Etapa 5: Pola de Allande - Berducedo

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Etapa 5: Pola de Allande - Berducedo 17.4 Kms

Etapa de 17,41 km que discurre íntegramente por el concejo de Allande.

Es un recorrido corto pero intenso, en el que se salva la subida al alto del Palo, para iniciar a continuación, tras un brusco descenso inicial, el camino hasta la localidad de Berducedo ya de manera más relajada.

La subida al Palo supone salvar, en los ocho kilómetros que median entre este hito y Pola de Allande, un desnivel de unos 600 metros de altitud, realizándose esta ascensión por un paisaje sorprendente, que permite adentrarse al poco de dejar atrás la capital allandesa en un marco completamente natural, en el que la frondosa vegetación, los cursos de agua y una senda flanqueada en ocasiones por espléndidos muros de cierre realizados a base de piedra en seco (que, en ocasiones, sirven para contener pedreros que parecen precipitarse sobre el propio Camino de Santiago) contribuyen a configurar uno de los recorridos más hermosos de las rutas jacobeas asturianas, desde luego muy diferente al paisaje de la alternativa existente para salvar el alto del Palo, el Camino de los Hospitales.

Esta etapa es sumamente natural y ello tiene su correspondencia en el propio firme de la ruta, que en su abrumadora mayoría discurre por pistas de tierra y grava, siendo muy escaso (no llega a los tres kilómetros) el ámbito que discurre por asfalto u hormigón.  En cuanto al patrimonio cultural, una vez dejada atrás Pola de Allande, el camino discurre por un entorno netamente natural, en el que apenas unas pocas caserías aisladas jalonarán el Camino de Santiago hasta sobrepasar el alto del Palo. Después de esta cima, se inicia un recorrido más suave en el que se sucederán las pequeñas poblaciones de Montefurado, Lago y Berducedo, en las que hay numerosos ejemplos de la arquitectura típica de la zona, de sólidas estructuras, compacta y con cubiertas de pizarra, destacando elementos como la capilla de Montefurado, o las iglesias de Lago y Berducedo, flanqueadas en ambos casos por tejos centenarios.

Este tramo tan intrincado de la ruta jacobea contó desde época medieval con una tupida red de puntos de asistencia al peregrino, destacando entre ellos los hospitales existentes en Montefurado (del que aún se conserva la capilla), Lago y Berducedo.