)

Llastres (Colunga).

Colunga, como toda la zona costera ya desde Villaviciosa, es todo un yacimiento natural de icnitas (huellas de dinosaurio); no en vano se encuentra en la rasa de San Telmo, muy cerca del puerto de Llastres, el Museo del Jurásico de Asturias. Tan guapo es Colunga junto al mar como en el valle y la montaña. Además de sus estupendas playas también merece la pena conocer pueblos como Güerres, Lloroñi, Llue, Lliberdón y Gobiendes. Y si se es amante de los faros, imprescindible visitar el de Lluces.

Faro de Lluces (Colunga)

Faro de Lluces (Colunga).

Caravia, Ribadesella, Llanes y Ribadedeva no sólo enamoran por compartir el mar, también por tener un interior rico en valles, montañas y bosque. En el caso del primero, es fácil quedarse prendado con playas como el Arenal de Morís y La Espasa.

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Luego, mirando a la montaña, poseen también otra joya, la sierra del Sueve, compartida con varios concejos y que corona el Picu Pienzu. Sin olvidar el mirador del Fitu.

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Mirador del Fitu (Parres)

Mirador del Fitu (Parres).

Ribadesella/Ribeseya

Ribadesella/Ribeseya.

En cuanto a la historia de los indianos, a través de su legado arquitectónico, ésta se muestra por todo el Oriente. Ribadesella y Llanes son dos claros ejemplos. En el caso de Ribadesella/Ribeseya se puede admirar, por ejemplo, el paseo de la playa de Santa Marina, sin olvidar su casco histórico y lugares como la lonja e, inclusive, el puerto. Obligada es, en Ribadesella, la visita a las cuevas de Tito Bustillo, o a pueblos con tanto encanto como Cueves.

Cueves (Ribadesella)

Cueves (Ribadesella).

Llanes mantiene la línea de belleza del resto del oriente astur. Tanto en lo que se refiere a la inmensa riqueza en cuanto a playas y calas como en paisaje de interior. Ya sólo empezando por la villa marinera, que seduce al primer golpe de vista, y con todo su casco antiguo, pasando por pueblos y lugares peculiares como los bufones de Pría y los de Vidiago; el cementerio sobre la ría entre Barru y Niembru, o pueblinos como Porrúa, Cue, Andrín, Po, Nueva, Rinsena, El Mazucu, Vidiago, Buelna, Valmori, Niembru y Pendueles.

Llanes

Llanes.

En Ribadedeva es bien conocida la historia de los zapateros de Pimiango. La ermita de San Emeterio y las ruinas del monasterio de Tina son visita imprescindible.

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Colombres, su capital, es también un homenaje a los indianos, pues son numerosas las casonas y palacios que los recuerdan.

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Colombres (Ribadedeva)

Colombres (Ribadedeva).

El más importante es "La Quinta Guadalupe", que alberga desde hace años el Archivo de Indianos y el Museo de la Emigración. Y, llegados a Alles, capital de la Peñamellera Alta, imprescindible ver su impresionante iglesia de San Pedro, en el centro del pueblo, y los restos rehabilitados de la antigua iglesia de San Pedro de Plecín, que están en un rincón mágico. En Trescares se encuentra el hermoso puente La Vidre, mientras que una carretera guapa y sinuosa, con vistas espectaculares, es la que lleva al pueblo de Oceño, donde también se puede comprar queso de Cabrales. Peñamellera Baja, cuya capital es Panes, tiene monumentos naturales como la Sauceda de Buelles, pueblos tan peculiares como Cuñaba y monumentos como la iglesia de San Juan de Ciliergo. En la agenda hay que apuntar también una visita a la cueva de la Loja, con su muestra de arte paleolítico.

Pico Peñamellera (Peñamellera Baja)

Pico Peñamellera (Peñamellera Baja).