Javier toca los pescados con sabores y preparados orientales logrando así un resultado muy interesante: la dorada, wok de arroz venere, frutas secas y su crema, es una buena muestra de ello.
Entre las carnes destaca un cochinillo muy delicado en la boca, cocinado a baja temperatura, o un más consistente entrecot de buey y patata rellena de Peral. Su selva negra, bizcocho, ganache de chocolate, panacota de kirsch y helado de cereza, especialidad de la casa, es la culminación a una gran comida.
Una decoración sencilla, piedra, ladrillo y la madera de sus vigas, dan lugar a un ambiente rústico y cálido.